En el país, existe talento disponible, pero falta inversión que lo integre de forma efectiva.
A veces, los datos no solo explican el pasado. También anticipan escenarios, advierten riesgos y, sobre todo, abren oportunidades. En un contexto global marcado por la desaceleración, con una proyección de crecimiento mundial del 2,9% para el 2025 según la OCDE, Chile emerge como una economía medianamente resiliente. El leve ajuste al alza de su estimación de crecimiento, que pasa de 2,3% a 2,4%, puede parecer modesto, pero resulta significativo en medio de un escenario internacional incierto. No obstante, el verdadero desafío no está únicamente en crecer, sino en traducir ese crecimiento en empleos formales, sostenibles y de calidad.
La más reciente Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup, correspondiente al tercer trimestre de 2025, entrega señales claras. El Índice Neto de Empleo alcanzó un 18%, cinco puntos más que el trimestre anterior. Se observan aumentos relevantes en zonas geográficas como el sur del país, donde el indicador pasó de 16% a 39%, y en sectores estratégicos como Tecnologías de la Información, que aumentó 21 puntos, y Logística y Transporte, con un alza de 30 puntos. Estas cifras reflejan dinamismo, pero también evidencian tensiones profundas en el mercado laboral.
La paradoja es evidente. Mientras las intenciones de contratación muestran un repunte, la Encuesta Nacional de Empleo elaborada por el INE revela que la tasa de desempleo llegó a 8,8% entre febrero y abril, con un incremento de 0,3 puntos en 12 meses. Este aumento no obedece a una destrucción de empleos, sino a que más personas han decidido buscar trabajo y no encuentran espacio. Existe talento disponible, pero falta inversión que lo integre de forma efectiva. Al mismo tiempo, seis de cada diez empresas encuestadas a nivel global ya están ajustando sus estrategias laborales ante el retiro progresivo de una parte importante de su fuerza laboral. Si un país no actúa con decisión, corre el riesgo de perder tanto su experiencia acumulada como su proyección futura.
La hoja de ruta es clara. Es necesario fomentar la inversión privada, agilizar los procesos de autorización de proyectos, y dinamizar sectores como infraestructura, tecnología y servicios. Pero esto debe hacerse con una mirada centrada en la empleabilidad formal. No basta con abrir nuevas oportunidades; hay que garantizar que esas oportunidades lleguen a más personas. La capacitación, la reconversión laboral, las alianzas entre el mundo público y privado, y marcos normativos que promuevan la formalización, deben formar parte de una estrategia coherente y sostenida.
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Chile cuenta con fortalezas innegables: un capital humano diverso, instituciones robustas y una sociedad que, pese a las dificultades, quiere avanzar. Existen jóvenes preparados para la era digital, trabajadores con gran experiencia, mujeres que siguen enfrentando barreras, y regiones que quieren desarrollarse. Ese conjunto puede transformarse en una ventaja competitiva si lo convertimos en política pública efectiva.
Las cifras que entrega la encuesta de ManpowerGroup no son solo un termómetro del mercado laboral. Son una señal de alerta. Nos muestran que es posible avanzar en empleo, pero también nos advierten que la inclusión, la formalidad y la sostenibilidad no se alcanzan por inercia. Hay que actuar. Porque sin empleo formal no hay desarrollo duradero. Y sin inversión con propósito, no hay futuro que nos integre a todos.
*El autor es Gerente General de ManpowerGroup Chile & Director de Sudamérica de Experis.