En el siglo XXI, las inversiones responsables no son una opción, sino una necesidad. Agustín Álvarez da a conocer los principales aportes de este tipo de inversiones a las empresas.

En un mundo donde las empresas enfrentan crecientes desafíos sociales y ambientales, las inversiones responsables se han convertido en una estrategia clave para maximizar retornos financieros y contribuir al bienestar global. Pero ¿qué ganan las empresas al adoptar este enfoque?

Primero, las compañías que aplican criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) suelen ser vistas como menos riesgosas, facilitando el acceso a capital en mejores condiciones. Estudios de Harvard muestran que estas empresas tienen costos de capital entre un 10% y 20% más bajos. Por ejemplo, Unilever ha logrado atraer inversionistas al priorizar prácticas sostenibles, como reducir el uso de plástico y mejorar las condiciones laborales en su cadena de suministro.

Segundo, estas inversiones fortalecen la lealtad de los clientes. Hoy, los consumidores valoran la sostenibilidad: según Capgemini, el 79% prefiere marcas alineadas con sus valores y el 67% evita aquellas que no adoptan prácticas responsables. Marcas como Patagonia han construido comunidades fieles gracias a su compromiso ambiental, desde la reparación de ropa usada hasta el uso de materiales reciclados.

Tercero, permiten gestionar riesgos no financieros que pueden afectar significativamente las operaciones. Empresas que invierten en soluciones sostenibles no solo reducen riesgos, sino que los transforman en oportunidades competitivas. Un ejemplo es IKEA, que ha invertido en energía renovable y fuentes responsables de madera, mitigando riesgos regulatorios y fortaleciendo su reputación.

Cuarto, la sostenibilidad impulsa la eficiencia y no compromete las ganancias. Accenture ha demostrado que las líderes en sostenibilidad crecen 20% más rápido que sus pares. Esto se debe, entre otros factores, a la eficiencia operativa. Por ejemplo, Tesla combina sostenibilidad con innovación tecnológica, liderando el mercado de vehículos eléctricos y beneficiándose de incentivos gubernamentales y una creciente demanda global.´

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Finalmente, fomenta la innovación. Las empresas sostenibles desarrollan productos y servicios que responden a la creciente demanda de soluciones verdes. El Global Sustainable Investment Review indica que el 40% de estas compañías han lanzado productos innovadores. Apple, por ejemplo, ha apostado por materiales reciclables en sus dispositivos, reduciendo costos a largo plazo y diferenciándose en un mercado competitivo.

En el siglo XXI, las inversiones responsables no son una opción, sino una necesidad. La sostenibilidad no solo es un compromiso ético; es una decisión estratégica que asegura la competitividad y rentabilidad empresarial, como lo demuestran numerosos estudios de prestigiosas universidades y numerosos casos emblemáticos de éxito en múltiples sectores.

*El autor es Gerente de Mesa de Dinero de BICEVIDA

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