Según el Foro Económico Mundial, el 50% de todos los empleos tendrán que volver a capacitarse a 2025 por los avances tecnológicos y para eso se necesitarán nuevos liderazgos y equipos más diversos.
A pesar de los esfuerzos e iniciativas por aumentar la participación de las mujeres en la industria tecnológica, la presencia femenina en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), aún es baja. Según datos de Naciones Unidas, sólo tres de cada diez mujeres se dedican a estas áreas.
Si bien el talento que hay en Chile también responde a esa escasez, en el último periodo hemos visto un pequeño cambio. El Ministerio de Educación informó de un crecimiento en la representación de mujeres seleccionadas en carreras STEM, pasando de un 27,2% en 2024, a un 30,2%, en 2025.
Este es un buen punto de partida, pero para sacarle el máximo provecho se requiere una mirada crítica de cómo funciona la educación, qué significa una o un profesional en un mundo en el que los avances tecnológicos marcan la pauta; y una coordinación entre el ecosistema público y el privado, con un fin común: disminuir la brecha de género en la educación superior y en las organizaciones.
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Sin duda uno de los focos debe estar en proporcionar espacios que promuevan el desarrollo de más mujeres en el sector tecnológico, empoderándolas y acercándolas a las oportunidades emergentes. Por ejemplo, si bien hoy sólo una de cada cinco profesionales en la inteligencia artificial (22%) es mujer, esta tecnología -con su rápido y transversal crecimiento en todos los ámbitos de la vida e industrias- está redefiniendo las habilidades que requerirán las personas. Según el Foro Económico Mundial, el 50% de todos los empleos tendrán que volver a capacitarse a 2025 por los avances tecnológicos y para eso se necesitarán nuevos liderazgos y equipos más diversos, donde las mujeres forman parte importante de esa diversidad.
Estamos junto en la cresta de la ola de este nuevo estadio tecnológico, por lo que deberíamos detenernos por un momento (no muy largo) y analizar la forma en cómo desde el sector público, la academia, pero, sobre todo los que estamos en el mundo corporativo, podemos activar iniciativas para mejorar las cifras de participación femenina en la tecnología y ciencia, para que ojalá en el corto plazo, tengamos más mujeres en un rubro tradicionalmente masculino.
*El autor es CEO de NTT DATA Chile
