A pesar del avance de los últimos años, Chile aún enfrenta importantes retos en materia de reciclaje y gestión de residuos.
El 17 de mayo, en el marco del Día Mundial del Reciclaje, Chile se enfrenta a una encrucijada: avanzar decididamente hacia una economía circular o continuar acumulando residuos que comprometen su futuro ambiental y social. A pesar de los esfuerzos realizados, nuestro país aún presenta desafíos significativos en materia de reciclaje y gestión de residuos.
Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, en 2021 se generaron aproximadamente 19,6 millones de toneladas de residuos en Chile, de los cuales menos del 20% fue valorizado, mientras que el resto se eliminó sin tratamiento adecuado. Esta situación coloca a Chile entre los países con las tasas de reciclaje más bajas de la OCDE, evidenciando la necesidad urgente de fortalecer las políticas y prácticas en esta materia .
La implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que comenzó a regir en 2023, representa un paso importante hacia la sostenibilidad. Esta ley establece metas de recolección y valorización para productos prioritarios, como neumáticos y envases. Sin embargo, su ejecución ha enfrentado obstáculos, incluyendo la falta de infraestructura adecuada y la necesidad de una mayor concientización ciudadana.
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A nivel global, los residuos sólidos urbanos podrían aumentar un 70% para 2050 si no cambiamos el rumbo, según el Banco Mundial. En América Latina, más del 90% de los residuos aún terminan en vertederos o rellenos sanitarios, y apenas se recupera el 10%. Esto no solo implica una pérdida de materiales valiosos: también significa mayores emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación de suelos y aguas, y una amenaza directa para la salud humana.
La economía circular, modelo que busca mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible, no es una moda ni una aspiración idealista: es una necesidad urgente. Para que funcione, se requiere rediseñar productos desde su origen, repensar envases, eliminar materiales no reciclables y apostar por la reutilización como política pública, no sólo como conducta individual.
Chile tiene potencial. Cuenta con recicladores de base que, a pesar de la precariedad en la que operan, cumplen un rol ambiental esencial y heroico. También existen startups, municipios y organizaciones sociales que están impulsando innovaciones en envases retornables, compostaje y reutilización de textiles. Pero estos esfuerzos siguen siendo fragmentados y desiguales.
Lo que falta es una hoja de ruta ambiciosa, transversal y bien financiada. Requerimos educación ambiental estructural desde la infancia, incentivos económicos para el diseño ecológico, penalidades reales para el sobre empaque y un sistema nacional de reciclaje que funcione con eficiencia y equidad.
El Día Mundial del Reciclaje no puede seguir siendo un recordatorio amable de algo que todos sabemos. Debe convertirse en un punto de inflexión. Porque reciclar claramente no es la primera opción ni es suficiente. Pero no hacerlo, o seguir haciéndolo mal, ya no es permisible.
*La autora es eco periodista y fundadora de “Mujer Sustentable”
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