A lo largo de su vida una persona menstruante gastará millones en productos para la menstruación

En septiembre de 2021, el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) realizó un inédito levantamiento de precios en farmacias, supermercados y tiendas especializadas de productos relacionados al ciclo menstrual, además de una encuesta online a 10.545 personas menstruantes, para poder determinar el costo que deben asumir solo por el hecho de hacerlo. 

Según la definición internacional, dicha gestión menstrual no solo considera el costo de los productos de contención, sino también el acceso a condiciones mínimas sanitarias, como agua potable e infraestructura, acceso a información oportuna y confiable que permita vivir en condiciones dignas. 

La actualización anual de las cifras arrojó una importante diferencia en costos entre los productos de largo plazo. “Una persona que menstrua por 40 años, podría gastar más de $8.000.000 por el uso de toallas higiénicas desechable y cerca de $80.000 por la copa menstrual”, señaló el Sernac

Dependiendo de la forma en que se combinan los productos de contención menstrual, los valores pueden alcanzar anualmente, inclusive, los $549.075 (utilizando, por ejemplo, toallas desechables, antiinflamatorio, tampón y protectores diarios en un período menstrual de 5 días, por lo que el gasto para una persona con un período mayor a 7 días, es mucho más).

Respecto de los productos más utilizados, un 44,3% de las encuestadas indicó que utiliza toallas higiénicas desechables -y es la que presenta una mayor variación de precio según su características-, seguido de un 8,5% que usa la copa menstrual; un 2,1% tampones; un 1,3% toallas reutilizables, y, finalmente, un 0,4% ocupa calzones menstruales absorbentes. Cabe considerar que hay quienes usan más de un producto de contención menstrual, siendo la toalla higiénica desechable y el tampón los más combinados (22,34%). 

Entre las conclusiones del estudio, al analizar comparativamente los costos mensuales con los precios de 2022 y diversas canastas básicas,  se muestra que existen grandes diferencias de precios, no solo entre la diversidad de productos para gestionar la menstruación, sino que dentro de un mismo tipo. 

“La toalla de tela suave, con alas y delgada es la toalla higiénica desechable más utilizada, y la que presenta la mayor variación de precios entre variedades (83,3%). Si se utiliza un solo producto de contención menstrual, a largo plazo, la copa menstrual es el producto más económico ($11.290 anual). Si se utiliza un solo producto de contención y antinflamatorios para los dolores menstruales, los costos anuales pueden ir desde $35.032 (junto con la copa menstrual) a $269.487 (junto con tampones) para un periodo de 5 días”.

El entonces director del Sernac —del período presidencial de Sebastián Piñera—, Lucas del Villar, destacó la importancia del primer estudio en 2021, ya que permitiría visibilizar las necesidades de las personas que menstrúan, “ya que se trata de un proceso biológico y no una elección, e implica costos y molestias que no se pueden evitar”, además de que los resultados permitirían diseñar mejores políticas públicas, mucho más específicas sobre las reales necesidades de este segmento. 

EL PROYECTO DE LEY QUE BUSCA PROTEGER LOS DERECHOS MENSTRUALES 

Al mismo tiempo que el Sernac daba a conocer la primera radiografía de lo que una persona menstruante debía gastar en Chile, parlamentarias de sectores transversales ingresaban a la Cámara de Diputados y Diputadas un proyecto de ley que busca que el Estado chileno reconozca que las personas con capacidad de menstruar son sujetos de derechos de una gestión menstrual libre y digna, y que por ello se deben generar las políticas públicas. En abril el proyecto fue aprobado por la Cámara Baja y posteriormente se despachó al Senado. 

Otro informe de 2021 del Sernac que apunta a conocer las brechas de costo entre productos femeninos y masculinos evidenció que, del total de productos con diferencias de precios por género (17), el 76,4% de ellos (13) se concentró en la categoría ‘aseo y cuidado personal de adultos’. En términos de diferencia por género, las mujeres pagaron más en 13 productos y los hombres en cuatro.

Al analizar por categoría “aseo y cuidado personal de adulto”, en 11 los productos para mujeres tienen precios más altos que sus homólogos masculinos. “En el levantamiento de productos homólogos de hombre/mujer (pares) se detectó que existen productos idénticos para ambos géneros, pero que el formato en términos de unidades que contiene el producto va en desmedro de los productos femeninos”, ya sea porque contienen menos unidades o porque el contenido era neto, señaló el informe del año anterior.

El actual subdirector del Sernac, Jean Pierre Couchot, señaló que el organismo “reafirmó su compromiso con el enfoque de género, y está desarrollando un nuevo estudio de gestión menstrual 2022, esta vez enfocado en la población hipervulnerable, donde pretende conocer las necesidades de las personas en situación de calle, aquellas privadas de libertad y quienes viven en campamentos”.

SUSTENTABILIDAD EN EL MERCADO ROSA 

Independiente del método de gestión menstrual que se utilice, una mujer o persona menstruante lo hace 40 años en su vida aproximadamente, con 12 reglas al año. Frente a eso, la ingeniera comercial y fundadora de los calzones menstruales UNNA, Carmen Nalda, quiso sacar el cálculo de cuánto equivale aquello en basura. 

“Si usa toallitas higiénicas, genera 88 kilos de basura durante su vida menstrual, versus calzones menstruales que se desechan cada dos años, generando solo seis kilos de basura en total. Con los calzones menstruales no sólo ahorras más, sino que produces menos basura”, señaló a Forbes Chile.

Fue así que Nalda decidió lanzar su emprendimiento de calzones menstruales, dada sus ganas de buscar nuevos productos y ayudar a reducir la basura que genera la industria rosa. “Las mujeres hemos menstruado desde los inicios de la humanidad, pero los productos tradicionales de gestión menstrual nacieron en la época del boom del plástico, entre los años 70 y 80. Ahora recién estamos viendo la reconversión de muchas de las industrias de aquella época, pero la de productos menstruales se está quedando atrás”. 

Toallas higiénicas. Protectores diarios. Tampones. Calzones menstruales. Toallas reutilizables de tela. Copa menstrual. Hoy existe una mayor conciencia del impacto que generan los residuos menstruales, pero al ser algo que no se puede evitar ya que consiste en un aspecto biológico, Nalda destaca que actualmente “hay un empoderamiento femenino de hacernos cargo de los propios procesos y de nuestro cuerpo. No hay mansplaining. No queremos más hombres involucrados en temas que son de nosotras y eso creo que ha ido alineando objetivos desde la salud corporal, al cuidado del medio ambiente. Hacernos cargo de nosotras es también hacernos cargo del planeta. Es un círculo virtuoso”. Con su emprendimiento UNNA, la ingeniera comercial está enfocada en potenciar su consolidación en el mercado local no sólo en la creación de más productos, sino en ser referentes cuando se hable de menstruación y ayudar a las antiguas y nuevas generaciones a “cambiar las reglas”.

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