Photio es una startup que nació en Chile hace tres años. Fabrican un aditivo diseñado con nanotecnología que se aplica en superficies y transforma gases contaminantes en sustancias inertes al entrar en contacto con luz solar o artificial.

Imagina tener las propiedades purificadoras que tienen los árboles en tu habitación, tus muebles o tu ropa. Que con tus zapatillas y poleras puedas convertirte en un potente descontaminante que desintegra gases y los transforma en sustancias inertes. Que tu casa, las calles que transitas u obras de los artistas tengan ese poder medioambiental y social, además de cultural. Suena casi como un deseo inalcanzable o muy ambicioso. Pero Matías Moya (30), Jaime Rovegno (32) y Constanza Escobar (27) lograron materializar esta idea a través de Photio.

Estos tres emprendedores chilenos se conocieron en la universidad. Moya y Rovegno son Ingenieros Civiles de Minas y Escobar es Ingeniera Civil Química. Moya tenía la idea de crear una solución a la contaminación y emisión de gases contaminantes en la minería por medio de la nanotecnología. Los tres decidieron reunirse después de sus trabajos para desarrollar este proyecto que no funcionó en la industria minera, pero que se abrió paso mucho más allá.

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Desarrollaron un aditivo (líquido) que se puede incorporar en distintas superficies: pintura, hormigón, asfalto, cuero sintético, tela y que, con base en sus componentes, reaccione con la radiación (luz artificial, luz solar) y comience a degradar gases contaminantes.

“Usamos como base la nanotecnología para poder aplicar este aditivo en concentraciones muy bajas, sin cambiar el color, la apariencia y que al momento de tomar contacto con sombras, luz artificial y solar empiece a generar una reacción química y esta ocurre en la superficie y es responsable de transformar gases contaminantes en sustancias inertes y ahí la gran diferencia con la fotosíntesis: no somos un proceso biológico y lo que hacemos es transformar gases contaminantes sin generar oxígeno”, detalla Matías Moya, cofundador y CEO de Photio.

“Queremos darle vida a elementos que de cierta manera no tienen ningún tipo de impacto durante su uso, como son carreteras, edificios, que son más bien pasivos a nivel medioambiental”, añade.

“Un galón con el aditivo tiene el mismo potencial descontaminante que 40 árboles maduros”.

Matías Moya, cofundador y CEO de Photio.
Matías Moya y equipo PHOTIO
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

Tras ser validados por la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de California, en Riverside, comenzaron a ganar concursos nacionales e internacionales que les permitieron conseguir sus primeras inversiones. Recientemente lograron cerrar una ronda de inversión pre-seed de US$ 600.000 a través del inversionista ángel Guillermo Maripán, futbolista chileno que los contactó a través de Instagram.

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“Fue todo muy surreal, tuvimos una conversación y cerramos esta ronda enfocada en robustecer nuestra área I+D, el laboratorio y comenzar a comercializar otros productos. Es una de las rondas pre-seed más grandes que se han cerrado en Chile. Y ahora estamos proyectando la siguiente ronda para una expansión internacional”, indica el emprendedor.

DEL ADITIVO A LAS ZAPATILLAS

Con el aditivo están trabajando actualmente con siete inmobiliarias en Chile que están pintando edificios habitacionales con la tecnología. Por otro lado, están desarrollando proyectos descontaminantes a través de alianzas con empresas donde hacen murales descontaminantes e intervenciones con más de 60 artistas —han intervenido cerca de 85.000 metros cuadrados en Chile haciendo intervenciones artísticas—.

Y del aditivo ahora han pasado a “las primeras zapatillas descontaminantes”, como Moya las llama, y poleras que purifican el aire que esperan comercializar en el futuro. Con esto, las personas podrían convertirse o tener el mismo efecto que los árboles a través de su ropa.

“Fue un salto bien grande. Lo pensamos en una primera instancia a través de la presentación del producto. Dijimos: ‘mira este no es el producto final, es un aditivo que se puede incorporar en cualquier superficie’ y lo dejamos en el imaginario de quien escuchara. ¿Dónde se podía incorporar? ¿Y si pintamos ropa a través de serigrafía o si pintamos zapatillas y muebles ¿Por qué no hacemos partícipe a las personas? Y así lo hicimos”, cuenta Moya.

Este año planean lanzar cuatro productos al mercado, entre ellos zapatillas, muebles y varias aplicaciones de materiales constructivos. Han facturado cerca de US$ 500.000 y proyectan un crecimiento multiplicado por cuatro o, incluso cinco, para finales de este 2023.

¿EN QUÉ PAÍSES TIENEN OPERACIONES CON SU PRODUCTO?

Aunque sus operaciones están centradas en Chile actualmente, tienen presencia también en Argentina, Perú, Italia y Estados Unidos, desarrollando proyectos descontaminantes.

“Nos estamos enfocando mucho en el mercado norteamericano porque hay muchas regulaciones que promueven el uso de esta tecnología y también tenemos alianzas con Dinamarca y Francia. Nos queremos enfocar allí porque Dinamarca es el país más sustentable del mundo con Finlandia y, por otro lado, California tiene mayor cantidad de regulaciones y tiene los mayores índices de contaminación, entonces para nosotros es muy relevante estar en esos lugares”, dice Moya.

Para el emprendedor, la nanotecnología tiene una gran versatilidad en la salud, factores medioambientales, entre otros, donde se pueden optimizar ciertas propiedades “porque la gracia de la nanotecnología es que cuando tú tienes una piedra grande, un mineral, que tiene ciertas propiedades, cierto color, ciertas propiedades físicas y químicas, cuando va bajando la escala cambian y son otras propiedades que aparecen y esas son las que se empiezan a aprovechar con la nanotecnología. Pero es un mercado extremadamente incipiente”, finaliza.

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