La empresa chilena está recaudando fondos para llegar a más países a través de una plataforma con Blockchain y ML

El lado emprendedor de Pablo Albarrán se unió a la sensibilidad que siempre tuvo por los animales y que lo llevó a estudiar Agronomía, en la Pontificia Universidad Católica de Chile, para luego especializarse en Ciencias Animales. Cuando investigó que más del 90% de la industria de alimentos no se preocupaba por el bienestar animal para la producción pensó: este modelo tiene que cambiar.

Y así, en 2011, nació Ecoterra. Albarrán regresaba a Chile tras vivir un tiempo en Canadá. Allá se dio cuenta de que los consumidores eran conscientes de la sostenibilidad del producto, más allá del precio e hizo una tesis sobre eso.

“Los profesores se reían y decían ´¿y quién te va a pagar más por estos huevos y a quién le importa?´. Terminé la tesis y me lancé a emprender con 2.000 pollitas y un trabajador. Las alimentamos, construimos los gallineros; después, en las tardes, salía en un camioncito, que era mi auto, a dejar los huevos y después trataba de hacer vida social y poco a poco empezamos a crecer”, cuenta Albarrán, CEO y fundador de Ecoterra que actualmente tiene ventas sobre los 2.500 millones de pesos chilenos (creciendo un 35% con respecto a 2020) y trabaja en colaboración con más de una decena de productores de huevos, leche de vaca y cabra, aderezos y otros productos naturales y sustentables.

“Para 2011 fuimos los primeros en producir huevos de gallinas libres y en 2014 certificamos esto. Nos preocupa hacer alimentos naturales, sustentables pero con propósito, que sean una alternativa a hacer las cosas mejor y dejar mejor el planeta de como lo han encontrado”

pablo albarrán, fundador y ceo de ecoterra.

Gallineros de Ecoterra. Foto: Provista

Plataforma colaborativa Fair Farms

De producir huevos, Ecoterra pasó a amplificarse con pequeños productores de todo Chile (más de diez) que tienen, en total, 50 mil animales en el modelo productivo. Así han logrado que sus productos se vendan en comercios de todos los tamaños, desde los más chicos, hasta los grandes supermercados, además de exportarlos en Canadá, Estados Unidos y México a través de Amazon.

Ahora, la meta es recolectar  —junto a la solución de crowdfunding, Broota — 1.350 millones de pesos que le permitan desarrollar una plataforma que Albarrán llama Fair Farms. “La gracia de esta plataforma es montar el modelo en otros países y vender los productos locales de esos países, asociarnos con productores locales en Perú, Colombia, México; apoyando la producción sustentable local”, indica el emprendedor.

El 60% del dinero que buscan recaudar es para crecer en ventas: montar oficinas en los países a los que quieren llegar, hacer la red de colaboración, vínculos comerciales y así vender. Otro 20% para seguir desarrollando el propducto. Y el 20% restante destinado a la plataforma digital Fair Farms.

“Creemos que para poder exportar este modelo necesitamos una plataforma que nos apalanque y que incluya a los productores, maquiladores, distribuidores y clientes finales, lo más importante. Esta basada en dos tecnologías: blockchain, que asegura trazabilidad perfecta hasta el cliente final, y después Machine Learning, que nos permite entender cómo será nuestra demanda y comprometer oferta de nuestros productores. Esta plataforma va a tener cercanía emocinal con el cliente porque puede acercarse al productor y saber cómo lo hizo”, detalla.

En este modelo de la empresa, asegura Albarrán, certifican a productores, los capacitan y acompañan para que se comprometan con el propósito de producción sostenible y respetando el bienestar del animal. Ecoterra estima la demanda  y “le damos una seguridad de pagarle al mejor precio. Logística, acompañamiento y relacionamiento con clientes”, resume el empresario.

Albarrán cree que el consumidor en Chile y en la región, así como en el resto del mundo, es mucho más consciente en cuanto a la sostenibilidad del producto, cómo se hace, qué hay detrás. Como ejemplo de eso, dice, está el crecimiento de la empresa durante los últimos años en el país. “El futuro de la industria de los alimentos va hacia la sostenibilidad 100%. Y el futuro de las nuevas empresas es colaborativo”, afianza.

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