La historia de emprendimiento de Óscar Muñoz, el fundador de una de las marcas pioneras del ecommerce en Chile más exitosas, Green Glass, está llena de coraje y superación. Tras períodos difíciles, la empresa vende actualmente entre 1.3 y 1.5 millones de dólares al año y en total ha vendido más de 10 millones de dólares desde el inicio, lo que se traduce en 2 millones de vasos de vidrio reciclado.

Óscar Muñoz quería ser profesor, o médico para salvar vidas, pero terminó por titularse ingeniero comercial en la Universidad de Chile y fundar una empresa cuya idea fue desestimada por un profesor y sus compañeros al principio de su carrera universitaria. Sin embargo, su proyecto de hacer vasos con vidrio reciclado, le gustó a otro de sus amigos que lo invitó a formar parte de su grupo y convenció al profesor. Pasó la materia y le compraron vasos, pero ahí dejó esa universidad y se cambió a la UCH. Era 2009 y había empezado su viaje en Green Glass.

Pero, para Óscar, emprender no era un camino opcional, sino algo que tenía que hacer para ayudar a su familia que estaba endeudada y con un negocio en quiebra. Su madre era artesana; hacía aros y collares de vidrio. Sin embargo, el negocio cayó y estaban a punto de perder la casa. “Yo tenía 18 en ese entonces. No quería pedirle un peso a nadie y veía a mis papas en esto, nos iban a rematar la casa y, además, no podía pagar la universidad yo era el mayor de 3 hermanos, y fui el pilar económico en ese entonces”, cuenta en entrevista con Forbes Chile.

Lee también: Chile quiere atraer inversores y reforzar colaboración energética con China

Oscar Muñoz, Green Glass
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

“Inicié el negocio para salvar a mi familia, lo seguí para pagar la universidad y poner comida sobre la mesa porque en mi casa no había nada en el refri, nos cortaban la luz, nos llegaban a embargar las cosas, mi papá se enfermó y un día veníamos de la clínica a las 3:00 de la mañana y mi mamá paró el auto, se bajó, salió corriendo y se puso a llorar. Dije ‘la vida no se me puede poner peor, llegué al máximo de vulnerabilidad. Mañana me voy a levantar y aunque me ponga en la esquina a vender vasos, voy a salir de esto. De ahí saqué fuerzas”, recuerda.

Se graduó de la universidad en 2015, con una deuda de 30 millones de pesos chilenos, y ahí Green Glass vendía aproximadamente 60 millones de pesos en el año. Era sólo Óscar Muñoz y un trabajador que hacía los vasos desde la casa de sus papás y, luego desde un centro de reciclaje en La Reina hasta mudarse a la planta en la que están ahora que compraron en 2021. En 2017, el empresario llegó al banco a pagar la deuda completa de sus estudios y en efectivo.

“Critico el sistema universitario porque creo que es muy caro, largo y que no nos enseñan habilidades reales, hablo por mi carrera. Me trataban mal, pagaba muy caro y no me enseñaban nada que me sirviera para mi carrera; desafié a los profesores, nunca me llevé muy bien con ellos porque trato de llevar todo a la práctica. Siempre fui una oveja negra, un bicho raro”, se describe. Por eso, al salir, empezó a estudiar marketing digital por su cuenta, fue pionero con Green Glass en Shopify, e invirtió en publicidad. Pasó de vender 60 a 200 millones de pesos chilenos.

En 2017 se le ocurrió diseñar vasos de piscola de medio litro, con frases divertidas -hasta entonces sólo hacía vasos cortos con logos de marcas que ya traían las botellas recicladas-. Apenas lanzó esa colección, vendió 1.000 dólares a través de ecommerce y, en los últimos cinco años vendió entre 1,3 y 1,5 millones de dólares al año.

Green Glass
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

En publicidad online, Green Glass invierte entre 100.000 y 200.000 dólares al año e, incluso, ha llegado a invertir la cantidad de 35.000 dólares en un mes. También mantiene una tienda física en Santiago y el plan de Óscar es abrir 4 o 5 más en Chile.

En total han vendido mas de 10 millones de dólares desde el inicio, lo que se traduce en 2 millones de vasos y, siendo un emprendimiento, Green Glass ocupa el puesto 82 como la empresa con mejor reputación corporativa de Chile en el Ranking Merco, por detrás de Procter & Gamble.

¿Qué hizo que Green Glass tuviera éxito?

Una empresa que hace vasos temáticos con vidrio reciclado, que no es un producto de primera necesidad, estuvo a punto de la quiebra varias veces, y lleva 15 años reinventándose. “Siempre hay algo que me salva”, resalta Muñoz… ¿Cómo lo ha logrado?

“Aquí el secreto es ofrecerle a la gente lo que quiere. Qué es lo que le gusta a la gente, no lo que me gusta a mí. Tenemos vasos con temática de profesiones, de películas, de artistas, de empresas, personajes, los temas que le encantan a la gente y que apoyan a causas que le importan. Al final lo que vendemos es eso, con qué conectas tú y nosotros lo vamos a tener con un diseño muy bonito en el vaso”, responde el emprendedor.

Vasos Green Glass
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

Actualmente, el 60% de las ventas de la compañía es a empresas, porque Óscar Muñoz se dio cuenta que las empresas compraban para hacer sus regalos corporativos personalizados y la venta era sobre los 1.000 dólares vs. los 30 dólares que podía gastar una persona. Ahí dio la vuelta al foco del negocio.

En 2017, por otro lado, también empezaron a hacer donaciones. “Mi sueño desde el día 1 era donar dinero, visibilizar un problema y que pudieran aportar con su compra. Actualmente hemos donado más de 200 millones de pesos para distintas fundaciones”, cuenta.

¿De dónde sale el vidrio?

Los vasos de Green Glass se hacen con botellas de vidrio recicladas que salen, principalmente, de:

Hasta 2017 trabajaban 100% con recicladores, pero ahora el 70% del material sale de residuo industrial de un convenio con Cristal Chile, “el mayor productor de botellas, que hace 10 millones de botellas al día”, indica el emprendedor. Las que salen imperfectas de allí, se las venden a Green Glass a un precio preferencial, y luego, lo que les sobra, se lo venden de vuelta.

El 30% del vidrio restante lo consiguen a través de recicladores. Desde 2014 trabajan con el centro de Diego Villalobos, en la Cisterna.

Green Glass
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

El sueño de lograr ser profesor

Este emprendedor nunca se dio por vencido, ni en su empresa, ni en su sueño de ser profesor. Tocó las puertas en la universidad de donde egresó pero le dijeron que no podía enseñar porque no estaba lo suficientemente preparado. Así que, una vez más, tomó acción. En 2014 nació su proyecto ‘Haciéndola’, un blog de emprendimiento que quería servir de guía para otra gente con talento que no sabía cómo gestionarlo.

“Compartía las cosas que me funcionaban. Ahora somos 15 en Haciéndola y es una empresa de formación ecommerce. Hay cursos, pero tenemos programas de formación de 3 meses, en los que entras con nosotros, te ponemos acompañante de experiencia con el que te juntas semana a semana y orientamos en todo el proceso de ventas hasta cómo dirigir al equipo, las metas”, señala.

“En este proceso de emprendedor tienes distintos valles de la muerte y desafíos. Hacemos entre 30.000 a 40.000 vasos al mes, y es difícil mantener esa escala. El último trimestre es cuando la rompemos por Navidad y los regalos corporativos. Es súper amargante ser emprendedor por años sin siquiera saber si va a funcionar. Es lo más desesperante y acá tratamos de ayudar. El mensaje es ser muy consciente de cuál es nuestro impacto, porque primero parte por casa, necesitamos humanos inteligentes y dispuestos a pelear por la sustentabilidad del planeta. Hoy día tenemos problemas gigantes en este tema. Yo no entreno tiburones, trato de entrenar empresarios para que hagan mejores empresas para que cumplan un rol positivo en la sociedad“, explica.

Después de tanto batallar y salvarse, Óscar Muñoz actualmente se siente feliz. Quiere tener salud, estar bien con su esposa, tener hijos y seguir haciendo las cosas bien como empresario. Es el próximo desafío.

Oscar Muñoz, Green Glass
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile