Es una de las artistas chilenas más escuchadas en Spotify, ha estado nominada a los Grammy latinos y americanos, y dice que, más allá de sentirse una mujer "empoderada", su verdadero poder está en su sensibilidad, inteligencia y talento, que explota en su música y que la hace sentir segura en un escenario.
Atrás quedó su larga melena rubia. Ahora es oscura y cae libre en sus hombros mientras habla pausado pero con firmeza. A casi 10 años de su carrera musical, su melena no es lo único que ha querido cortar. Al igual que su estilo, su música también ha cambiado. La forma en la que quiere comunicar, los lenguajes que “decodifica” y vuelve a “codificar”, como ella misma dice, y que traduce en estímulos, canciones, letras, ritmos.
Ha sido un camino de autodescubrimiento y de transformación para abrazar a Anastasia —su segundo nombre, que significa “Resurrección”— y con el que se identifica mucho más que con el de Camila. En eso se inspiró para esta nueva etapa; tras sus discos “Rosa”, “Monstruo”, “Anastasia”, su EP “Anna Vol.1: Los Amantes”; por los que obtuvo cuatro nominaciones a los premios Latin Grammy y una nominación a los Grammy. Ahora visitó su país, tras haber emigrado a México en julio, para dar una probada de “Anna Vol.2”, el nuevo proyecto que espera lanzar este mismo año.
En la plataforma Spotify Cami acumula más de 860 millones de reproducciones. Pero aún recuerda a esa niña que cuando tenía 3 años se conmovía y se echaba a llorar al escuchar una canción; y que a los 5 años ya pedía tocar instrumentos musicales, como la flauta traversa; y que a los 15 años empezó a subir covers a YouTube y que luego sería seleccionada para participar en un programa que la llevó a lograr su sueño pero ¿a qué costo?
-¿QUÉ RECUERDAS DE TU PARTICIPACIÓN EN THE VOICE CHILE?
Fue un momento muy duro porque mis papás estaban en un proceso de divorcio muy agresivo. Yo estaba muy sola, la exposición pública fue muy difícil. Hubo muchas irregularidades y creo que cuando se mezcla la música con la de la tele, hay un montón de espacios de negligencia laboral importantes, como lo es que uno trabaje en ese tipo de programas absolutamente gratis, pasando horas allí.
Yo salí de ese programa a los 18 años con un llavero de recuerdo. No tenía nada. Y fueron 6-7 meses de mi vida invertidos en luchar por un sueño que estaba completamente sesgado por la necesidad de que se cumpliera. Se tienen que hablar estos temas para que nos encontremos con espacios más seguros para los trabajadores de la música, porque hay un gran peligro, que es la ilusión, y hay personas que son engañadas de por vida pensando que van a lograr algo y que tienen que hacer favores o cosas a otra gente para que eso suceda. En lo personal, tengo la suerte de no haberme encontrado con nada cuestionable tan oscuro, pero si creo que es cuestionable que se manipule a tal nivel una ilusión de tener que estar en un programa sin tener claridad en los contratos, sin tener asesoría legal. Hay un montón de espacios que quedan súper abiertos y, obviamente, que pone en peligro tu salud mental y tu vida laboral.
Entrar al mundo del entretenimiento y de la música, particularmente, está muy ligado a la meritocracia y al sacrificio, el riesgo, el precio de la fama y es una modalidad laboral muy peligrosa. Hay muchas grietas. Lamentablemente, las carreras musicales siempre requieren de mucho dinero para poder ser ejecutadas: los videoclips son muy caros, las giras son carísimas, lanzar música, grabar, todo requiere un presupuesto, pero las estructuras están un poco distorsionadas también por la falta de información, porque no te enseñan sobre actitudes y herramientas de negocio.
-VIENE LA PARTE 2 DE ANNA, QUE SE GRABÓ EN MÉXICO Y QUE LANZARÁS EN UN PAR DE MESES ¿DE QUÉ TRATA Y QUÉ QUIERES EXPRESAR?
Mi segundo nombre es Anastasia y significa “Resurrección”. Yo soy del signo escorpio, entonces codifico y decodifico muchas cosas para poder entender espacios creativos que vienen a mí y que, por alguna razón, me identifican más que otros; y siempre he sentido una pertenencia con ese nombre desde un lugar mucho más profundo que Camila. Estoy también replanteándome mis gustos.
El trabajo invesgativo que ha tenido Anna, más allá del nombre mismo, ha sido sobre la purga, tanto emocional como creativa y un despertar de conciencia para poder ejecutar esta obra, este espacio musical. Tiene mucho que ver con mi sinestesia, con cómo veo la música, como mis sentidos son trabajadores también de mis letras.
Hubo un tiempo donde tuve muchas dudas y cuestionamiento sobre lo que estaba haciendo y cómo me planteaba. No me sentía tan artista.
-¿POR QUÉ?
Porque no me estaba gustando; no me estaba cerrando tanto la forma en la que estaba ejecutando y el cómo tener que responder ante otros cánones que no eran los míos. Los 20 son una edad donde uno está cuestionándose su sistema de valores, los espacios que se te impusieron tanto morales como de gusto, de crecimiento, que no te pertenecían a ti sino a otra gente que te los fue imponiendo, entre ellos la forma en la que me estaba planteando en la música. En un momento fue bastante controlado lo que me permitían y no me permitían hacer, cómo me tenía que ver, qué perfil de mina tenía que ser para tener un público objetivo, se nos fuerza a estos espacios donde el éxito venga asegurado y donde no pueden haber riesgos. Entonces, Anna soy yo.

-O SEA, QUE YA NO TERMINA SIENDO ARTE…
Claro, es más un cálculo matemático para un círculo de gente específico, deja de ser arte. Y el algoritmo también ha hecho eso. Ha hecho que, depende de lo que está en tendencia, sea la brújula de la dirección de muchos artistas, y cada uno verá cómo le responde a su energía artística. A la mía, yo sentía que estaba al debe y que necesitaba sentirme más virtuosa. Cumplí 27 y es una edad importante en la vida de todos los artistas, es tu retorno y pasan muchas cosas, entre ellas, un gran freno de mano que uno se pone de qué de acá estoy haciendo que no me representa, qué siento que no me tiene que acompañar más y bajo qué carril tengo que dirigirme. Quiero estar a favor mío. A favor de donde me siento más artista.
-¿POR QUÉ TE FUISTE A MÉXICO?
Grabé el disco allá hace un par de meses. Tomé la decisión de irme a vivir a Ciudad de México con mi pareja, él es director, yo soy música y los dos estamos siempre en búsqueda de estímulos: visuales, sensoriales. El espacio donde uno reside dice mucho de lo que uno está buscando y necesitaba ese quiebre cultural, el caos de esa ciudad. Es tanto que llega a ser armonioso.
Ciudad de México convive muy bien con distintas culturas y también es un lugar donde se consume mucho arte, hay mucha vida nocturna, todo está lleno siempre y eso es porque la ciudad se mueve en un ritmo donde te dan ganas de salir a comer, ver un show; hay mucho estímulo, a diferencia de Chile, donde nos falta espacio para la música en vivo.
-AHORA QUE EMIGRASTE ¿CREES QUE EN CHILE CUESTA MÁS TENER UNA CARRERA MUSICAL Y COMO ARTISTA?
Obvio, sí, cuesta, porque no tenemos las herramientas de mercado para tener distintos tipos de música. Somos muy monofocales. Hay algo que está sonando y sólo eso suena. Somos un país muy chico, pero no le echaría la culpa a la cantidad de personas porque somos un país que mueve mucho también. Creo que si hace falta planes culturales que desarrollen espacios donde el arte sea expuesto. El arte no solamente tiene que depender de un algoritmo o una plataforma digital, sino que tiene que tener la tangibilidad de poder ser disfrutado en vivo.
-¿TIENES RENUENCIA A LAS REDES?
Me cuido más porque creo que a todos nos está dando mucha ansiedad social las redes sociales y me gusta tener cautela, no por algo malo, pero cuido mucho mi energía.
-HAS HABLADO ABIERTAMENTE QUE SUFRES DE ANSIEDAD Y PRESENTÁNDOTE EN SHOWS, TENIENDO ESTA CARRERA ¿CÓMO LO HAS MANEJADO?
Los shows son los momentos en los que me siento más cómoda en mi vida. El escenario es lo más parecido que tengo a la meditación o a la presencia. Es un ritual muy profundo y viene con un agradecimiento tremendo. Poder amar lo que hago y dedicarme a lo que amo es un privilegio único, entonces el escenario nunca me produce ansiedad. También es un espacio de mucha transmutación y mucha purga. Voy con algo y esto se transforma en una máquina de energía.
Creo que mi ansiedad social va más ligada a las redes, incluso hasta los ruidos fuertes en la calle. Mi sensibilidad cada vez esta mucho más alta y mi tolerancia a espacios donde me sienta insegura o incómoda es cada vez más evidente. El lugar donde me siento segura es el escenario.
-ERES UNA DE LAS ARTISTAS CHILENAS MÁS ESCUCHADAS Y TE HAN NOMINADO 4 VECES AL GRAMMY LATINO Y UNA VEZ AL GRAMMY AMERICANO ¿CÓMO LO TOMAS? ¿SIENTES UNA RESPONSABILIDAD?
Totalmente. Por lo mismo estoy haciendo esto con mi carrera, porque entiendo el impacto que puede llegar a tener una canción. Los que hacen la industria somos los artistas, también las discográficas y los ejecutivos que trabajen en esto, pero los que realmente hacemos el cambio somos nosotros. Si yo no estoy segura, tranquila y cómoda con lo que estoy haciendo, no tiene mucho sentido.
-¿Y CREES QUE AHORA LOS ARTISTAS SON MÁS CONSCIENTES DE ESTO?
No. Creo que estamos en una democratización del arte no consciente, donde no hay una regularización las plataformas de streaming, de los contratos, y en esto están metidas las plataformas digitales. Ya no está el disco físico, sino que hay una cuenta de tu contenido y no sabes realmente cuánto ganas tú, cuánto de ahí se va a tu proyecto, es todo muy amplio y muy incierto.
Las redes no han hecho que seamos más poderosos, por el contrario, nos han debilitado muchísimo más y nos han insegurizado mucho, particularmente a las mujeres. Hay una violencia de género y una exigencia física de imponer el status y la figura hegemónica, pero también te condenamos y nunca es suficiente porque se abrió este espacio para que todos pudieran decir todo de manera instantánea, cosa que a veces es hermoso porque es como se recibe un cariño y un amor, pero al mismo tiempo en el cerebro genera algún tipo de disturbio y adicción a la aprobación. Lo que más buscamos como humanos es el amor y el amor está muy confundido con la aceptación y con el autoestima. Cuando te aman, tú también te amas, así funciona, y las redes tienden a hacernos todo el camino de amor propio mucho más confuso.
-DEBERÍA SER AL CONTRARIO. AMOR PROPIO INTERNO PRIMERO O ESA ES LA BÚSQUEDA…
Pero es muy difícil y está bien que sea difícil. Si este tema está encima, y es así de común en redes, es porque realmente no está pasando. Hay guerras en nuestras narices y estamos todos viviendo la vida y subiendo el challenge de TikTok. Tenemos que seguir con nuestras carreras; la gente tiene que seguir con lo suyo y el mundo sigue avanzando y ahí es peligroso que como artistas vivamos de la aceptación, y de una tan distorsionada, que va de la mano con tu apariencia física, con la cantidad de plata que tienes, con la cantidad de seguidores, de escuchas.
Cada vez es más difícil ser artista porque cada vez hay menos plata para ser artista. En Chile no tenemos el hábito de ir a ver artistas nacionales y de pagar por sus tickets; cuando viene un artista internacional ahí si desembolsillamos hasta medio millón de pesos por una entrada, que cada uno puede hacer lo que quiera con su plata, pero creo que el artista chileno, particularmente, siempre tiene que pedir permiso y perdón para ser. Tienes que hacerte pequeño porque ser grande está mal.
-¿QUÉ TE INSPIRA Y CUÁL ES TU PROCESO PARA COMPONER?
Me inspiran los estímulos, mis sentidos, el escenario. Me gusta mucho el trabajo investigativo detrás de las obras. Cada obra es como una tesis, entonces intento hacerme preguntas claves antes de partir un proceso creativo. Me gusta encerrarme también. Determinar un período de tiempo y purgar y luego ejecutarlo ya como un disco.
-¿ Y QUÉ MÚSICA ESTÁS ESCUCHANDO?
Ahora estoy escuchando mucho jazz, me gusta mucho la música electrónica, la fusión con el jazz, la fusión jazz tropical electrónico.
-¿A QUIÉN ADMIRAS MUSICALMENTE?
The Cinematic Orchestra me gusta mucho ahora. Tienen una forma de componer y crear obras realmente alucinantes. Si necesitas conectar con algo que te abra la cabeza, ellos son una locura. Bueno, Gustavo Cerati también es un referente muy fuerte. Slowly Rolling Camera, ellos también son una locura.
-¿QUÉ SIGNIFICA SER MUJER PARA TI Y DENTRO DE LA INDUSTRIA DE LA MÚSICA?
Lo vivo con rabia la mayoría del tiempo. A veces es alivio saber que soy mujer y que no estoy del lado del opresor. Me da rabia ser oprimida, me genera angustia y me siento responsable de otras mujeres, que también es muy lindo, pero da miedo porque hay espacios de poder que nosotras o los tenemos que pelear o directamente se nos niegan, entonces, en cosas muy del día a día, uno no se esperaría que aún estuviésemos con ese nivel de negligencia pero es así.
He estado en situaciones donde he recibido violencia de género, estando dentro de la industria, y hombres alrededor no han hecho nada para detenerlo, encararlo, condenarlo y eso es lo que me preocupa, que finalmente el empoderamiento siempre tiene que ser de nosotras y me parece que está mal. Creo que hay replantear esa palabra. Si hay alguien que tiene que luchar por esto, son los mismos hombres. Nosotras también tenemos que estar ahí, obviamente, pero ya llevamos años en esa y hay cosas que no van a cambiar hasta que haya un cambio del sistema de valores. Mientras se sigan escondiendo y tapando entre ellos, la violencia de género va a seguir ocurriendo y sí, creo que no me siento una mujer particularmente poderosa. Soy una mujer sensible, soy una mujer estricta, que tiene un espacio emocional y espiritual de búsqueda constante. Y ahí está mi poder. Mi poder no va porque lucho contra algo porque eso me desgasta, me angustia, me agota, es terrible. Es una paranoia innecesaria.
No podemos ser nosotras responsables de construir otra personalidad de fuerza, esa no es nuestra energía. Nosotras tenemos un poder especial en nuestra sensibilidad, en nuestros espacios vulnerables y los que tienen que hacerse responsables de la deuda histórica que tienen con la humanidad son los varones, no nosotras.
¿Qué pasa cuando no quiero ser empoderada? ¿Qué pasa cuando no tengo fuerza para serlo? ¿Tengo que dejar que me pisoteen? No tiene que funcionar así. Ser sobreviviente de esta industria y de distintas experiencias que he tenido alrededor no me hacen ser empoderada, me hacen ser víctima y mi poder está en mi talento, en mi inteligencia y mi sensibilidad. Estamos romantizando que seamos empoderadas y hay que cuidar mucho el lenguaje porque el lenguaje genera realidad. El feminismo es una lucha, no es un adjetivo solamente, es una lucha social que debería tener el compromiso de muchas más partes, no solo de las víctimas.
