Académicos analizan cifras negativas proyectadas por el organismo en el IPOM 2022

Los últimos datos del Informe de Política Monetaria (IPOM) ofrecidos esta semana por el Banco Central de Chile (BCCh) indican que el país podría entrar en recesión entre finales de 2022 y comienzos de 2023, tras varios meses de proyectada contracción económica, vista como consecuencia necesaria de las medidas tomadas para contener la inflación.

El IPOM publicado esta semana muestra que la inflación seguirá en aumento —ubicándose cerca del 10% este año— y que habrá cifras negativas durante “varios meses” en el ámbito del crecimiento económico de Chile a mediano plazo. Las estimaciones van entre 1% y 2% para este año, y entre -0,25% y 0,75% para 2023.

“Un componente importante de la inflación obedece a que se está produciendo por sobre nuestras capacidades productivas, lo que genera tensión en los precios. Hay que reducir ese nivel de producción y, ante eso, se muestran tasas de variación negativas por varios meses. Eso es lo que significan las proyecciones, es más notorio este año, tiene un ritmo lento hacia el año 2023″, dijo Rosanna Costa, presidenta del BCCh, y agregó que el organismo espera que el ritmo de evolución sea “más consistente con crecimientos potenciales y a largo plazo”, recuperando de nuevo el crecimiento.

“Estamos haciendo un ajuste suave para que la inflación converja dentro del período de tres años. Eso es lo que hay detrás de esas tasas negativas y es parte del proceso necesario para que la inflación converja a sus niveles de 3%”.

Rosanna Costa, presidenta del Banco Central de Chile
Presentación del IPOM 2022 ante el Senado. Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

Frente a esto, Jorge Berríos, Docente Unegocios de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, dijo que con los escenarios que plantea el Banco Central, “técnicamente estamos en una recesión“.

“Creo que se juntó una ‘tormenta perfecta’: efectos de la pandemia, riesgos políticos por el tema de la nueva Constitución, inversionistas ven a Chile con riesgo y por las declaraciones no se generan incentivos para la inversiones, políticas tributarias y económicas poco claras, reglas comerciales o reglas de mercado poco claras y lo más preocupante una potencial ‘expropiación’ de los fondos de pensiones. Esto último podría generar un terremoto de envergaduras épicas en el mercado de capitales”, dijo Berríos.

Por su parte, Francisco Castañeda, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, considera que “es difícil pronosticar una recesión, pero sí está claro que habrá ralentización por las desmejoradas condiciones en la economía internacional como resultado de la agresión a Ucrania. Como la economía chilena es importadora neta de petróleo y de alimentos, este shock es relativamente mayor al de otros países latinoamericanos. Habrá más inflación, tasas de interés más altas, y cierta desaceleración en la actividad”.

Aumento de la TPM como intento de contener la inflación

Como parte de su estrategia para contrarrestar la inflación, el Banco Central aumentó esta semana la tasa de interés referencial en 150 puntos básicos, al 7% para desincentivar el consumo, las inversiones y enfriar la economía.

“No es un proceso inmediato, toma tiempo. El Banco Central se da un período de dos años, a manera de no estresar. Incentivar el ahorro y reducir la inversión ese es el objetivo del aumento de la TPM“, dijo la autoridad del BCCh.

El aumento de la tasa referencial derivará, a su vez, a una subida en todas las operaciones de financiamiento de las instituciones bancarias que repercute directamente en la vida diaria de los habitantes del país.

“Las empresas que requieren capital de trabajo van a traspasar esos costos a los clientes. Por lo tanto, la expectativa es que exista un aumento de los precios de los productos para los consumidores, sobre todo alimentos, esto por lo menos en el corto plazo. En el mediano plazo pasa lo mismo con el financiamiento, sobre todo para créditos más largos y créditos hipotecarios. Esto va a ser más difícil o más caro para poder generar un motor de crecimiento ligado, sobre todo, a la construcción“, comenta Berríos.

El docente cree que las medidas que está tomando el organismo son adecuadas, pero traen “efectos colaterales”.

Por ejemplo, en estudio reciente del banco Bci, la entidad advirtió de que las medidas tomadas por el BCCh, unidas a un panorama internacional incierto por la guerra en Ucrania y el aumento de materias primas y combustibles, así como los frenos a la inversión por la incertidumbre política en torno al resultado del proceso de redacción de una nueva Constitución, “llevarán a una caída de tres trimestres del PIB” entre el tercer trimestre de 2022 y el segundo trimestre de 2023, “desencadenándose una recesión económica”.

Castañeda, por su parte, dice que el aumento de la TPM implica un costo mayor en el crédito de consumo, en las tarjetas bancarias, así como en el financiamiento de capital de trabajo para empresas PYMEs. “Pequeños emprendimientos se hacen más riesgosos y difíciles de financiar también”.

Incremento del sueldo mínimo

Por otro lado, Costa habló de un posible aumento del salario mínimo a corto plazo, que se ubicaría en 400.000 pesos.

Sobre esto, el académico de la Universidad Mayor considera que el aumento del salario mínimo en un 14% “parece un exceso dada la inflación actual y con perspectiva creciente, lo cual afectará a las empresas con menos productividad y/o con menos capital humano calificado”.

Ademas, agrega que provoca rigidez el mercado laboral en un momento de desaceleración económica por el fin de los impulsos fiscales y de los retiros de los fondos de pensiones. “Se señala que será compensada por un subsidio temporal hacia las PYMEs que tengan esta mayor presión de costos por este salario mínimo, pero esto no está dirigido a crear empleo, y además posibilita un espiral de mayor inflación”.

En esta línea, Berríos indica que desde el inicio del estallido social y la pandemia, muchas empresas se comprometieron con el programa de un sueldo mínimo en las empresas de 500.000 pesos, lo que algunas más grandes pudieron hacer.

“El problema radica en las empresas pequeñas o pequeños negocios que generalmente dan mucha obra de mano no calificada y lógicamente pagan el sueldo mínimo. Esas empresas es muy difícil que puedan llegar a los 400.000 porque no tienen la capacidad de poder traspasar ese costo a sus clientes. Esta medida podría significar la quiebra de estas empresas. Si a eso sumamos una economía que está en recesión lógicamente los escenarios son bastante complejos para las empresas que no tienen mucha maniobra con sus costos”, advierte.

El factor incertidumbre está muy presente y lo seguirá estando. Así lo aclaró Rosanna Costa, al decir que “la incertidumbre es una variable relevante que penetra en los precios y en el resto de la economía. Hacia adelante consideramos que será más leve”.

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