El Canal de Panamá, una vía vital para el comercio global que facilita el 80% del tráfico marítimo, se enfrenta a desafíos sin precedentes debido a una sequía histórica y perturbaciones climáticas, con pérdidas proyectadas de hasta US$200 millones en ingresos para 2024.

En medio de los exuberantes paisajes de Panamá, una sequía histórica está poniendo en peligro la vitalidad de una arteria mundial del comercio: el Canal de Panamá. Este logro de la ingeniería, que conecta el océano Pacífico con el Atlántico, desempeña un papel fundamental en la facilitación de tránsito del 80% del comercio mundial. Por tal motivo, se ha convertido en un punto crítico de preocupación debido a la disminución del nivel del agua en más de 2 metros.

CRISIS DE SEQUÍA HISTÓRICA Y MEDIDAS DEL CANAL

La sequía ha afectado la región circundante al canal de una manera sin precedentes. De acuerdo con datos de la Autoridad del Canal de Panamá y el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian (STRI, por sus siglas en inglés), el área alrededor del canal está experimentando uno de los dos años más secos en los 143 años de registros del país. Las mediciones de precipitación en la zona están de 30 a 50% por debajo de lo normal.

La sequía ha forzado a la Autoridad del Canal de Panamá a tomar medidas drásticas. Las restricciones en el calado de los buques han llevado a una acumulación de más de 200 embarcaciones en espera, lo que resulta en retrasos significativos en los tiempos de tránsito y la acumulación de carga. En un esfuerzo por conservar el agua, las restricciones de peso y el número de cruces diarios de barcos se han convertido en la norma, un cambio que podría alterar permanentemente las dinámicas de envío y la economía global.

Según información de Reuters, los operados han reducido el límite de peso en los barcos para adaptarse a la profundidad del agua. Con la restricción de cruce diario a 32 barcos, las autoridades panameñas comentaron que cada paso requiere alrededor de 50 millones de galones de agua.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS

La proyección de pérdida de ingresos de hasta US$200 millones para 2024 debido a la capacidad reducida de los barcos ilustra la gravedad del problema. Para este año, la proyección se estimó en US$4.900 millones, según el administrador del canal, Ricaurte Vásquez.

Ante la crisis de sequía, los mercantes han tenido que descargar parte de los contenedores en el puerto pacífico de Balboa y luego volver a cargarlos en Colón, después descruzan el canal. Este movimiento, que implica el transporte de dichos contenedores vía ferrocarril, implica demoras, aunque no mayores costos.

A medida que los buques más grandes se enfrentan a restricciones en el calado y la carga, el comercio marítimo se tambalea, dejando a los envíos varados en un sistema de transporte interrumpido. El buque “Ever Max”, con bandera de Singapur, usó la modalidad de transbordo de contenedores para cruzar el canal de Panamá y logró un récord de 17.000 contenedores, a pesar de las dificultades impuestas por la sequía y las restricciones. Esto a pesar de que el 1 de agosto le fue negada la posibilidad de romper un récord por transportar la mayor cantidad de contenedores del atajo marítimo.

El “Ever Max”, diseñado para transportar más de 8.650 contenedores de carga de 40 pies (12 metros), se ha visto afectado por las restricciones de calado debido a la histórica disminución del nivel del agua. A pesar de que el buque solo transportaba el equivalente a 7.373 contenedores, excedió el límite de peso permitido en el lado Pacífico del canal. Esto ocasionó US$40.000 de costes de peajes para el buque.

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IMPACTO DE ESCALA GLOBAL

China, como una de las principales economías del mundo y una fuerza motriz en el comercio internacional, ha sentido los efectos de esta crisis. Los precios de envío han aumentado en hasta un 36%, lo que agrega una dimensión adicional a las tensiones comerciales ya existentes.

En 2022, más de 40 buques en promedio cruzaron el canal diariamente, pero ahora ese número se ha reducido a 32 para conservar agua. Esta caída por la sequía del canal en el volumen de envíos demuestra cómo una disminución en la disponibilidad de agua puede repercutir en la capacidad operativa de una de las rutas de transporte marítimo más vitales del mundo.

Recordemos el caso del buque “Ever Given”, primo del “Ever Max”, una de las embarcaciones más grandes del mundo con una longitud de 400 metros, que quedó atascado en el Canal de Suez y provocó una paralización total de la navegación durante casi una semana, del 23 al 29 de marzo de 2021. Este incidente tuvo un impacto significativo en la cadena de suministro global, dado que aproximadamente un 10% del tráfico marítimo mundial atraviesa este corredor vital.

En un informe para Reuters, el director comercial global de SEKO Logistics, señaló que: “Cualquiera que envíe productos a todo el mundo debería prestar atención a las posibles interrupciones debido al cambio climático”, señalando que en 2020 una crisis menos severa redujo a 27 cruces por día.

La magnitud de la crisis es evidente en la vasta red de países afectados. Más de 170 países dependen del Canal de Panamá para el movimiento de sus mercancías, lo que subraya su papel esencial en la economía global. El canal no solo actúa como un enlace físico entre océanos, sino también como un vínculo entre economías y naciones en una red interconectada.

Esta situación no solo afecta a Panamá, sino que es un recordatorio de la vulnerabilidad de las infraestructuras clave en un mundo en constante cambio debido al cambio climático. La dependencia del agua dulce, en contraste con otras rutas que utilizan agua de mar como el Canal de Suez, expone aún más la fragilidad del canal ante patrones climáticos extremos.

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