Para Komal Dadlani, Latinoamérica no puede quedarse atrás en el fortalecimiento de liderazgos con perspectiva de género inclusivos y no binarios.
La constante aparición de nuevas tecnologías e innovación deja más que nunca en evidencia la necesidad de talento humano y líderes capaces de incorporar estos avances para llevarlos a las personas a través de distintos productos y soluciones. Pero ¿qué pasa si esos liderazgos están monopolizados por hombres, como ocurría hasta hace pocas décadas?
La respuesta es obvia, y tiene que ver con el aumento de la brecha de género y la poca participación femenina en un área que es fundamental para el futuro, especialmente en Latinoamérica, donde el desarrollo suele estar marcado por la desigualdad. Estadísticas de ONU Mujer señalan que para el año 2050, el 75% de los trabajos estarán relacionados con las áreas STEM (siglas en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), donde el público femenino ocupa hoy sólo el 22% de los puestos laborales. Esto es aún más preocupante si tenemos en cuenta que sólo el 16% de los estudiantes decide estudiar una carrera STEM, y el número es aún menor cuando se trata de mujeres.
Como contraparte, al menos en el área de la tecnología, las cosas poco a poco comienzan a cambiar. Así lo afirma un artículo de Giuliana Corbo, miembro del Forbes Councils Member de Forbes, donde se muestra que cada vez son más las mujeres que se atreven a liderar startups tecnológicas, demostrando un enorme potencial.
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Miremos el panorama desde una perspectiva global: Sólo un 8% de las 500 empresas del S&P 500 (uno de los índices bursátiles más importantes de Estados Unidos), tiene una CEO mujer. Estamos hablando de 40 compañías, pero si comparamos su rentabilidad, 92% de ellas han superado los resultados financieros de aquellas lideradas por hombres en los últimos 10 años. Es más, según el grupo de Venture Capital Backing Minds, la diferencia a favor de las mujeres es de un 384% de ganancias, mientras que los hombres logran el 261%
Por esta razón, y aprovechando el impulso, Latinoamérica no puede quedarse atrás en el fortalecimiento de liderazgos con perspectiva de género inclusivos y no binarios. La tecnología es el campo donde hay que estar presentes hoy en día y además, creo que las mujeres tenemos mucho que aportar, especialmente en áreas estratégicas como fintech (finanzas), healthtech (salud), agtech (agricultura), y edtech (educación).
En el caso de la primera, las empresas y startups fintech tienen la tasa más alta de mujeres fundadoras en Latam, registrando un 35% en 2018, según datos de Crunchbase. Se trata de un nicho importante de crecimiento, especialmente si se considera que la inclusión financiera es uno de los problemas más grandes de la región, con miles de mujeres que son jefas y administradoras del hogar, pero no tienen acceso a los activos digitales. Otra área importante es la salud y la biotecnología, ya que muchos países cuentan con sistemas sanitarios deficientes y largos periodos de espera antes de recibir atención médica básica o de salud mental. Un tercer sector donde las mujeres podrían marcar una diferencia es en la tecnología aplicada a la educación, industria en crecimiento que permite transformar la educación y el futuro de miles de a niñas, niños y jóvenes, a través de innovadoras metodologías de aprendizaje y enseñanza potenciadas con la tecnología. a aprender idiomas, ciencias y otros contenidos con un enfoque más lúdico y participativo.
Para todas estas industrias existen hoy destacables ejemplos dentro de Latam, como Fernanda Vicente y Francisca Varela de Adah Financiera; Jocelyn Durán, fundadora de HoraSalud y Regina Athie, cofundadora de Cuéntame en salud; María José Maray, CEO de Poptimize en el rubro educación; Mariana Vasconcelos, co-fundadora de Agrosmart y Tatiana Malvasio, co-fundadora de Kilimo en Agtech.
Sabemos que el emprendimiento femenino ha demostrado ser un motor de cambio para la economía de los países. Los reportes de ONU Mujeres aseguran que el aumento de la educación de las mujeres y niñas contribuye a un mayor crecimiento económico, gracias a que luego pueden optar a mejores empleos, ya sea de manera dependiente o independiente. De acuerdo al Índice Mastercard de Mujeres Emprendedoras 2021, catalizar el espíritu empresarial femenino podría agregar hasta un 6% –o US$5 billones– a la economía global.
A pesar de los argumentos a favor y de los mencionados casos de éxito dentro de la región, creo que sólo estamos viendo un pequeño atisbo del potencial de las mujeres CEO en América Latina. Las brechas de género reducen las posibilidades de innovación y de nuevas perspectivas para abordar los desafíos actuales y futuros. Si trabajamos como sociedad para reducir estas diferencias y así contar con liderazgos más femeninos y diversos en la región, el impacto podría ser muchísimo mayor. Para que el Objetivo N°5 de Desarrollo Sostenible de la ONU sobre la Igualdad de Género se haga realidad, es necesario acelerar ese cambio, ojalá cuanto antes.
Sobre la autora:
Komal Dadlani es bioquímica y cofundadora de Lab4U
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