La cineasta chilena nominada al Oscar por "El Agente Topo", estrenó dos nuevas producciones en Netflix

Cinco mujeres ya ancianas se juntan a tomar el té sagradamente, una vez al mes desde que salieron del colegio hace sesenta años. En estas reuniones se encuentran y desencuentran, evocan el pasado común y se esfuerzan en demostrar que aún están vigentes, olvidando por un momento los males que padecen. Pasan las tardes, y pareciera que nada en sus vidas cambia, hasta que la ausencia de una de ellas las hará enfrentar un período de transformaciones evidentes.

La breve descripción del documental de la cineasta chilena, Maite Alberdi, llamada “La Once”, vuelve a demostrar en 70 minutos el compromiso que tiene sobre mostrar las diversas realidades que tienen los adultos mayores en Chile.

La calidad de sus producciones le ha valido el premio a la mejor dirección femenina documental en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), por La Onde, además de la nominación a los Premios Oscar en la categoría de mejor documental, con “El Agente Topo”, que a pesar de ser la producción favorita para ganar el galardón, perdió ante “Mi maestro el pulpo”, del sudafricano Craig Foster.

No obstante, las cintas de Alberdi han ganado una popularidad y llegada nunca antes vista entre el público y un documental, destacándose como una de las mejores cineastas de la región.

Sus recientes producciones, “La Once” y “Los Niños”, se estrenaron en Netflix el pasado 26 y 27 de enero, respectivamente.

La última producción trata de un grupo de amigos con Síndrome de Down que lleva 40 años asistiendo al mismo colegio. Ya pasaron todos los cursos, llevan más tiempo ahí que todos los profesores, y hasta sus padres que antes los acompañaban ya no están. Ahora deberán luchar por conseguir un mejor trabajo, ganar dinero como cualquier persona, aprender a cuidarse solos y a conseguir que a sus 50 años, ya nadie los mire como niños ni interfieran en sus sueños de adultos.

¿Qué significa para usted que sus películas formen parte del servicio de Netflix y que puedan ser vistos por personas en distintos países al mismo tiempo, desde Canadá a Tierra del fuego y España?

M: Creo que es una gran oportunidad de democratizar el acceso al público a los documentales. Netflix ha sido un generador de audiencias para un tipo de género que la gente esquivaba en el cine al momento de pagar su entrada, y fue un gran desafío para documentalistas y distribuidores lograr que el público fuera a la sala. Entonces, para mí implica masividad, llegar a regiones de Chile donde los documentales no llegaban a sala, llegar a Latinoamérica donde las películas las teníamos que ver en Europa. Y sobre todo, que se vean en los lugares donde hacen más eco. Si bien son documentales universales, están hablando de Chile y Latinoamérica, que son los lugares donde la gente se siente más identificadas. Una como realizadora quiere que las películas se vean, y la forma de que se vean hoy es a través de Netflix.

¿Por qué cree que los documentales han aumentado su popularidad recientemente? ¿Qué opina de que la gente quiera verlos cada vez más?

M: Creo que están aumentando su popularidad porque quizás los movimientos sociales en Latinoamérica y la misma pandemia, nos han invitado a mirarlos y hacernos preguntas sobre nosotros mismos, y a cuestionarnos las realidades. Y los documentales son una invitación a eso, a mirarse, a mirar desde otro lugar, a mirar desde la intimidad. Y muchas de las preguntas que hoy se plantean o se están planteando en las políticas latinoamericanas, ya están resueltas o fueron planteadas en muchas de las cinematografías de los documentales locales de cada país. Creo que Chile invita a reflexionar sobre la sociedad desde lo íntimo, y el público está buscando eso. 

Ahora que tres de sus películas llegarán a millones de personas a través de la plataforma de Streaming ¿qué destaca de cada una de estas historias?, ¿Cómo cree que conectarán con los miembros de Netflix?

M: Creo que “La Once” conecta al ser una película sobre la buena vida, sobre una vejez bien vivida, donde ellas (las protagonistas de La Once) lo están pasando bien, donde dan ganas de sentar con ellas a reírse. Es una invitación a compartir con las personas mayores desde lo jovial y desde un ritual cotidiano que invita ante todo. Creo que la tercera edad, incluso en “El Agente Topo”, fue retratada desde el aislamiento, y acá son mujeres agradecidas por la buena vida. Y eso es entretenido. 

En “Los Niños”, lo que me sorprendió filmando y lo que aprendí, siendo que había vivido con mi tía con Síndrome de Down, fue darme cuenta que ese colegio era como cualquier colegio, y que esas relaciones entre ellos eran las mismas que las mías con mis amigos, donde cada uno tenía un rol. Es una película que invita a reflexionar sobre la independencia, sobre crecer y sobre las posibilidades que hemos tenido de independencia. Sobre cómo la sociedad es la que te regala esas oportunidades. Creo que es una película con una fuerte temática social, pero también con personajes muy encantadores, y que conmueve, pero al mismo tiempo, que divierte bastante. 

“El Agente Topo” quizás tiene un mix de las dos, porque digamos que La Once y Los Niños tienen el aislamiento social de los personajes, pero también viven un drama que, al mismo tiempo, en su cotidiano lo están pasando bien. Es una temática social en que también gozan el día a día. Se cruzan las temáticas entre sí. 

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