La pandemia incrementó la visibilidad de sus canales. Buscan potenciarlos con negocios paralelos.

Si algo les queda claro a los edutubers peruanos es que sus canales de Youtube no llegaron para reemplazar a los maestros ni a los profesores, ni antes ni después de la pandemia por la COVID-19.  No obstante, la actual coyuntura ha significado un mayor dinamismo para la reproducción de sus contenidos, pero también algunos cambios en sus carreras. 

“Nosotros hacemos un trabajo masivo. Los profesores usan nuestro contenido en universidades. Ahí debería quedarse: en material de consulta”, afirma Aldo Bartra, quien en el 2013 subió el primer video a su canal El Robot de Platón, especializado en divulgación científica. 

Con 1 millón de suscriptores (y perspectivas de cerrar el año con 1,5 millones), el peruano radicado en Nueva Zelanda reconoce que el año pasado no fue su mejor año en términos de vistas. En efecto, según comenta, estas se contrajeron, pero aun así sus ingresos por monetización de CPM (coste por cada mil impresiones, es decir, una comisión que paga la red por cada mil vistas) aumentaron 60 %. 

¿Qué pasó? Bartra tiene una hipótesis: su universo de seguidores se expandió. “De repente tengo más público estadounidense”, especula y agrega que el CPM en países de habla inglesa genera mayores retornos que en los de habla hispana. 

“Nosotros hacemos un trabajo masivo. Los profesores usan nuestro contenido en universidades. Ahí debería quedarse: en material de consulta”, afirma Aldo Bartra, de El Robot de Platón.

En un negocio sin fronteras, cuyo tráfico en el caso de los edutubers peruanos se concentra en México (y luego en el Perú), América del Norte está a la vuelta de la esquina. ¿Qué acorta la distancia? Para Jorge Tejero, edutuber de Matemóvil, la clave está en la similitud de las currículas. 

El canal de matemáticas, física y estadística, dirigido a estudiantes de los últimos años de secundaria y universidad, con 1,3 millones de suscriptores, partió en abril del 2014. Como Bartra, el ingeniero industrial renunció a su trabajo de entonces y se enfocó en poner en marcha “su pasión”. En el 2020, Tejero vio despegar el canal, que en diciembre del 2019 contaba con 690 mil suscriptores. 

Tejero atribuye el crecimiento no solo al contexto y a la educación online que impuso la pandemia, sino también al auge y espaldarazo que recibió el año pasado su presencia digital por parte de su hasta entonces casi inactiva página en Facebook. Hoy tiene allí 2,5 millones de seguidores, en su mayoría madres, padres y abuelas. “Me imagino que (el alcance) creció por la preocupación de los padres”, comenta. 

Este año prevé llegar a los 2 millones de suscriptores en Youtube, donde le resulta más eficiente monetizar que en Facebook (puesto que esta red social le demanda crear un mayor número de publicaciones por día para monetizar, explica). Sin embargo, su estrategia se diversificará, pues Tejero revela que busca ampliar su target a niños de primaria en el corto plazo. 

Jorge Tejero, de Matemóvil, prevé llegar a los 2 millones de suscriptores.

Negocios paralelo

La pandemia también los está impulsando a incursionar en nuevos negocios. Salvattore Vargas, quien creó el canal Academia Internet hace seis años, planea comenzar a desarrollar contenido para escuelas y universidades. “Creo que ahí está el negocio”, dice el edutuber. 

Con 1,09 millones de suscriptores, Vargas considera que el canal puede convertirse en una vitrina para esa actividad. Conoce el potencial: durante los primeros meses de pandemia, de abril a junio pasados, las vistas de Academia Internet crecieron 75%, apunta. 

El canal de Salvattore Vargas, Academia Internet, creció 75% en vistas de abril a junio pasados. Hoy tiene 1,09 millón de suscriptores.

Fidel Medina Castillo, conocido por “Mi Profe Fidelito”, abrió su canal en Youtube en el 2016 y lo mantuvo intacto hasta julio del año pasado. Un mes después, subió un video que alcanzó las 35.000 vistas, lo que animó a seguir posicionándolo. En efecto, para entonces ya tenía miles de seguidores en Tik Tok, donde había levantado el telón pocos meses antes (en marzo del 2020), resolviendo problemas matemáticos. Su historia ha llegado a la televisión: ante la desaceleración de su negocio familiar (una cadena limeña de pastelerías), con el apoyo de sus hijos tras bambalinas, decidió volver a ejercer la docencia, de la que se había alejado en el 2008. Hoy cuenta con 2,6 millones de fans. 

Como Vargas, Fidel cree que la visibilidad en la nube le permitirá generar ingresos más allá de los CPM y el resto de pilares tradicionales que hasta ahora hacen al negocio de los edutubers, como auspicios directos o rentas por participación en eventos. La pandemia global contrajo estos soportes, cuentan las fuentes. 

En efecto, durante el segundo semestre del año pasado, Fidel lanzó una academia virtual, en la que se inscribieron unos 500 alumnos. Este semestre el número de alumnos disminuyó, una caída que él atribuye a dos factores: la estacionalidad de la demanda de academias, concentrada entre agosto y diciembre; y la existencia de un mayor número de competidores. 

Al respecto, señala que en octubre de 2020 identificó 32 academias online en Internet, mientras que en abril pasado contabilizó 137. Dicho incremento, señala que trajo aparejada la disminución de los precios del servicio. De allí, el interés de los edutubers en diversificar las fuentes de ingresos. 

Fidel Medina Castillo es conocido en Tik Tok como “Mi Profe Fidelito”, donde tiene 2,6 millones de fans. Reactivó su canal en Youtube en agosto pasado. Hoy tiene allí más de 26 mil suscriptores.

Breve y divertido

Para generar más vistas y CPM, los edutubers deberán adaptarse a la tendencia de los Youtube shorts, un formato vertical de video de un minuto que ofrece la red, muy parecido a los Instagram Reels o a los de Tik Tok. Este tipo de contenido los reta a ser brevísimos en sus explicaciones y, sobre todo, divertidos. 

No obstante, no es la necesidad de ser graciosos lo que les genera reparos a algunos edutubers, sino el estrecho marco de acción de los shorts habilita para exponer razonamientos complejos. “Hay compañeros que les ha ido muy bien atrayendo suscriptores”, afirma Vargas. “La limitación es el tiempo”, opina a su turno Tejero, quien incursionó en el formato hace medio año, para generar más tráfico. 

Bartra, que además de El Robot de Platón gestiona dos canales de Youtube más con más de 400 mil y 650 mil suscriptores (Robotitus y El Robot de Colón, respectivamente), sabe que la rigurosidad y el entretenimiento pueden conjugarse. En ese sentido, cuenta que su próxima apuesta está en los videojuegos educativos y el merchandising de robots. Quizá al final de cuentas se trate de eso: de que aprender sea divertido para mejorar la retención o, en el lenguaje de redes sociales, el engagement