Desde que tuvo la idea de crear, no ha parado. Eventos, agencia, empresas, contenido. Lo ha intentado en distintos formatos y muchas veces. ¿Cuando hay fin? "Yo creo que para un emprendedor de verdad no hay fin, especialmente cuando los empuja una misión, un objetivo más grande que ellos mismos".
“Quiero ser gerente”, le dijo Nicolás Orellana -o Nico, como es conocido en redes sociales- a su mamá. Tenía solo 10 años de edad. Su mamá, que trabajaba en una forestal, tenía un jefe al que admiraba mucho, era gerente y había estudiado Ingeniería Civil Industrial; así que su lógica fue responderle: “Tenís que estudiar ingeniería civil industrial”.
Nicolás Orellana sí entró a estudiar esta carrera, pero la abandonó tras tres años y medio. Luego viajó, volvió e intentó retomarla, pero definitivamente dejó la carrera. Él no quería ser ingeniero civil industrial, ni siquiera quería ser gerente. Quería crear empresas, liderar equipos y ayudar a otros a hacerlo; ser emprendedor. Lo hizo y descubrió que era “una locura” de la que no hay vuelta atrás.
“Cuando dejé la universidad mi mamá lloró por tres meses. Habló con mi padrino para que me convenciera de retomarla. Mi padrino me llamó y me dijo: ‘Nico, me llamó tu mamá para que te convenza de no dejar la universidad y no le digas nada pero… vos dále, abandónala'”, cuenta el emprendedor en el estudio donde graba su podcast, transmitido en su canal de YouTube, en el que tiene casi 16.000 seguidores de una comunidad de más de 450.000 en Instagram y más de 170.000 en TikTok.
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EL CAMINO DE EMPRENDEDOR: ¿CON SEGURIDAD O ARROGANCIA?

Fue en 2007 cuando su “bichito del emprendedor” se hizo realidad e inicia Webprendedor, una serie de eventos y conferencias para emprendedores tecnológicos que buscaba incentivar, difundir y potenciar a otros emprendedores. Tras el éxito que tuvo y la comunidad que levantó, le ofrecieron desarrollar comunicaciones para empresas y en 2008 creó su propia agencia.
“Eso lo inicié sólo sabiendo hacer páginas web. En la primera página web cobré como 1.000 dólares, y con eso compré una laptop; luego, cuando ya me puse a hacer mi agencia de comunicaciones, me contactaron para un proyecto y le mandé una propuesta por 10.000 dólares, algo que para mí era muy caro, y la aceptaron. Fui a contratar un diseñador, arrendé una oficina y partimos la agencia. Desde allí siempre tuve la idea de que hay que cobrar caro para que quede caro, es la única forma para que la gente valore tu trabajo, porque si cobras barato, la gente termina exigiéndote lo mismo como si hubieses cobrado caro”, considera.
Para Nico, esa seguridad podría ser llamada arrogancia, pero no ego. Incluso, se enorgullece de saber decir “no” y poner límites si algo no le hace sentido, porque su tiempo es lo más valioso. “Hoy día sigo cobrando caro por las cosas que hago. Es la seguridad del valor que tengo. Es la seguridad de saber que cuando yo ayudo a alguien, se genera el impacto”.
“Sí, todos tenemos ego, el ego está siempre con nosotros, pero hay una arrogancia de creer que puedes, hay ingenuidad también de creer que eres capaz de cumplir los resultados que estás prometiendo y yo creo que es parte del carácter que uno va armando; y si algún emprendedor está pensando en ¿cómo diablos lo logra? yo creo que si no lo tiene, (solo le queda) fingirlo”, indica.
Ya en 2010 Oskar Hjertonsson, el fundador de Cornershop le dijo: ‘Nico ¿por qué no haces una startup y dejas de trabajar en una agencia haciendo productos desechables para otros? ¿por qué no haces un producto para ti? para que genere un impacto, un producto propio, una startup’. Le propuso invertir en la empresa y empujarla y él dijo: ‘Vamos’. Así nace Welcu, una plataforma pensada para mejorar la experiencia de asistentes a eventos.
Con esa startup vivió el sueño del viaje del emprendedor tecnológico. “Fuimos la primera empresa latinoamericana acelerada en 500 startups, en Estados Unidos; levantamos capital con Tomorrow Ventures, que era el fondo de inversión personal de Eric Schmidt -que en ese tiempo era el CEO de Google- y nos fuimos a Silicon Valley, nos expandimos en 4 países, teníamos a 50 personas trabajando y en 2013 estuvimos en un proceso de adquisición que no funcionó. Si hubiésemos vendido la compañía, hubiésemos cerrado con broche de oro, y probablemente hubiese empezado otra cosa, como lo hice igual ahora”, detalla.
“PARA UN EMPRENDEDOR DE VERDAD NUNCA HAY FIN”
Luego del tropiezo de no cerrar el exit de Welcu, vino la pandemia y los eventos presenciales fueron cancelados. Nico volvió a estar en cero, pero empezó a pensar qué podía hacer. Se dio cuenta que todo el mundo estaba metido en clases online de actividad física, la mayoría, y decidió a finales de 2021 crear una plataforma para poder construir comunidades de aprendizaje online en pandemia. Había nacido Flycrew. En esa plataforma, los creadores de contenido podían montar sus clases, recordatorios, pagos y grabaciones, todo en un solo lugar. Lo empezó a ofrecer y funcionó.
Pero la pandemia finalizó y la gente empezó a practicar deporte de la forma en la que mejor se disfrutaba: en actividades presenciales. Así que, de nuevo la pregunta: ¿ahora, cómo lo hacía?
“Me encuentro con un mundo de creadores de contenido de cursos de finanzas, dropshipping, o importación. Entonces, si bien la gente dejó de hacer deporte online, todavía quiere seguir educándose y la educación tradicional a veces es escuchar conocimientos que ya están expirados. Aparecen estos creadores que te enseñan sus conocimientos por su experiencia a las personas y creo que eso es muy valioso”, dice.
De hecho, el emprendedor señala que la educación en línea representa en la actualidad un mercado que genera cerca de 250.000 millones de dólares a nivel global y que, para 2027, llegaría a los 470.000 millones de dólares . “No creo que reemplace a la educación tradicional, pero se abre una oportunidad enorme para que estas personas puedan compartir su conocimiento y cobrar caro por ello”.
Orellana ha buscado las oportunidades y lo sigue haciendo. Enfatiza que nunca lo ha hecho por plata, sino que tiene que ver con el impacto y con tener el sueño. “Querer ser un emprendedor es bacán y que conozcan lo que hacemos [y poder ayudar] a mucha gente. Me gustaba mucho lo que producía Webprendedor, que era una comunidad que empujaba el emprendimiento tecnológico cuando nadie hablaba de ello. Entonces uno se hace adicto a eso [a ayudar a emprender]. No se si la palabra es ‘adicto’, pero es muy lindo juntar a las personas y poder cambiar su trayectoria”, asegura. Ahora ¿cuando hay fin? Yo creo que para un emprendedor de verdad no hay fin, especialmente cuando los empuja una misión, un objetivo más grande que ellos mismos.

Y TAMBIÉN DECIDIÓ SER UN CREADOR DE CONTENIDO
Hace año y medio, Orellana también decidió empezar a crear contenido en redes sociales. Principalmente, porque sus clientes eran creadores de contenido y quería hablar ese mismo lenguaje para poder entenderse mutuamente. “Fue una forma de meterme en los zapatos de mis clientes”.
En el camino, se dio cuenta de que su mensaje resonaba con muchas personas y está convencido que es porque es muy real: “Yo soy yo. Aquí y en redes. Trato de ser muy transparente. Hay una falsa idea que decir que “no”, o poner límites, es arrogante o es ego y no, son límites. Esto es lo que yo quiero hacer y nadie me va a sacar de mi objetivo. Cuando salgo a contar esto en las redes sociales a la gente le resuena; [también resuena] ser vulnerable, contar lo que realmente te importa. Yo me caigo y cuento mis errores. Y en redes sociales, la gente como ve puro éxito, comparte solo lo bueno de sus vidas, solo lo bonito y se empieza a esconder esa vulnerabilidad que todos tenemos y nos hace ser humanos y surge mucho narcisismo. La gente quiere ver contenido valioso”, resalta.
Así también es con su podcast. Sus invitados son los que le salen de la “guata”, de su instinto, y se mantiene fiel a eso. Y no se considera influencer. “No me gusta la palabra influencer porque creo que es peyorativa y la usan paras ningunear a los creadores de contenido. Yo soy un creador. Hago cosas. Yo soy un emprendedor y uso la tecnología a mi favor. Y muchas empresas sueñan con tener este alcance”, finaliza.
