De acuerdo con el estudio de PwC junto a la corporación Tálanton, "Índice de la Edad de Oro 2024" América Latina y el Caribe es la región con el envejecimiento más rápido a escala mundial. Se proyecta que para 2050, una de cada cuatro personas (27,5%) en la región será mayor de 60 años. Sin embargo, Chile está al debe.

La “Golden Age” o Edad de Oro se refiere a la participación de personas con edades entre 55 a 69 años en el mercado laboral, lo que trae consecuencias positivas, tanto para la sociedad como para la calidad de vida de estas personas al mantenerse activas y productivas. En Chile, estas personas representan el tanto % del total de la población.

De acuerdo con el estudio de PwC junto a la corporación Tálanton, “Índice de la Edad de Oro 2024” América Latina y el Caribe es la región con el envejecimiento más rápido a escala mundial. Se proyecta que para 2050, una de cada cuatro personas (27,5%) en la región será mayor de 60 años.

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Frente a este escenario, en Chile el rango etario entre 50 y 65 años es el más rezagado en recuperar los niveles de empleo prepandemia y al que le toma más tiempo encontrar trabajo.

Este índice refiere que el 28% de la fuerza laboral en las empresas en Chile corresponde a personas de más de 50 años. La posición del país ha caído drásticamente del décimo lugar en 2016 (7 en 2013) al 25 en 2021. La tasa de empleo entre las personas de 55 a 64 años y de 65 a 69 años empeoró durante este período en 5 y 8 puntos porcentuales, respectivamente, a pesar del aumento de la población en estos segmentos etarios.

“En Chile, los datos dan cuenta de que el segmento más impactado en el mercado laboral producto de la pandemia fue el de personas entre 50 y 65 años. De hecho, la tasa de ocupación del segmento de 55 a 64 años en Chile alcanzó el 61,1% en 2023, cifra que está muy por debajo del valor de 66,4% observado en 2019. En el bloque de países OCDE, en promedio la tasa de ocupación en 2023 fue 64% versus 62% en 2019. Se estima que para regresar al nivel de empleabilidad pre pandemia de este grupo etario se requeriría reingresar a la fuerza laboral a más de 160 mil hombres y 30 mil mujeres”, detalla Jorge Betzhold, People and Organization Advisory Senior Manager, de PwC.

Agrega que los niveles actuales de participación laboral de los +50 implican un retroceso de 14 años.

En contraste, Nueva Zelanda, Islandia, Japón y Suecia resaltan en este tema de inclusión por sus políticas públicas. “Todos ellos tienen políticas muy distintas, pero muy agresivas”, declaró Jorge Betzhold, director del área People & Organization de PwC Chile.

¿SE ESTÁ HACIENDO ALGO PARA MEJORAR Y CAMBIARLO?

“A pesar de las importantes brechas que muestra Chile respecto del promedio de países OCDE y de los niveles de ocupación pre pandemia, existen muy pocas iniciativas enfocadas específicamente en la
empleabilidad del segmento etario 50 – 65 años y además son de muy baja cobertura”, dice Alejandra Pérez, Presidenta de Corporación Tálanton.

Desde la corporación señalan que, según un informe del OCEC de la UDP, el Proyecto de Ley de Presupuestos 2024, favorece la entrega de subsidios focalizados en otros segmentos de la población, tales como jóvenes y mujeres, con cerca de 300.000 cupos para subsidios, mientras que para la línea “Experiencia Mayor”, del Programa de Formación en el puesto de Trabajo enfocado en el grupo etario 50 -65 años, se consideran solo 500 cupos.

“Esto da cuenta de una estructura de subsidios estatales que está quedando rezagada ante el acelerado proceso de cambio demográfico que viene experimentando nuestro país desde hace décadas”, considera Pérez.

Por su parte, Betzhold opina que “si bien la normativa legal en Chile busca proteger a los trabajadores, hay una herencia normativa que no se ajusta a los niveles de flexibilidad que el mercado laboral hoy requiere, y en particular implica un incentivo perverso a reemplazar a personas de mayor edad y antigüedad en la empresa, por personas más jóvenes”.

Para él, los datos revelan que profesionales de todos los grupos etarios pueden modificar sus prácticas laborales y desempeñarse adecuadamente frente a cambios de flexibilidad laboral, procesos de automatización, robotización y uso de inteligencia artificial generativa. Sin embargo, los estereotipos hacen que se priorice personas más jóvenes por considerar que los “nativos digitales” poseen una ventaja competitiva en su capacidad de ser productivos con estas nuevas tecnologías.