Chris Newkirk, presidente global de Soluciones Comerciales y de Movimiento de Dinero de Visa, contó a Forbes cómo una empresa históricamente definida por el plástico, se ha convertido en un proveedor global de infraestructura digital para mover dinero en tiempo real.
Para la mayoría de las personas, Visa significa tarjetas plásticas y terminales de pago. Pero Chris Newkirk quiere que esas percepciones sean más amplias. Como presidente de la unidad de Soluciones Comerciales y de Movimiento de Dinero (CMMS, por sus siglas en inglés), está liderando apuestas que pretenden complementar la tradicional red de pago de consumidores a comercios.
La compañía hoy mueve billones de dólares para empresas, trabajadores independientes e incluso entidades gubernamentales en 195 países con Visa Direct.
“Visa Direct es una plataforma y un conjunto de soluciones que permiten a personas y empresas recolectar, mantener, convertir y enviar dinero, tanto a nivel local como transfronterizo”, explicó Newkirk en una entrevista con Forbes.“Es uno de nuestros pilares clave de crecimiento para impulsar la expansión global de Visa”.
Y ese pilar crece con rapidez. En el más reciente trimestre reportado, Visa Direct procesó 2.100 millones de transacciones, un aumento interanual del 19%, impulsado por pagos a trabajadores de la economía gig, desembolsos de seguros y remesas internacionales. En total, Visa procesó más de US$1,7 billones en pagos B2B el año pasado.
Una de las señales de la ambición de Visa Direct es su carta por la interoperabilidad, especialmente visible en América Latina. En Perú, la tecnología de Visa permitió discretamente lo que los reguladores habían buscado sin éxito durante años: la posibilidad de enviar dinero entre las dos billeteras digitales dominantes del país, Plin y Yape.
“Cuando llegamos a un acuerdo con Yape y Plin y los reguladores en Perú para ofrecer esta solución de conectividad, nadie sabía cuánta demanda habría”, recordó Newkirk. “El uso que los consumidores le han dado a esta interoperabilidad ha superado por mucho cualquier expectativa. Eso demuestra una necesidad insatisfecha que logramos atender”.
El motor invisible detrás de ese avance es una tecnología que antes se conocía como Yellow Pepper, ahora completamente integrada bajo el nombre Visa Plus.
Es lo que Newkirk describe como un “directorio de directorios”, un sistema de alias que vincula números móviles o correos electrónicos con credenciales financieras, eliminando la necesidad de engorrosos IBAN y permitiendo transferencias P2P en tiempo real.

Pero Visa no está sola en esta carrera. Los bancos centrales de América Latina están lanzando sistemas de pagos en tiempo real que representan un reto directo a la relevancia de Visa Direct. Pix en Brasil y el sistema Bre-B que se implementará en Colombia en los próximos meses son iniciativas estatales, instantáneas y gratuitas para los consumidores.
Newkirk no los ve como amenazas. “Trabajamos muy de cerca con gobiernos y bancos centrales”, señaló, resaltando que Visa Direct complementa las infraestructuras locales. En muchos mercados, Visa ya se ha integrado a esquemas RTP para facilitar pagos transfronterizos más rápidos.
“Cualquier esfuerzo que digitalice pagos y movimientos de dinero es positivo para personas, empresas y gobiernos”, añadió.
Por ejemplo, gracias a su alianza con Western Union, Visa Direct permite que usuarios en Estados Unidos envíen dinero de forma instantánea a destinatarios en toda América Latina.
“Nuestra visión es poner el poder del movimiento de dinero en manos de nuestros clientes, para que construyan excelentes experiencias de usuario usando nuestra infraestructura”, explicó.
Además de las billeteras digitales y las remesas, Visa apunta a uno de los rincones más atrasados de las finanzas: los pagos entre empresas. “Los pagos B2B siguen atrapados en la era del papeleo”, admitió Newkirk. Pero eso está empezando a cambiar.
Con clientes comerciales en sectores como construcción, agricultura, salud y turismo, Visa está desarrollando soluciones verticales adaptadas, muchas veces en colaboración con bancos y fintechs, que imitan la simplicidad de los pagos entre consumidores. “Así como los smartphones transformaron las finanzas personales, estamos tratando de llevar esa experiencia a los pagos B2B”, dijo.
En Singapur, por ejemplo, Visa trabaja con una plataforma de gestión de obras y un banco local para emitir tarjetas virtuales con controles estrictos de gasto para subcontratistas. “Se puede limitar su uso por industria, monto o incluso por fecha”, comentó. “Eso cambia por completo la gestión del flujo de caja con seguridad”.
Este cambio forma parte de una tendencia más amplia que Newkirk denomina la “consumerización” de los pagos empresariales. “Cuando comencé mi carrera, la mejor tecnología estaba en la oficina”, bromeó. “Ahora es al revés. Nuestro objetivo es superar esas expectativas también en el entorno corporativo”.
De cara al futuro, Visa apuesta por las finanzas embebidas, es decir, capacidades de pago integradas directamente en plataformas, y por el comercio agentivo, en el que la inteligencia artificial generativa asume tareas rutinarias como la validación de facturas o la conciliación de pagos.
“La conciliación es uno de los grandes desafíos del B2B, y está lista para ser automatizada”, dijo Newkirk. “La IA generativa simplificará drásticamente la experiencia sin perder control”.
Las alianzas de Visa con plataformas ERP como SAP son fundamentales para esta estrategia. “Estamos integrando pagos virtuales de Visa directamente en las plataformas donde ya operan las empresas”, señaló.
Aun así, a medida que se expande la red y aumentan los riesgos, Visa sabe que su promesa se basa en la confianza.
“La seguridad y el cumplimiento no son aspectos secundarios: son el núcleo de nuestra propuesta de valor”, recalcó Newkirk. “Invertimos miles de millones de dólares en ciberseguridad y gestión de riesgos para garantizar que la confianza en Visa se mantenga en cada transacción y mercado”.
Con esa confianza, Visa está trazando un futuro que parece ser más amplio que pasar, tocar o insertar una tarjeta.
“Si logramos facilitar pagos entrantes y salientes, nacionales y transfronterizos, en tiempo casi real y con bajo costo, eso beneficiará a personas, pequeñas empresas e incluso gobiernos”, concluyó. “Esa es la misión que me inspira”.
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