Ser joven en el 2022 es diferente a lo que era 20, 40 o 60 años atrás
Imagina que tienes 18 años. Naciste después del año 2000. Siendo un niño viste a tus padres enfrentar la primera gran recesión el 2008, y quizás alguno de ellos perdió su trabajo. Ya como adolescente vives una pandemia global, lo que nuevamente genera una crisis económica. La inflación crece y hoy escuchas alarmas de otra recesión el 2023. Vives en un planeta afectado por el cambio climático. Algo que fue generado por generaciones pasadas a la tuya. Las pantallas son omnipresentes en tu vida. Puedes averiguar al instante lo que cualquiera de tus amigos está haciendo.
Con respecto al mundo de la educación y el trabajo, recibes señales contradictorias: Al pensar en tu futuro, tus padres te dicen que tener una profesión es indispensable, pero cada vez te encuentras con más gente exitosa que no tiene una carrera tradicional. Muchos de tus modelos a seguir están en TikTok, algunos con millones de seguidores. Aprendes a hacer de todo con tan solo buscarlo en YouTube o con una app en el teléfono. ¿Vale la pena entonces estudiar 5 años para obtener una carrera?
Ser un joven en el 2022 es diferente a lo que era 20, 40 o 60 años atrás. Existe una amplia gama de oportunidades y alternativas que muchas veces más que dar libertad, pueden paralizar y frustrar. Algunas tendencias en Chile a considerar: La matrícula de educación superior está prácticamente estancada, con un incremento de 0,6% respecto de 2021. La mayor participación se la llevan carreras técnicas (más prácticas y cortas) con un 58.4% del total. La tasa de deserción permanente es de un 14,6%, y alrededor de un 20% del total de jóvenes no estudian ni trabajan.
Frente a esta situación, ¿qué debemos hacer cada uno de nosotros para apoyar a los jóvenes? La desmotivación de los jóvenes por el camino tradicional de educación y trabajo necesita una mayor apertura de mente de parte de los adultos. Más que forzarlos a encajar en el camino ya establecido, necesitamos desarrollar en ellos la agencia para mantenerlos comprometidos con el aprendizaje, enseñándoles a ser adaptativos, creativos, solucionadores de problemas y empáticos. Guiarlos en su propia exploración de carrera y despertarles el amor por el aprendizaje permanente. Como dice Eric Hoffer, “En tiempos de cambio, quienes están abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro”.
¿Universidad tradicional?, seguro, si eso encaja. Las carreras profesionales del futuro probablemente combinen mucho más el aprendizaje en línea a distancia, entrenamientos durante el trabajo, programas específicos de especialización y carreras superiores más cortas. Si tu hijo te dijera entonces que quiere dedicarse a ser “influencer” en redes sociales, ¿qué le dirías? ¿Un “NO” rotundo? Yo pensaría la respuesta dos veces. Quizás las oportunidades laborales sean buenas para él en esa área, o quizás esa sea una semilla que -combinada con otros aprendizajes futuros- le permitan a tu hijo desarrollar una carrera profesional única y demandada por los futuros empleadores.

*El autor es director ejecutivo de Coding Dojo en Latinoamérica.
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