Tiene 22 colecciones y espera abrirse al mercado internacional y seguir enseñando sobre vestuario y costura

Angélica “Kika” Neumann admira a las mujeres que se atreven (teniendo mucho en contra) a dedicarse a lo que las mueve y trabajar por ello a una edad avanzada. Después de los 30, los 40, los 50, los 60, e incluso los 70, como la artista de la que se confiesa “enormemente admiradora”: Louise Bourgeois, quien siguió trabajando en sus obras hasta los 98 años, edad en la que fallece logrando ser una de las mujeres más influyentes del arte contemporáneo.

Desde niña, Kika cosía mucho. Su mamá le enseñó el oficio. Les hacía la ropa a ella y a su hermana, se hizo su vestido de matrimonio y el de su tía, “entonces la moda para mí es una tradición, es algo hereditario”, cuenta a Forbes Life desde su taller, resaltando que se describe más como costurera que diseñadora.

Sus piezas son simples, pero lujosas. Hacen guiños a detalles masculinos que resaltan entre la feminidad de sus confecciones, y en sus diseños destaca lo clásico, lo que perdura, tanto como a las mujeres que admira.

A pesar de que estudió Teatro en la Universidad Católica y creyó que no se dedicaría a otra cosa (en ese tiempo actuaba en numerosas obras y en tres teleseries), fue después de los 30 cuando, en uno de los períodos en los que no encontraba trabajo como actriz, retomó el oficio de coser.

Lo vio como algo temporal, pero se dio cuenta de que vendía y que podía dedicarse a eso, así que estudió alta costura en la academia de la diseñadora Laura Rivas, quien a los 90 años seguía diseñando, cosiendo, enseñando. Otra de sus mujeres admiradas.

Y así partió la marca Kika Neumann, en 2011, cuando tenía 35 años. Casi al mismo tiempo comenzó a impartir clases de Diseño en la Universidad Uniacc y, hace un año, en plena pandemia, inició también su primer taller para enseñar costura.

De vestidos de novia a abrigos de invierno

Influenciada por los vestidos de novia que hacía su mamá, comenzó a confeccionarlos y esos fueron sus primeros trabajos como costurera. Después vinieron los de madrina de bodas, y fueron las mismas clientas quienes comenzaron a pedirle que las vistiera y les diseñara ropa para la vida diaria en Chile.

“Una de las características de la marca era llegar a usuarias que pudieran pagar por el vestuario que tiene que ver con materiales de lujo, es donde estaba enfocada. Era una estética para una mujer mucho más adulta”.

Kika Neumann Diseñadora de Modas
Kika Neumann en su taller, en Santiago de Chile. Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

-¿Con qué materiales trabajas?

Mi producto principal son los abrigos de alpaca. Yo trabajo específicamente con la alpaca suri, que tiene el pelo más largo. En Perú y Bolivia se hace este trabajo manual de elegir el grosor luego de trasquilarlos, y hay un saber maravilloso que en Chile, lamentablemente, no tenemos. Es un trabajo manual heredado.

La suri tiene una sedosidad y un poco más de brillo, y trabajo específicamente con esta porque me gusta mucho la sensación táctil; tú la tocas y caes rendido a los pies de la alpaca, es totalmente seductora.

En paralelo, el otro material es la seda, que la utilizo en camisas y vestidos de georgette de seda que son largos, medio transparentes.

-¿Cómo ha sido el crecimiento de tu marca en Chile y el paso hacia las pasarelas internacionales?

En términos nacionales, los hitos fueron bastante rápidos, fue fácil llegar. Hubo un desfile bastante importante, con los 10 mejores diseñadores de Chile en 2013, y estuve ahí. Como entré en ese circuito, lo que vino después fue muy rápido.

Participé en la Mercedes-Benz Fashion Week, que en Chile se hizo cuatro años con la productora Casa Moda. Me invitaron todos los años y también estuve en las ferias de vestuario.

Soy una marca muy pequeña, y como es de lujo no hago serializado, por lo tanto, hay una cantidad de abrigos limitados por año, y en esta feria fue súper bueno, porque fueron mis primeras salidas al público; me pegué una crecida muy importante.

Y en el tema de la internacionalización, yo no tengo punto de venta internacional, pero sí tengo algunos clientes fuera. He presentado mi colección en Milán, en Londres y en Ciudad de México, pero no he logrado hacer el negocio para tiendas fuera.

No logro bajar el precio para poder venderlo fuera, porque el material de la alpaca suri sube cada año y el material es importado desde Perú y Bolivia.

El gobierno peruano ha apoyado mucho esa industria textil y ha hecho que se sostenga, porque en Chile hay alpaca, pero no está ese saber, y tampoco no ha habido apoyo a la industria textil. Eso ha hecho que todo muera.

Tuvimos grandes fábricas textiles en Chile, que eran internacionalmente reconocidas, pero eso murió en los años 80.

-¿Cuál es el desafío de la industria textil en Chile? ¿Qué está pasando actualmente?

La industria textil está creciendo enormemente, principalmente porque se está profesionalizando mucho el nivel de producción. Ahora, todo lo que es a nivel más industrial está funcionando muy bien; industrial a pequeña escala, o sea los diseñadores logran manufacturar, algunos en Chile, otros afuera, y con eso se puede competir un poco más con los valores del mercado internacional.

Estamos hablando de un retailer que puede ser un poquito más lujoso. Ahí ya te diría que el diseño nacional ahora puede competir, por primera vez en un periodo que va de cinco a siete años, y como estas no son grandes empresas, los materiales tienen un precio más alto y se logra tener materiales premium.

“Mi mamá nos hacía mucho vestuario cuando éramos chicos, nos hacía la ropa, ella se hizo su vestido de matrimonio, se lo hizo a su hermana, entonces la moda para mí es una tradición, es algo hereditario”.

kika neumann
Kika Neumann Diseñadora de Modas
Foto: Rodolfo Jara / Forbes Chile

-¿Qué falta en el mercado nacional?

Yo creo que, en términos de producción nacional, sería genial que tuviéramos más apoyo a la mano de obra. En términos textiles, claro, sería increíble que se reanimara todo ese mercado, pero está totalmente muerto en Chile, los diseñadores no trabajamos con materiales nacionales; este es un desafío a largo plazo, porque hay que levantar una industria.

Ahora, con respecto a la manufactura, sí hay, pero hay poco apoyo. A un joven que sale de la universidad y que cose, le van a pagar un sueldo que no es muy rentable, mientras que le ofrecen trabajar en una tienda como vendedor y se va a ir a la tienda.

Y lo sé porque llevo 12 años haciendo clases en la Uniacc, he querido mantener ese contacto con las generaciones jóvenes y es súper importante, estimulante, entonces me pasa, yo lo vivo.

-¿Consideras que el arte y la moda han cobrado relevancia en estos tiempos de crisis social, no sólo para Chile, sino para Latinoamérica y el mundo entero? ¿Son formas de expresar, de comunicar, de fijar postura en temas sociales?

Sí, sin duda. El arte es una manifestación de lo que está pasando. En la moda hay un segmento que está más vinculado con el arte y se desarrolla desde ahí. Ahora, la moda va haciendo cambios continuos que se pueden ver como con cierta frivolidad.

La ropa es un lenguaje, el vestuario es una estrategia de comunicación y todo lo que es la moda no binaria empieza a cobrar importancia, porque, sin duda, todos estamos vistiéndonos y aparece la identificación, y empieza a haber un mercado para este tipo de vestuario que ha adquirido mucha fuerza. En paralelo está el tema de toda la moda consciente en términos de sustentabilidad en todo sentido, no solamente material, sino también una conciencia de la persona que está desarrollando ese vestuario, de quién está detrás. Eso es resultado de lo que está pasando socialmente.

-¿Cómo acercar la moda a la gente, dejando atrás esa idea de frivolidad, de inalcanzable?

Yo creo que la moda está en todos lados. Ahora, yo soy más partícipe del vestuario que de la moda, porque la moda es un fenómeno social cuya característica es mutar constantemente, y yo hago un vestuario que permanece.

Yo hago el mismo diseño de abrigo desde 2014 e incorporo modelos nuevos, pero dejo siempre el clásico.

La moda se considera frívola por esta capacidad de cambio, pero el cambio muchas veces tiene que ver con lo que está pasando en la sociedad, por lo tanto, no necesariamente es frívolo y todos nos vestimos.

Hasta un líder político va a tener que vestirse, y muchas veces juega con ese lenguaje. En la mañana vamos todos a elegir qué vestuario me voy a poner y eso hablará de ti, te guste o no.

-¿Cómo diferencias estilo de moda?

Yo creo que el estilo tiene que ver más con un desarrollo estético que viene desde un individuo que define su propio lenguaje. Es particular, por lo tanto, en mi caso, cuando una mujer elige un vestido que te lo puedes poner a los 30, 40, 60 o 70 años, quiere decir que hay un estilo muy identificado.

Yo no me defino como una persona que hace moda, sino constructora de vestuario, y creo que funciona bien el negocio, porque no son piezas de vestuario baratas. Uno no va a invertir en algo que va a morir en dos años más, es algo que me va a acompañar en mis cambios de edad. El segmento de mi clientela parte a los 35 años, porque también el estilo no está tan definido antes de esa edad.

-Si hablamos de fast fashion, ¿cómo lo ves en un mundo que está tan acostumbrado al consumismo? ¿Cómo se educa y se crea conciencia?

Aquí hay algo: esa moda es más asequible y no todo el mundo tiene acceso a comprarse un vestuario caro. Pero sí puedes educar a un público que compra y desecha continuamente. Cuando te das cuenta de que estás botando las cosas al año, uno dice: “¿Qué es esto? Es algo poco sustentable”.

Por otro lado, es la parte más tremenda. Una polera que está en fast fashion muy barata y tú dices que la hiciste porque está en oferta, la verdad es que esa polera la está pagando alguien, alguien que está abusando de un cabro chico, de una persona que trabaja por un sueldo miserable, una cadena de abuso que es tremenda, y cuando tomas conciencia de eso es súper difícil volver atrás.

El próximo paso

Kika Neumann tiene la mirada puesta en la internacionalización de su marca y quiere llevar sus abrigos a Estados Unidos y Japón. Ella considera que el clima y la estética de estos países, además del valor de la tradición en la nación asiática, son características que calzan a la perfección con su marca personal, con sus diseños de vestuario.

“Una estética simple, con buenos materiales, se valora mucho en Japón”, afirma convencida.

“La ropa es un lenguaje, el vestuario es una estrategia de comunicación y todo lo que es la moda no binaria empieza a cobrar importancia, porque, sin duda, todos estamos vistiéndonos y aparece la identificación, y empieza a haber un mercado para ese tipo de vestuario que ha adquirido mucha fuerza”

kika neumann

A corto plazo, Kika Neumann quiere entrar en el mundo de los tejidos de lujo. Y también quiere seguir enseñando a jóvenes, mujeres y hombres adultos. Ella continuará trabajando y diseñando para seguir los pasos de esas mujeres en las que se inspira.

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