En América Latina están las condiciones propicias para hacer esa transición a H2 de manera acelerada
Hace una semana, cuando el presidente estadounidense Joe Biden anunció que EE.UU. prohibiría la importación de combustibles rusos en represalia por la invasión de Ucrania, el valor de las acciones de varias empresas que trabajan con movilidad a hidrógeno dieron un notable salto, indicando que el interés en este combustible se está consolidando y Chile podría salir ganando de ello.
Tras el anuncio del pasado 8 de marzo, el valor de las acciones de la automotora estadounidense Nikola, al igual que las de Ballard Power, fabricante de celdas de combustible de hidrógeno (H2), aumentó notablemente en el Nasdaq.
Ballard es una de las empresas que integran el consorcio Hydra en Chile, que en enero pasado presentó en Rancagua un nuevo prototipo de tren de potencia a hidrógeno verde para reemplazar el tradicional motor a diésel en grandes camiones de minería.
La empresa canadiense desarrolló la celda de combustible de H2 del prototipo.
También aumentaron en su momento los precios de las acciones de la noruega Nel —que fabrica electrolizadores para producir hidrógeno—; las de Tesla —el fabricante de automóviles más valioso del mundo—; las de los nuevos fabricantes de automóviles a batería Fisker y Lucid, y las del fabricante de motores Cummins, que desarrolla sistemas alimentados por H2 para los fabricantes de camiones a los que suministra.
Altos precios de la bencina impulsan la electromovilidad
Desde entonces, los precios de las acciones han vuelto a bajar y Dan Ives, analista de Wedbush Securities, dijo que detrás de la valorización entonces había inversionistas buscando gangas para invertir y que las acciones estaban “muy sobrevendidas”.
Las ganancias de Nikola y de los fabricantes de vehículos eléctricos, dijo, son “una reacción instintiva en este contexto en el que el precio de la gasolina está a más de US$ 4 (el galón en EE.UU.), pero la demanda de vehículos eléctricos se acelerará claramente en este entorno”.
El precio del crudo Brent cotizó el martes a unos US$ 98 por barril, su nivel más bajo en casi tres semanas, antes de volver a subir a US$ 102 por barril este miércoles.
El precio medio de un galón (3,8 litros) de gasolina en EE.UU. subió unos 14 céntimos, a US$ 4,31 (unos 892 pesos por litro) en promedio, según la AAA. El precio subió aún más en California, donde los automovilistas pagan una media de US$ 5,75 por galón (1.031 pesos por litro).

“Para los protagonistas del hidrógeno, esta situación geopolítica debería acelerar la adopción” del combustible, agregó Ives.
Jeffrey Osborne, analista de Cowen, dijo que más allá de las empresas de movilidad, los inversionistas parecen estar inclinándose hacia acciones de energía renovable en medio del aumento de los precios del petróleo.
El hidrógeno, especialmente para el transporte terrestre, podría beneficiarse de esa volatilidad.
“Con los elevados precios del diésel y la apuesta por la energía renovable en todo el mundo, se abre la puerta al hidrógeno verde”, explicó Osborne a Forbes. “Los cálculos podrían ser más favorables para el hidrógeno, dado el aumento de los precios del diésel en todo el mundo”.
Inversiones a largo plazo que necesitan acelerarse
Cualquier apuesta por Nikola en este momento es una inversión a largo plazo, ya que la empresa no comenzará la producción comercial de camiones Tre FCEV de hidrógeno hasta 2023. En febrero pasado Nikola comenzó a transportar cerveza para Anheuser-Busch en Los Angeles (California, EEUU) con dos prototipos de vehículos que, según la empresa, tienen una autonomía de más de 800 kilómetros.
Aparte del coste de las celdas de combustible de alta potencia y de los tanques de almacenamiento, el suministro de hidrógeno fabricado con fuentes de energía renovable sigue siendo escaso. Nikola, Cummins y otras empresas han anunciado sus planes para aumentar la producción de este combustible limpio, pero tardarán un año o más en empezar a producirlo.
En Chile, la planta experimental de Haru Oni que se construye en Punta Arenas, y que será la planta productora de H2 verde más grande de Latinoamérica, entrará en operaciones a mediados de 2022 para producir 350 toneladas de metanol por año y 130.000 litros de eFuel, para luego aumentar la producción a 55 millones de litros de eFuel en 2024 y 550 millones de litros en 2026.
Cómo beneficia a Chile la coyuntura mundial
Para María Paz de la Cruz, gerente general de la Asociacion Chilena de Hidrógeno, la prohibición de importación de combustibles rusos a EE.UU. tiene un componente coyuntural y aún hay que ver qué efecto tiene a largo plazo en la adopción de combustibles limpios como el H2 verde que el país quiere producir y eventualmente exportar.
“No hay que perder de vista que la transición energética era ya un objetivo mundial antes del conflicto en Ucrania y que la dependencia del petróleo era un problema incluso antes de la guerra y más allá de si es un país en particular, la urgencia está dada por el cambio climático y las afectaciones globales que estamos presenciando”, dijo de la Cruz.
Pero en todo caso, esa coyuntura es beneficiosa para el país.
“La guerra está acelerando la acción climática poniendo presión por disminuir la demanda de combustibles fósiles y sobre todo del gas natural, que antes se veía como un combustible de transición. Es evidente que esta situación es beneficiosa para países como Chile, que están haciendo inversiones estratégicas en potenciar industrias como la del cobre, el litio y el hidrógeno“, dijo de la Cruz.
“Debemos destacar que, en países y zonas geográficas como América Latina, están las condiciones propicias para hacer esa transición de manera acelerada por la abundancia de recursos naturales. Esa ventaja es indesmentible“, agregó.
Perú, Argentina, México, Brasil, son algunos de los más importantes países de la región que tienen abundancia de estos minerales o recursos renovables como vientos, sol y agua para producir H2 verde. Varios ya tienen o trabajan en estrategias nacionales de H2.
De hecho Biden, durante su anuncio dijo que la situación con el combustible ruso deja claro que debe motivar la transición hacia fuentes de energía más limpias.
La Comisión Europea, por su parte, también publicó la semana pasada sus planes para reducir su dependencia del gas ruso en dos tercios este año y poner fin a la misma “mucho antes de 2030”, y entre las propuestas se encuentra producir e importar más combustibles renovables como biometano e hidrógeno verde y reducir con mayor rapidez el uso de combustibles fósiles en residencias, edificios, industrias y generación de energía.
“Debemos independizarnos del petróleo, el carbón y el gas rusos. Simplemente no podemos confiar en un proveedor que nos amenaza explícitamente”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Cuanto más rápido adoptemos las energías renovables y el hidrógeno, junto con una mayor eficiencia energética, más rápido seremos realmente independientes y controlaremos nuestro sistema energético”, agregó.

La experta agregó que a raíz de todos estos movimientos posiblemente ahora crezca la presión por materializar los proyectos de H2 verde que ya están en marcha en Chile “y por ende, buenas oportunidades para firmar contratos de suministro de largo aliento que respalden dichas inversiones”.
Por último, sostuvo que Chile, con sus múltiples proyectos para generar H2 y su estrategia nacional elaborada por el gobierno anterior y apoyada por el actual, está “bien posicionado para tomar un rol relevante en la producción y exportación de hidrógeno verde”, al precio más competitivo del mundo a 2030.