Las fronteras de la Computación de Alto Rendimiento se están ampliando a más áreas del trabajo investigativo
Descubrir los secretos del universo, realizar simulaciones de impacto climático o probar los
distintos efectos de un nuevo tratamiento farmacológico son procesos esenciales para el avance científico y tecnológico.
Actualmente el procesamiento de datos a velocidades anteriormente impensadas, sumado al análisis de enormes cargas de información, son herramientas fundamentales para aportar con soluciones rápidas y que requieren una reacción inmediata, tal como lo vimos al enfrentar la reciente crisis sanitaria nivel global.
A fin de superar algunos de los desafíos más difíciles del mundo actual, las supercomputadoras simulan, modelan y mejoran la comprensión de las interacciones que sustentan la climatología, las estructuras subatómicas, la genética y la física, entre otras.
Hoy vemos cómo cientos de petabytes de datos sin procesar llegan a distintas supercomputadoras de universidades y centros de investigación del mundo. Para enfrentar y canalizar eficientemente este volumen de información se requiere una infraestructura de procesamiento de alto rendimiento que esté sustentada en tecnologías de vanguardia que entregan estos procesadores de última generación.
Las fronteras del cómputo de Alto Rendimiento (HPC) se están ampliando cada día más, alcanzando diversas áreas del trabajo investigativo. Así es que equipos de investigación biológica se encuentran estudiando la ingeniería de las proteínas para dar paso a nuevos tipos de industrias y diseñar nuevas terapias médicas y farmacéuticas con el objetivo de mejorar la vida humana.
Simular y llegar a la esencia de la materia sería imposible sin un respaldo veloz y confiable de los datos. Actualmente, los científicos están estudiando la naturaleza de los materiales a la menor escala posible, desde la generación y la transmisión de energía hasta la producción de dispositivos tecnológicos cada vez más rápidos, pequeños y versátiles. Eso lo conocemos muy bien, pues lo vemos aplicado en nuestra propia industria: el desarrollo de procesadores y chips.
Desde AMD estamos aportando a uno de los desafíos más complejos del mundo. El Perseverance, la máquina más avanzada que ha llegado a Marte, ha sido equipada con tecnología de cómputo para que sus sistemas a bordo puedan procesar y eliminar información innecesaria antes de compartirla con el centro de control en la Tierra, por ejemplo, detectando muestras pequeñísimas del tamaño de un grano de sal para analizar el suelo y rocas de la superficie.
La consolidación de la informática de alto rendimiento se acelerará con la creciente adopción de servicios en la nube, agilizando la transformación digital hacia nuevas industrias y experiencias, así como la transición de las soluciones de supercomputación a exaescala y la implementación masiva de Inteligencia Artificial.
Continuar apostando para potenciar la Investigación y Desarrollo en diferentes polos de innovación es el aporte que deben hacer los distintos actores de la industria tecnológica.
Contribuir desde distintos frentes de desarrollo permite crear sinergias efectivas y descubrir nuevas aplicaciones para estos acelerados avances de transformación y evolución digital.
El autor es gerente de AMD para América Latina
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