Hoy es el natalicio 118 de Pablo Neruda y el funcionamiento de sus residencias peligra por la pandemia
Las tres están constantemente en la lista de los mejores lugares para visitar en Chile, en prestigiosas publicaciones como Lonely Planet o TripAdvisor. Antes de la pandemia recibían hasta 350.000 visitantes anuales, la mayoría turistas extranjeros y estudiantes chilenos, pero dos años de cierres por la pandemia de COVID-19 y restricciones al turismo les dieron un golpe que puede ser fatal: son las tres casas del poeta Pablo Neruda y la fundación que las mantiene, y necesitan ayuda urgente para seguir operando.
A casi medio siglo de la muerte del Premio Nobel de Literatura, la Fundación Pablo Neruda se encuentra en una difícil situación financiera debido a los cierres provocados por la pandemia y las restricciones al turismo durante el período.
Las tres residencias del poeta, La Chascona, La Sebastiana e Isla Negra estuvieron cerradas desde el comienzo de la pandemia hasta septiembre del año pasado, cuando lograron abrir sus puertas a un público limitado.
Una fundación exitosa
“Éramos una fundación financieramente positiva y exitosa porque teníamos más de 300.000 personas que visitaban las casas durante el año, en las tres casas sumábamos 300, a veces como máximo 350.000 y esos nos permitía dos cosas: mantener el legado de Neruda en muy buenas condiciones y hacer toda la actividad cultural de la fundación gratis”, dice Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Neruda, que gestiona las casas y el legado del poeta.
Jornadas de cine, talleres de poesía y teatro para grandes y chicos en las tres residencias estaban entre las actividades culturales que promovía la fundación antes de la catástrofe sanitaria. “El taller de Santiago, de acá de La Chascona, es el taller más antiguo que existe acá en Latinoamérica de poesía. Tiene más de 30 años y nosotros anualmente becábamos a 10 jóvenes poetas … pasados los años, todos los poetas jóvenes y reconocidos de Chile han estado en estos talleres”, explica.
Pero “la pandemia arrasó con todos los visitantes. Estamos en una situación crítica”, agrega. Hoy en día las casas apenas reciben una fracción de los visitantes que recibían antes de la pandemia, estima.
Y la catástrofe se mide en pesos: la Fundación ha dejado de ingresar entre 200 y 250 millones de pesos mensuales por concepto de entradas a las tres casas y ventas en sus tiendas, y necesita unos 1.000 millones de pesos anuales para seguir operando.
“Ha sido posible sobrevivir todo este tiempo gracias al esfuerzo del personal”, dice, “nos rebajamos los sueldos el 50% durante dos años y eso significó un, yo no sé si llamarlo aporte o ahorro, pero fue fundamental para poder sobrevivir”.
“Estamos en una situación muy compleja … no nos fue bien con el gobierno pasado, no nos fue bien con el empresariado, me imagino que hay algunas distancias con Pablo Neruda aún”
Fernando Sáez, director ejecutivo Fundación Neruda
Con los aportes, o ahorros, explica, se financió la mantención de las tres casas durante el cierre por pandemia y la seguridad, pues cabe recordar que si algo caracteriza a las residencias de Neruda son los miles de artículos que coleccionó el poeta y que están exhibidos en las casas..
“Lo más importante fue mantener las casas, primero con seguridad, con lo que significa guardias de seguridad, y segundo la mantención y en algunos casos la reparación” de las mismas, explica Sáez.
Las finanzas de la Fundación están hoy en rojo y la entidad ha intentado, sin éxito, obtener financiación para seguir funcionando.
Ni ayuda del Gobierno ni del empresariado

“Estamos en una situación muy compleja. Hemos, desde el primer día, desde el 15 de marzo, golpeado puertas. No nos fue bien con el gobierno pasado, no nos fue bien con el empresariado, me imagino que hay algunas distancias con Pablo Neruda aún”, opinó el director de la fundación, en una alusión a la larga militancia comunista del poeta.
Pero no solo eso, en años recientes el legado del poeta ha sido cuestionado no por su obra, sino por acciones personales de su pasado como la descripción que hace en sus memorias de lo que parece ser la violación de una mujer cuando era un joven diplomático en Sri Lanka, en 1929.
A Sáez, por su parte, le “resulta curioso que Chile no tenga una unidad a largo plazo en el sentido de lo que significa Neruda en la cultura chilena y en la cultura del mundo”.
“Esta fundación ha tenido la trayectoria que ha tenido gracias justamente a Neruda, a la vigencia impresionante de este poeta. Nosotros tenemos contratos con el exterior a través de la agencia (literaria) Carmen Balcells, de Barcelona, y tenemos en este momento más de 500 contratos vigentes para una persona que murió hace 50 años y en 42 o 43 lenguas”, explica. “Las últimas ediciones que se han hecho en China, por ejemplo, han sido de casi todas las obras de Neruda”.
La entidad aún recibe, dice, unos US$ 150.000 anuales por los derechos de autor del poeta, y si las puertas se les han cerrado en Chile, agrega, acudirán al exterior a pedir ayuda.
“Creo que por ese camino vamos a ir tocando las puertas necesarias … ir más allá de Chile”, comenta Sáez.
¿Y qué ha pasado con el nuevo Gobierno, que ha prometido hacer de la cultura uno de sus pilares?
“Estamos en unas primeras conversaciones, yo entiendo que el nuevo gobierno tiene una buena voluntad pero también está sobrepasado de inmensas, no solo las esperanzas que han puesto en él, sino en … instalarse. La instalación de un gobierno siempre es complicada. Nosotros estamos ahí, como dicen, al cateo de la laucha”, agrega.
Al mismo tiempo que busca dinero para sobrevivir, la Fundación intenta recaudar entre US$ 1,5 millones y US$ 2 millones para construir el Espacio Neruda, un museo interactivo frente a La Chascona, que si se materializa estaría listo para 2023, con motivo del 50 aniversario de la muerte del poeta. Un año después, se cumple el centenario del poemario Veinte poemas de amor y una canción desesperada, una de las obras cumbres del poeta.
Al preguntarle si las casas del poeta pueden cerrar sus puertas de no hallar financiación, Sáez no lo descartó, pero afirmó que “ni siquiera quiero pensar en esa situación”.