En un comunicado, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social informó que el Ejecutivo "decidió no renovar, transitoriamente, la suma urgencia en la discusión del proyecto que reforma el sistema previsional" con el objetivo de conseguir un "acuerdo político amplio".

El Gobierno de Chile desistió este lunes de acelerar la discusión parlamentaria de su proyecto para reformar el sistema de pensiones, una de las mayores promesas del presidente Gabriel Boric, después de que la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) condicionara las negociaciones para conseguir un acuerdo a la dimisión de uno de los ministros.

En un comunicado, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social informó que el Ejecutivo “decidió no renovar, transitoriamente, la suma urgencia en la discusión del proyecto que reforma el sistema previsional” con el objetivo de conseguir un “acuerdo político amplio”.

“Es inaceptable (…) Las personas mayores están por encima de esos intereses (los de la UDI). Tenemos que llegar a un acuerdo en materia de pensiones para subirle las pensiones a las personas que se han dejado la cresta trabajando toda su vida”, indicó Boric en su primer acto oficial tras finalizar su primera gira europea.

“Hay algunos que no se sientan a la mesa a conversar, ¿con qué cara no se sientan a la mesa a conversar?”, agregó el mandatario, quien también recordó la negativa de la oposición a negociar sobre un nuevo pacto fiscal.

La UDI se levantó el pasado viernes de la mesa de diálogo sobre la reforma de pensiones y supeditó su vuelta a la dimisión del ministro de Desarrollo Social y Familia, Giorgio Jackson, salpicado por presuntas ayudas fraudulentas a una fundación privada vinculada a su partido, Revolución Democrática (RD), que forma parte de la coalición de gobierno.

“Acá hay una persona que tiene que asumir una responsabilidad política, la judicial no nos corresponde a nosotros. Mientras esa responsabilidad política no se haga efectiva, el diálogo político va a ser imposible”, dijeron los conservadores en la misiva.

Los otros dos partidos de la oposición, Evópoli y Renovación Nacional (RN), se desmarcaron de su socio conservador y anunciaron su continuación en la mesa de diálogo.

“No puede ser que las urgencias ciudadanas dependan de la opinión de un partido político respecto a un ministro del Gobierno”, declaró este lunes la ministra vocera del Ejecutivo, Camila Vallejo.

El Gobierno chileno propone crear un sistema mixto, subir las cotizaciones del 10% al 16% a cargo del empleador y el fin de las polémicas administradoras privadas de pensiones (AFP), creadas durante la dictadura militar (1973-1990).

Junto con la tributaria -que tampoco ha sido aprobada aún-, la reforma de pensiones es una de las promesas estrella de Boric y una de las grandes demandas de la ciudadanía desde hace más de una década.

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El sistema de pensiones chileno fue pionero en la capitalización individual y obliga a cada trabajador a aportar un 10% mensual de su sueldo a una cuenta personal de la que puede disponer cuando se jubile (60 años las mujeres y 65 años los hombres) y que es gestionada por las AFP.

En los últimos años, el modelo ha sido ampliamente criticado por las escasas pensiones que otorga: la pensión media ronda los 200.000 pesos chilenos mensuales, según datos del pasado junio de la Superintendencia de Pensiones (SP)

Sus defensores argumentan que el modelo ha contribuido al desarrollo del mercado nacional de capitales, mientras que sus detractores consideran que el sistema sólo funciona si se tiene un empleo estable y un ingreso alto, algo impensable para la gran mayoría de los trabajadores.

En 2008, se hizo una reforma y se creó una pensión financiada por el Estado para los más pobres, que se amplió en 2021 hasta los 185.000 pesos mensuales.

Con información de EFE

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