El país recibirá apoyo de parte del Banco Mundial y el BID

Esta jornada en la COP27 fue clave para el desarrollo de nuevas energías en nuestro país.

Desde Sharm el-Sheij, en Egipto, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) firmó con el gobierno dos convenios de financiamientos para proyectos de hidrógeno verde, durante el día de la descarbonización en la cumbre climática desde el pabellón chileno.

“Esta alianza que se ha venido preparando durante varios meses, nos va a permitir contar con apoyo para desarrollar la estrategia de Hidrógeno Verde. Estos organismos internacionales van a aportar conocimiento, recursos y, también su experiencia en el vínculo con las áreas que cubren al sector privado en estas instituciones, de tal manera que, en el futuro, la participación de privados en la industria también pueda contar con el apoyo de estos organismos internacionales a través de sus ventanillas”, destacó desde Chile el ministro de Hacienda, Mario Marcel.

Desde 2020, Chile cuenta con una Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, con implicancias nacionales y globales de largo plazo.

“Entendemos la industria del H2v como una pieza clave para enfrentar los desafíos de descarbonización del país, para avanzar en materia de diversificación y sofisticación productiva y como fuente de impulso para la ciencia y la tecnología, vinculando su despliegue con la investigación y desarrollo local. Por ello estamos generando diversos mecanismos de apoyo financiero tanto para I+D+i para la inversión en proyectos productivos en el ámbito del H2v”, sostuvo el vicepresidente de CORFO, José Miguel Benavente.

Las etapas del proyecto

En el caso del acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se ratifica la prioridad que se otorga al Programa de apoyo a la industria de hidrógeno verde en Chile, que se constituye en la segunda operación individual bajo la Línea de Crédito Condicional para Proyectos de Inversión (CCLIP) para la Productividad y el Desarrollo Sostenible en Chile. Este se financiará mediante un préstamo de inversión basado en resultados por un monto de financiamiento del BID de hasta US$400 millones.

El objetivo general del programa apunta a contribuir al desarrollo de la industria del hidrógeno verde en Chile, aumentar las inversiones en este tipo de proyectos, mejorar las condiciones habilitantes para el desarrollo del sector en capacidades laborales, institucionales y de innovación, y fomentar el desarrollo de las regiones donde se instalen los proyectos de producción de hidrógeno verde.

Al respecto, Graham Watkins, jefe de la división de cambio climático y sostenibilidad del BID sostuvo que “América Latina tiene la matriz energética con el mayor porcentaje de energías limpias y renovables. Chile tiene ventajas comparativas latentes para competir en el mercado mundial de hidrógeno verde. Este acuerdo ayudará al país a acelerar su compromiso hacia la descarbonización.”

En una primera etapa, la iniciativa con el Banco Mundial permitirá acceder a un préstamo por un total de US$150 millones en 2023, y por US$ 200 millones en una segunda etapa, con el propósito de contribuir al desarrollo de la industria del hidrógeno verde (H2V) en Chile.

Marianne Fay, directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú afirmó que “los aspectos sociales y medioambientales, como el suministro sostenible de agua y la gestión adecuada de los recursos naturales, serán fundamentales para garantizar la implantación de proyectos de hidrógeno verde en los territorios. Asimismo, la asociación con las comunidades locales y el fomento de las cadenas de valor productivas locales son requisitos fundamentales para garantizar una prosperidad compartida y una transición justa derivada de la industria del hidrógeno verde”.

Reconociendo los esfuerzos de Chile por avanzar en la agenda del hidrógeno verde, el Banco Mundial ha invitado a la Corfo a formar parte del nuevo Partnership de Hidrógeno para el Desarrollo (H4D) el cual será lanzado con la presencia del ministro de Energía, Diego Pardow, en el pabellón del Banco Mundial en la COP27. 

Esta nueva asociación estará integrada por más de 15 instituciones de países como Brasil, Japón y el Reino Unido, con el propósito de acelerar el desarrollo de conocimientos, políticas e inversiones que permitan el despliegue del hidrógeno verde.

La gerenta general de la Asociación Chilena del Hidrógeno (H2 Chile), María Paz de la Cruz, añadió que “si bien Chile hace contribuciones menores en materia de emisiones es uno de los países más vulnerables ante los impactos del cambio climático, y es por eso que se ha asumido un compromiso tan decidido con la carbono neutralidad y adopción de nuevas tecnologías bajas en emisiones como el hidrógeno verde”.

Y agregó Chile es uno de los países más estables de la región y sigue siendo el mejor de Latinoamérica en materia de doing business según el Banco Mundial, capaz de “ofrecer un hidrógeno renovable gracias a nuestro tremendo potencial de energías limpias como la solar del desierto de Atacama o la eólica de la Patagonia, atributos cada vez más exigidos por mercados cada vez más conscientes de la urgencia de la acción climática”.

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Otros hitos en la COP27: Alianza Sur Global para mujeres

Un grupo de 41 organizaciones de mujeres de Asia, África y América Latina (Sur Global), presentaron ayer una alianza orientada a mejorar, presionar y asegurar la financiación directa, flexible y a largo plazo de las prioridades para las mujeres y las niñas.

En un comunicado enviado por la organización, Archana Soreng, activista climática de la India y parte del consejo consultor de la juventud para el cambio climático de la ONU, apuntó que “las mujeres indígenas, afrondescendientes y de las comunidades locales deberían ser lideres de la acción climática, no víctimas de las políticas climáticas (…) La financiación no debe dejar a estos grupos detrás. Trabajamos en un tema global que necesita perspectivas globales, y eso es de lo que trata esta nueva alianza de mujeres”, dijo la activista climática de la India y parte del consejo consulto de la juventud para el cambio climático de la ONU”.

Explicaron que “esta alianza es un movimiento de base, una red de apoyo que urge a los donantes y gobiernos a rectificar esta laguna histórica en el acceso directo a la financiación climática para las mujeres y niñas. La alianza que incluye grupos de mujeres de 21 países del Sur Global, hace visible el papel de liderazgo que estas mujeres han estado jugando en la conservación y la acción climática durante siglos”, añadió.

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Jóvenes en la COP27: “Hay que ocupar espacios de poder, aunque sean hostiles”

Pablo Sánchez-Bayo (25 años) es la primera vez que asiste a una cumbre del clima de la ONU y sin embargo tiene acceso a salas de negociación en las que ni siquiera periodistas pueden entrar. De poder participar de manera más directa en las negociaciones incidiría en la cuestión de pérdidas y daños, uno de los asuntos que han acaparado el protagonismo en este evento y que consiste en compensar por los impactos climáticos a los países más vulnerables, que a su vez son los que menos han contribuido al calentamiento global. “Aquí los que van a sufrir más son los que menos han participado en el cambio climático”, lamenta el estudiante.

María, ingeniera agrónoma y especialista en cooperación internacional para el desarrollo, ha trabajado en proyectos en Colombia y en Sierra Leona. Conocedora de los esfuerzos para reducir la brecha de desigualdad entre el norte y el sur global, reivindica su papel en los foros climáticos.

“Parece que no trabajas en cambio climático si no estás en el activismo o no actúas de manera directa en los temas de los que se habla en los congresos, y no es verdad. Nosotros nos hemos dado cuenta a raíz, por ejemplo, de esa convocatoria de que lo que nosotros hacemos está también relacionado con el cambio climático”, dijo.

Critica que los jóvenes, como las mujeres, ni siquiera cuentan con un día temático enteramente dedicada a ellos, sino que lo comparten con otro tema -el día de la juventud es también el día de la ciencia, y el día del género, el del agua-, pese a que son asuntos “tan importantes como la descarbonización”.

Un mecanismo de pérdidas y daños -asunto que ha conseguido entrar en el programa oficial de las conversaciones- sería a su juicio una buena forma de atajar al mismo tiempo la justicia climática internacional y la justicia climática intergeneracional, pues coincide que muchos de los países que tienen una población más joven son también los que más están sufriendo las consecuencias del calentamiento, arguye.

Unos pocos días en Sharm el Sheij han servido a esta ingeniera de 26 años, que en lugar de tarjetas de contacto difunde sus datos con un código QR -y así “no gastar papel”- para tejer todo tipo de redes entre delegaciones de jóvenes en la COP: activistas, oradores y formaciones políticas.

“Los activistas climáticos tenemos que reclamar nuestro sitio en espacios de poder, aunque sean hostiles”, insiste por su parte la activista de 29 años Irene Vivas, que ha viajado con la delegación de los Jóvenes Verdes Europeos.

Aunque sabía que esta COP “iba a ser difícil” por “la guerra de Ucrania y todos los conflictos de intereses que tiene Europa respecto a temas tan importantes como la energía”, Vivas considera “importante” estar aquí “para observar esas decisiones que se toman, para comunicar sobre ellas, para visibilizar todo lo que no se decida y para presionar a nuestros líderes para que protejan el objetivo de 1,5 grados que está en peligro de muerte”.

Para ella, es vital conservar el objetivo de fijar el grado y medio como umbral de calentamiento que no se debe superar bajo ningún concepto, pues “es el único escenario que permite que el planeta siga siendo habitable para todos y todas”.

Además, no quiere que esta cumbre “sea un éxito” para el gobierno egipcio, lo que según la activista implicaría que la COP no sea instrumentalizada para “blanquear las relaciones de derechos humanos”, ni que se convierta en un sitio “donde invertir nuevas estructuras e infraestructuras de combustibles fósiles”.

Por último, destaca también la negociación en torno a pérdidas y daños, pues cree que hay que “pagar la factura de nuestro desarrollo“, algo en lo que no deposita gran confianza pues “el 10% de nuestras sociedades, que son los más responsables, son quienes están decidiendo lo que se tiene que hacer”.

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Forbes Staff/EFE