Veamos cómo ChatGPT y otras herramientas generativas de IA están generando un impacto en las universidades de América Latina.
Por Mish Dent
La llegada de ChatGPT y herramientas de inteligencia artificial similares al mercado convencional el pasado noviembre ha transformado industrias como la publicación, el diseño, la búsqueda en línea y el desarrollo de software, entre muchas otras.
Y tan rápido como llegó al lugar de trabajo, también llegó a los campus universitarios de todo el mundo. Sarah Eaton, profesora asociada de IA en la Universidad de Calgary, dijo a The Hill: “Creo que esta es la mayor interrupción creativa en la educación y la instrucción en una generación”.
En América Latina, Patricia Ávila, coordinadora de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), una red de instituciones de educación superior en la región, comparte una opinión similar y afirma que la IA tiene el potencial de “transformar la educación”.
Explica que aunque “no se tienen todavía registros en la región de la integración formal en las clases”, se conoce mejor “antes de decirle no a la herramienta, se vea su potencial para la docencia y la investigación”.
Veamos cómo ChatGPT y otras herramientas generativas de IA están generando un impacto en las universidades de América Latina.
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El rápido aumento de ChatGPT
ChatGPT es un chatbot de inteligencia artificial generativo de texto que ayuda a los usuarios con diversas tareas en respuesta al texto ingresado. Esto incluye responder preguntas, explicar temas y escribir textos como currículums y ensayos.
Ha sido utilizado por más de 100 mil millones de personas en los cinco meses desde su lanzamiento. Las empresas lo utilizan para tareas como programar reuniones, redactar correos electrónicos y responder consultas de usuarios. Incluso un episodio reciente de South Park sobre ChatGPT fue coescrito por la herramienta.
Pero con el rápido aumento de popularidad de ChatGPT también surgen preguntas sobre su uso e impacto.
El modelo de lenguaje de IA utiliza datos de Internet para generar respuestas, pero su conocimiento es limitado más allá de 2021, por lo que no puede proporcionar información sobre eventos recientes. ChatGPT no cita fuentes y se sabe que da respuestas diferentes a las mismas preguntas, por lo que no se puede confiar en él por completo. Los propios creadores de OpenAI han admitido que puede producir respuestas dañinas y sesgadas.
Como resultado de estas preocupaciones, algunos lugares de trabajo han tomado medidas para reducir los riesgos presentados por ChatGPT. Por ejemplo, muchos bancos de Wall Street han prohibido el uso de la herramienta debido a preocupaciones de seguridad.
Pero la preocupación no se detiene en las empresas; ChatGPT no está disponible en algunos países debido a regulaciones de Internet y, en marzo, Italia se convirtió en el primer país occidental en prohibir ChatGPT debido a preocupaciones de privacidad, y otros países europeos están considerando hacer lo mismo.
ChatGPT en las universidades
Dada la habilidad de ChatGPT para producir textos bien escritos en respuesta a preguntas, no es sorprendente que su uso en las universidades sea un tema de interés y preocupación. Un problema es que los estudiantes ahora tienen una herramienta que puede producir trabajos por ellos.
Un test reciente en los Estados Unidos demostró que ChatGPT podría pasar exámenes universitarios de derecho y negocios. Aunque algunas herramientas pueden detectar el uso de ChatGPT, su uso puede no ser obvio para las personas que evalúan el trabajo de los estudiantes. Dos universidades, una en Francia y otra en India, ya han prohibido la herramienta.
Al igual que en gran parte del mundo, el uso de ChatGPT es de interés para las universidades latinoamericanas. Ávila, la coordinadora de UDUAL, explicó que como ChatGPT es una herramienta tan nueva, las universidades aún están aprendiendo cómo adaptarse a su uso.
No obstante, las escuelas reconocen que “el potencial que ofrece la herramienta para apoyar en las tareas de los docentes y los estudiantes es prometedor, pero es importante reflexionar sobre cómo puede aprovecharse de la mejor manera dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje”, dijo.
Ávila dice que las universidades en América Latina están utilizando ChatGPT para tareas como mejorar la escritura, obtener una comprensión más profunda de los temas y la traducción.
Pero Ávila también señala desafíos. “Hay dos preocupaciones”, dijo. “El primero es la falta de disponibilidad de la herramienta en algunos países debido a normativas gubernamentales, censura u otras restricciones en Internet. La segunda preocupación se refiere a cuestiones más amplias de acceso y equidad en términos de una distribución desigual de la disponibilidad”.
Estos comentarios resaltan el potencial de ChatGPT para exacerbar los problemas de equidad y acceso dentro del sector educativo. Sin embargo, Ávila también reconoce el potencial de la herramienta, resumiendo que “se debe tener una actitud de apertura a la incorporación de las tecnologías con un propósito pedagógico” y “es cuestión de tiempo que se comience a incluir en distintos niveles de la enseñanza”.
Otra discusión en desarrollo entre académicos es si las herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT podrían algún día reemplazar a los profesores por completo. Esta hipótesis fue explorada por la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, Colombia, que argumentó que ChatGPT no podría reemplazar el lado personal de la relación estudiante-profesor y la conversación, escucha y empatía que respaldan el proceso de aprendizaje.
Luis Andrés Ochoa Duque, director de UPB Virtual, también reflexionó sobre la pérdida más amplia para el proceso de aprendizaje si los estudiantes se vuelven dependientes de ChatGPT.
Ochoa dijo: “Si yo me limito como estudiante como profesional o como docente a simplemente hacer lo que me lo que me dice el ChatGPT, no existe un esfuerzo extraordinario no existe una construcción que me exija aplicar conocimientos que me exija tener desempeños para el desarrollo de habilidades”.
Estas reflexiones resaltan los desafíos complejos y el potencial de ChatGPT para las universidades en América Latina como una herramienta que puede tanto apoyar como obstaculizar el proceso de aprendizaje.
Como resumió Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Tecnológica en la Universidad de San Andrés, una escuela de artes liberales en Buenos Aires, Argentina: “La IA no es una oportunidad de aprendizaje o un atajo, sino que las dos son válidas. Estamos en un momento en el que la IA puede hacerle daño a la educación, pero al mismo tiempo estamos aprendiendo para sacarle provecho”.
