Abordar estos desafíos requiere de las empresas entender que el reto es más grande que su propio alcance

Concebir ecosistemas complejos es un desafío mayúsculo, por lo que se hace necesaria la concurrencia de voluntades para desarrollar una visión común, entender cuál es el punto de partida, definir qué aporta cada participante, y en especial, contar con su compromiso y sobre todo, pasión por la idea de hacer algo que antes no existía. Este es el tipo de desafío que enfrentamos en Chile ante el desarrollo de ciertas industrias, y que en el Centro de Innovación UC las agrupamos en torno al nombre Industrias del Futuro.

En este grupo de industrias visualizamos el desarrollo de Hidrógeno Verde, la consolidación de la Movilidad, tanto energéticamente sustentable como autónoma, la Minería y sus desafíos de futuro, la alimentación y su pivoteo en una Agricultura Tecnológica (Smart Agriculture), la Energía Mareomotriz, y por supuesto, las Industrias Creativas con su potenciamiento desde la economía de las ideas.

Los ecosistemas complejos son dinámicos y supone que su comportamiento cambia o evoluciona con el paso del tiempo, por lo que abordar estos desafíos mayúsculos requiere una habilidad de comprensión por parte de las empresas, que implica entender que el reto es más grande que su propio alcance. Así como que es necesaria la cooperación, que los resultados serán del ecosistema y no sólo apropiables por un actor, y a su vez, que tanto los beneficios como los riesgos serán compartidos.

Hay casos notables de este tipo de ecosistemas en el mundo. Como en Bélgica, que existe IMEC (Interuniversity Microelectronics Centre) como una respuesta a los desafíos globales sobre el futuro de la industria de nanotecnología y sus múltiples aplicaciones. En investigaciones que realiza IMEC, como por ejemplo en tecnología EUV (Extreme Ultraviolet Lithography), se orquestó lo siguiente: IMEC desarrolla la idea e investiga su potencial; Intel, que participa en este consorcio, diseña el microchip, el cual fabrica la taiwanesa TSMC, y utiliza máquinas de ingeniería alemana provistas por ASMI.

De esta manera, los usuarios de estas tecnologías, al estar asociados a este ecosistema, evitan negociar con un sólo proveedor dominante tecnológico y, así mismo, estas grandes corporaciones reducen el riesgo ante las apuestas tecnológicas de futuro, que tienen resultados inciertos. Es así como IMEC es un ente neutral al portafolio tecnológico y opera como un embudo de capacidades, capaz de convocar competidores, empresas líderes y startups.

Es en este ámbito donde las universidades podemos hacer un gran aporte, convocando actores relevantes a participar de estos ecosistemas y orquestando la dinámica mediante el desarrollo de Hojas de Ruta, tanto de la industria como de las empresas.

Al mismo tiempo, apoyando que empresas internacionales sean parte integral, tanto usuarias de la tecnología (off takers) como proveedoras tecnológicas, con la salvedad que transfieran parte de su quehacer para generar desarrollo local de punta, en conjunto con el talento chileno. De esta manera, vamos construyendo ecosistemas complejos y dinámicos, lo que permite ser altamente competitivos y así convertir a Chile en un atractivo polo de desarrollo, a escala mundial.

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El autor es director ejecutivo del Centro de Innovación UC Anacleto Angelini
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