Esta española, que vivió en Argentina y ahora en Brasil, tiene más de 30 años de carrera en la industria tecnológica y desde 2021 asumió el liderazgo de la multinacional Intel en Latinoamérica
En 2020 los ingresos mundiales de Intel —correspondientes al segmento de semiconductores— alcanzaron los 72.7600 millones de dólares. Para 2022, la cifra se contrajo en un 20%, posicionándose en 58.370 millones de dólares. Esta caída, sin embargo, no preocupa a Gisselle Ruiz, directora ejecutiva de Intel para Latinoamérica, pues asegura que el auge de desarrollo tecnológico registrado durante la pandemia por Covid-19 (en el que los chips y semiconductores son parte de la base) está aún en “proceso de digestión” y que durante la próxima década será de un crecimiento constante.
De hecho, la consultora IDC prevé que tecnologías digitales como inteligencia artificial (IA), edge, machine learning, nube, entre otras, crezcan 69% en 2023, 32 veces la tasa de crecimiento de una economía latinoamericana en recesión. También vaticina que para 2028, más del 35% de los presupuestos de TI de las 5.000 empresas más grandes de Latinoamérica se destinarán a conectividad, seguridad y computación.
Por su parte, Accenture publicó recientemente que la IA en Latinoamérica puede aumentar en 1 punto porcentual las tasas de crecimiento anuales del PIB hacia 2035. “Estamos hablando de un impacto muy grande”, dice la ejecutiva con más de 30 años en la industria tecnológica (25 de ellos en Intel). Es precisamente la IA uno de los “superpoderes” de la compañía junto a la nube, edge, infraestructura y conectividad.
Para la ejecutiva, este es el año de la IA y esta tecnología transformará la forma en la que trabajamos y vivimos. “La IA tiene la capacidad de transformar la manera en la que las empresas pueden crear nuevos productos, traer nuevas experiencias al consumidor, eficiencia y productividad a sus operaciones y ayudar a los gobiernos en seguridad nacional, desarrollo de nuevas industrias como el agro, la manufactura. Es por eso que Intel tiene un gran pilar alrededor de esta y parte de nuestra misión es que esté disponible para todos, con una mirada ética”, indica.
El foco de la multinacional a escala global y en la región es facilitar la adopción de nuevas tecnologías para el crecimiento económico de los países, establecer relaciones estratégicas con otros actores y empresas y colaborar en el ecosistema del emprendimiento.
Cuando se piensa en Intel hay una tendencia a asociar a la empresa sólo los chips de las computadoras. Estos pequeños circuitos están presente en casi todos los dispositivos conectados y en casi todas las industrias del mundo, incluso en los autos; por lo que la ejecutiva considera que este negocio dejará de crecer de aquí al futuro.
“En la pandemia fue mucho más relevante el papel de los semiconductores y los chips y ahora vemos un aumento del consumo de estos en el mundo y Latinoamérica, impulsado principalmente por las grandes tendencias tecnológicas en el trabajo remoto, educación a distancia o híbrida, salud y el mundo de los juegos”, señala.
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Intel en Latinoamérica
Y en este contexto, Chile destaca. “Si bien, desde el punto de vista de tamaño de mercado no es el más grande de la región para nosotros, es donde vemos la mayor velocidad de adopción de nuevas tecnologías y en conectividad con la red 5G. Es un mercado súper relevante y una referencia en cuanto a capacidad de talento y modelo de negocio”, resalta Ruiz.
Intel llegó a la región hace 35 años y comenzó a expandirse en los distintos países con oficinas y operaciones también en colaboración con partners, como SONDA, en el caso de Chile.
Los mercados más importantes de la compañía son Brasil, México y Costa Rica. En San José tienen un centro con su mayor operación y más compleja desde el punto de vista de procesos de manufactura de semiconductores, que junto al situado en Guadalajara, produce a escala global.
“Desde el punto de vista de relevancia, esos mercados son los más expresivos para nosotros, sea por el tamaño, operación e investigación y desarrollo; pero mercados como Chile, Argentina, Colombia y Perú también tienen un papel que es bastante relevante para nosotros”, agrega Ruiz.
La mujer como pieza fundamental en la tecnología
Gisselle Ruiz, de nacionalidad española, estudió una carrera relacionada al Comercio Exterior y en Argentina trabajó en Dialogic, firma que posteriormente fue adquirida por Intel y es allí que pasa a ser parte de la compañía. Fue gerenta de Intel Brasil, país donde reside desde hace más de diez años y desde donde asumió este nuevo cargo hace un par de años. En 2021 fue considerada por Forbes Brasil como una de las 20 mujeres poderosas locales.
Y sí, las mujeres tienen poder y más dentro de la tecnología, donde hay una escasez de talento preocupante y donde las empresas han decidido empezar a posicionarlas dentro de sus cargos de liderazgo. Pero también hay que superar la propia barrera de las mujeres de incursionar en las carreras STEM.
Como una forma de cerrar la brecha, Intel ha desarrollado programas con centros educativos y ONGs para capacitar e incentivar a más mujeres en estas carreras y luego a profesionalizarse en esta industria.
“El papel de la mujer en la tecnología es esencial. En general, la diversidad y la inclusión son muy importantes por varios aspectos. Realmente creemos que cada vez nos enfrentamos a ambientes más complejos y la diversidad de visiones y perspectivas pueden contribuir de manera muy efectiva a resolver estos problemas de manera más ágil”, reflexiona.
La ejecutiva reconoce que es un gran desafío y que debe comenzar desde los colegios y universidades para cambiar definitivamente desde la educación inicial.
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