A diferencia de otros países, la adopción de nuevas tecnologías, y la relación de los chilenos y las chilenas con el ecommerce es de larga data

A diferencia de otros países de América Latina, la adopción y penetración de las nuevas tecnologías, y la relación de los chilenos y las chilenas con el ecommerce es de larga data. Este canal de ventas ya crecía a tasas altísimas previo a la pandemia -230% en los cinco años que van desde el 2015 al 2019-. De hecho, en la actualidad, Chile se ha consolidado como el país latinoamericano de mayor consumo per cápita en compras en línea.

Como suele suceder en el mundo tecnológico, aquello que en principio nos deslumbra y sorprende, luego lo naturalizamos a tal punto que nos cuesta imaginarnos cómo realizábamos ciertos comportamientos previo a su llegada. Hace aproximadamente cuatro años -o incluso menos-, era habitual no saber con exactitud cuándo iba a llegar a destino una compra que habíamos hecho con nuestro computador. La misma podía tardar incluso más de tres días. Hoy, con la llegada de las aplicaciones, conocemos en tiempo real dónde se encuentra nuestro pedido, y tenemos la certeza que lo recibiremos en menos de 35 minutos.

Cabe destacar que los beneficios de las apps dejan huella en el consumidor final al facilitar y simplificar su vida, pero que éstos no son los únicos. Mediante esta tecnología se ha creado un robusto ecosistema que impacta positivamente en distintos actores, industrias, fomenta el crecimiento de pequeñas y medianas empresas, democratiza el consumo y ofrece la posibilidad de contar con ingresos económicos rápidamente.

Desde la vereda de los emprendedores y los comercios, las plataformas tecnológicas se volvieron una herramienta clave para el desarrollo de sus negocios y la apertura de nuevos canales. En los últimos años miles de comercios se conectaron con millones de potenciales consumidores, ampliaron su alcance y llegaron a nuevas comunas gracias a esta “vitrina” digital. De hecho, según Artool, el 90% de los habitantes en Chile descubrió nuevos comercios a través de aplicaciones y más de la mitad luego acudió presencialmente.

Asimismo, la ventana digital que abrieron las aplicaciones también ha permitido a cientos de miles de personas el acceso a nuevas fuentes de ingresos y oportunidades económicas. Para muchos repartidores, las aplicaciones les brindaron la posibilidad de poder contar con ganancias de forma sencilla y rápida, ya sea para complementar con su actividad principal o porque habían perdido su trabajo y encontraban así una herramienta útil mientras continuaban en la búsqueda. A su vez, mediante la incorporación de la figura del repartidor independiente a través de la Ley 21.431, se han garantizado derechos comunes para quienes ejercen la actividad tales como elementos de protección, derecho a la desconexión, entre otros.

Al analizar estos aspectos y sus diferentes aristas observamos el verdadero impacto que las herramientas tecnológicas generan en nuestra comunidad. En la actualidad, la industria beneficia al 2.3% de la población ocupada en el país, de acuerdo a cifras del INE. Y en este sentido, no se debe perder de vista que para potenciar las economías locales y seguir nutriendo un ecosistema del cual son parte cientos de miles de personas, es importante continuar impulsando una mirada innovadora, fijar reglas claras y fomentar los nuevos desarrollos y emprendimientos locales.

*El autor es gerente general de Rappi Chile

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