Chile tiene una destacada oportunidad para impulsar sus puertos. Pablo Arze explica los cinco pasos que debe dar el país en su estrategia para potenciar su infraestructura portuaria.
La logística portuaria tiene una relación directa con el crecimiento de nuestro país. Por eso, en momentos que enfrentamos un mercado incierto, expandir su capacidad y alcance es fundamental. Para avanzar, hay cinco oportunidades clave que abordar.
La primera está en la modernización de la infraestructura. La creciente demanda del comercio internacional presenta una oportunidad para expandir la capacidad de nuestros puertos. Proyectos como el Puerto Exterior de San Antonio o la ampliación del Puerto de Valparaíso son fundamentales para incrementar la capacidad de manejo de contenedores y cargas. Así también, el diseño y construcción de puertos de aguas profundas permitirán la recepción de mega buques (buques de gran calado) y contribuirán a una mayor eficiencia en el comercio internacional. Al ampliar nuestras instalaciones portuarias podremos mejorar nuestra competitividad regional.
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La segunda gran oportunidad está en la digitalización y automatización de las operaciones portuarias, lo cual puede mejorar significativamente la eficiencia operativa y reducir costos. La implementación de tecnologías como internet de las cosas (IoT), big data, blockchain y sistemas de gestión portuaria automatizada permite optimizar el movimiento de cargas, reducir tiempos de espera y minimizar errores. A través de plataformas digitales de trazabilidad de carga, se puede monitorear en tiempo real el estado de los productos, lo que mejora la planificación y reduce los tiempos muertos. De acuerdo con cifras de McKinsey, la digitalización puede reducir costos logísticos hasta un 20% y aumentar la eficiencia operativa de los puertos, haciendo más atractivo el comercio internacional y la inversión extranjera.
La tercera oportunidad está en la sustentabilidad. Como país podemos avanzar hacia puertos más verdes mediante la adopción de energías renovables (paneles solares, energía eólica) y la electrificación de las grúas y maquinaria portuaria. Si avanzamos en este aspecto, podremos acceder a mercados con altos estándares ambientales, además de reducir costos operativos mediante el uso de energía limpia.
En cuarto lugar, está la integración de la logística portuaria con otros modos de transporte, como carreteras, ferrocarriles y sistemas fluviales. Por ejemplo, mejorar las conexiones ferroviarias hacia los puertos permite reducir la congestión vial y disminuir los costos de transporte de carga pesada. Además, los centros logísticos cercanos a puertos permiten una mejor coordinación en el manejo y distribución de mercancías, lo que optimiza los tiempos de despacho y almacenamiento. La mejora de la conectividad multimodal aumenta la eficiencia del transporte de mercancías, reduce costos logísticos y facilita el comercio, lo que refuerza el crecimiento económico.
Finalmente, está la integración regional. Tenemos la gran oportunidad de convertir nuestros puertos en hubs logísticos para la región, atrayendo carga y comercio no solo local, sino de países vecinos. Nuestros puertos pueden consolidarse como una puerta de entrada y salida para el comercio de países sudamericanos hacia Asia, especialmente gracias a tratados comerciales con la región del Pacífico.
Chile tiene una importante oportunidad con el potenciamiento de sus puertos. Por eso, el momento de avanzar es ahora.
*El autor es Gerente Comercial de Senator International Chile
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