Las concesiones han cumplido su objetivo: reducir el déficit de infraestructura y liberar recursos
Por Luis Eusebio Íñigo
Para muchos inversionistas extranjeros que han venido a Chile a contribuir con su calidad de vida y desarrollo, buscando oportunidades de crecimiento y sostenibilidad empresarial en el
sector de la infraestructura, el sistema de concesiones que lidera el Ministerio de Obras
Públicas ha sido un aliciente para exitosas alianzas de inversión.
Con todo el espacio de mejora que tiene aún este modelo público-privado, es pertinente
reconocer que ha cumplido con su principal objetivo: reducir sustancialmente el déficit histórico de infraestructura vial del país y, lo más importante, liberando recursos públicos para destinarlos a otros fines sociales más elementales como programas de salud, vivienda,
pensiones y educación.
Cifras oficiales estiman que en los últimos 30 años se han ejecutado cerca de US $20.000
millones de inversión privada bajo el modelo de concesiones que han modernizado la
infraestructura del país. En el caso de las autopistas urbanas, se ha constatado un impacto positivo directo en la conectividad, productividad, calidad de vida y competitividad de Chile, al generar menores costos de producción, una reducción significativa de los tiempos de viaje y una baja tasa de accidentes.
Un modelo virtuoso, ratificado por la visión de nuestros accionistas Aleatica y Sacyr, que han permitido contribuir con el financiamiento de estas obras, promoviendo la inversión a largo
plazo con tarifas reguladas que pagan directamente quienes usan las autopistas y no toda la
sociedad con impuestos generales, lo que es más equitativo territorial y socialmente.
Con AVO 1, la más reciente autopista concesionada estrenada en Chile, inauguramos una
nueva etapa en la forma en que se desarrollan estas grandes obras, tan primordiales para la
ciudad.
Somos la primera autopista urbana sostenible de Chile, con una política justa de cobro por kilómetro recorrido y concebida desde su origen como una obra amigable con el medio ambiente, que provee el mayor ahorro en tiempo de viaje en su recorrido.
La inversión y operación de la infraestructura se recupera a largo plazo con el pago que hacen
los usuarios directos de la autopista, quienes, a diferencia de otras autopistas, pagan solo lo
que usan, ahorrando tiempo y dinero.
Desde su origen, nuestra vía fue concebida como una obra sustentable. Innovamos en la
construcción de dos túneles híbridos, reutilizando el 70% del material que se extrajo al excavar el terreno, y más de 1.300 toneladas de acero ferroso se reciclaron y toda la iluminación de la traza utiliza un sistema LED IOHNIC que permite reducir el consumo energético en más de 40%, evitando la emisión anual de 230 toneladas de CO2, equivalente a la absorción realizada por más de 15.000 árboles.
AVO 1 también ha sido pionero en su integración con el entorno. Diseñamos mano a mano con las autoridades locales y comunidades el Parque Vespucio que recorre por la superficie gran parte del trazado de la autopista y otras mitigaciones urbanísticas y medioambientales.
La seguridad es otro aspecto crucial donde hemos elevado los estándares y protocolos, lo que
la posiciona hoy como la autopista urbana más segura de Chile, con menos accidentes, menos delitos contra usuarios y mejor tasa de respuesta ante emergencias viales.
La señal que Chile está dando al mundo es que se puede maximizar la inversión en
infraestructura vial y la calidad de vida de las ciudades a través de alianzas público-privadas
que tienen ahora un enfoque más integral, social y económico.
El camino que viene debe guiarnos hacia la optimización del modelo. Los concesionarios, sus
inversionistas, las comunidades, usuarios y autoridades podemos seguir trabajando juntos para crear ciudades más sustentables.
*El autor es Gerente General de AVO I
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