Codelco negó responsabilidad en el evento tóxico y dijo que operaba dentro de parámetros normales
La estatal Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco) suspendió las operaciones de una fundición y refinería de cobre en la costa central del país tras un nuevo pico de contaminación que intoxicó a más de un centenar de personas y paralizó la vida en la “zona de sacrificio ambiental” de Quintero y Puchuncaví, conocida como el “Chernobyl chileno”.
Sin embargo, la empresa negó responsabilidad en el evento y dijo que al momento de registrarse el mismo operaba con emisiones dentro de los parámetros permitidos por las autoridades.
Más de 100 personas, la mayoría escolares menores de edad, fueron atendidos entre lunes y miércoles en estas dos localidades costeras a unos 100 km al noroeste de Santiago por dolores de cabeza, síntomas respiratorios, picor en ojos y garganta o náuseas debido a emisiones tóxicas en una zona donde operan múltiples industrias contaminantes.
El evento que comenzó el lunes obligó a suspender las clases por el resto de la semana y en un comunicado emitido el miércoles la minera estatal aseguró que suspendió las operaciones de su fundición y refinería Ventanas, priorizando “su compromiso con la salud y bienestar con la comunidad” en donde opera.
CODELCO DICE QUE OPERABA CON EMISIONES NORMALES
Codelco agregó que espera que “se esclarezcan las responsabilidades tras las intoxicaciones que han afectado a los habitantes de la zona en los últimos días, teniendo presente que, el 6 de junio, en los horarios en que aquellas se produjeron, las estaciones de calidad del aire registraron parámetros normales de las concentraciones de dióxido de azufre (SO2), y posterior a ello, la fundición se ha mantenido detenida, sin generar emisiones”.
El comunicado se difundió horas después de que Marco Morales, alcalde de la localidad costera de Puchuncaví, una de las “zonas de sacrificio ambiental” de Chile, pidiera un mecanismo que obligue a parar de la actividad industrial cuando se dispare la contaminación y se produzcan episodios de intoxicación como el del lunes.
Los niveles de dióxido de azufre se quintuplicaron ese día afectando a unas 100 personas, la mitad de ellas escolares, que según responsables de Salud de la región de Valparaíso, presentaron síntomas como dolores de cabeza, picor en ojos y garganta, además de náuseas.
El alza obligó a las autoridades locales a decretar la emergencia ambiental y al Ministerio de Medio Ambiente, uno de los prioritarios para el nuevo Gobierno, a anunciar medidas preventivas.
Las ‘zonas de sacrificio’
En Chile existen cinco “zonas de sacrificio”, que son áreas donde existe una alta concentración industrial cercana a zonas pobladas, que el país arrastra desde años.
En la zona de Quintero y Puchuncaví se registró otro episodio masivo de intoxicación entre agosto y septiembre de 2018, cuando más 1.700 personas resultaron intoxicadas, entre ellas más de 1.500 niños.
Entonces también se paralizó la actividad industrial y se suspendieron las clases escolares durante unas semanas, pero aún no se han adjudicado responsabilidades porque, según expertos, es complejo determinar un culpable teniendo en cuenta que este polo industrial concentra 15 plantas de petroquímicos, pesqueras, mineras y otros sectores.
La anterior administración del entonces presidente Sebastián Piñera se comprometió a cerrar todas las plantas generadoras de electricidad a carbón de Puchuncaví en 2025.
El alcalde Morales, por otro lado, apuntó también a los gestores de la industria, a los que acusó de mentir y maniobrar para no reducir las emisiones, y propuso tres ejes de acción concretos e inmediatos.
“Aplicar por 48 horas la paralización de los procesos productivos del cordón industrial cuando ocurre un peak de contaminación, cambiar la normativa existente, puesto que no pueden seguir midiendo solamente tres elementos; dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y los materiales particulados MP10, porque eso significa que quedan otras 14 empresas del cordón industrial sin medición alguna”, explicó.
Y un mecanismo que permita a las autoridades anticiparse y evitar que siga el deterioro de esta área, que en 1958 el Gobierno chileno decidió transformar en un polo industrial que hoy alberga cuatro termoeléctricas a carbón y refinerías de crudo y cobre, relegando la agricultura y la pesca tradicional.
FORBES STAFF / EFE
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