Economía y Finanzas
Crisis en Reino Unido: Primera Ministra sacrificó a su Ministro de Economía y desechó plan fiscal en lucha por sobrevivir
Liz Truss desechó partes de su paquete económico en un intento por mantenerse en el poder

La primera ministra británica, Liz Truss, despidió el viernes a su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y desechó partes de su paquete económico en un intento desesperado por mantenerse en el poder y sobrevivir a la agitación política y de mercado que afecta al país.
Kwarteng dijo que dimitió a petición de Truss, tras verse obligado a regresar de forma apresurada a Londres desde las reuniones del FMI en Washington.
Truss, quien sólo lleva 37 días en el poder, dijo en rueda de prensa que permitirá el aumento del impuesto de sociedades del 19% al 25% pese a haberse comprometido a anular el alza y aceptó que había ido “más lejos y más rápido” de lo que esperaban los mercados.
El impuesto supondría una recaudación de 18.000 millones de libras esterlinas.
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“Tenemos que actuar ahora para asegurar a los mercados nuestra disciplina fiscal”, señaló.
Truss nombró a Jeremy Hunt, antiguo secretario de Relaciones Exteriores y de Sanidad, para sustituir a Kwarteng.
“Me ha pedido que me haga a un lado como su canciller (del Exchequer, nombre oficial del cargo). He aceptado”, dijo Kwarteng en su carta de dimisión a Truss, que publicó en Twitter.
Ella dijo en respuesta: “Como amigo y colega desde hace mucho tiempo. Lamento profundamente perderte del gobierno. Compartimos la misma visión”.
La libra esterlina caía un 1,2%, a US$ 1,1198 después de su intervención, y los bonos gubernamentales británicos a dos años, o gilts, pasaron a negativo.
El plan de recortes fiscales sin financiación aplastó los activos del Reino Unido y suscitó la censura internacional, pero la libra y los gilts empezaron a recuperarse cuando el Gobierno comenzó a buscar formas de equilibrar las cuentas.
Kwarteng es el canciller que menos duró en el cargo desde 1970 y su sucesor se convertirá en el cuarto ministro de Economía en otros tantos meses en Reino Unido, donde millones de personas se enfrentan a una crisis del costo de la vida.
El propio puesto de Truss está en peligro ahora. Ganó el liderazgo del Partido Conservador el mes pasado prometiendo amplios recortes de impuestos y desregulaciones para intentar sacar a la economía de años de crecimiento estancado y la política fiscal que Kwarteng anunció el 23 de septiembre pretendía llevar a cabo esa visión.
No obstante, la respuesta de los mercados fue tan feroz que el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para evitar que los fondos de pensiones se vieran atrapados en el caos, ya que los costos de los préstamos y las hipotecas se dispararon.
El dúo había recibido una presión creciente para dar marcha atrás después de que las encuestas mostraron que el apoyo al Partido Conservador se había desplomado, lo que llevó a muchos colegas a buscar formas de forzar su salida del cargo.
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Tras desencadenar la caída de los mercados, Truss corre ahora el riesgo de hacer caer al gobierno si no logra encontrar un paquete de recortes del gasto público y subidas de impuestos que pueda apaciguar a los inversores y superar cualquier votación parlamentaria en la Cámara de los Comunes.
Su búsqueda de ahorros se verá dificultada por el hecho de que el gobierno lleva años recortando los presupuestos de los departamentos.
Al mismo tiempo, la disciplina del Partido Conservador prácticamente se ha roto, fracturada por las luchas internas, ya que primero se esforzó por acordar una forma de salir de la Unión Europea y luego cómo navegar por la pandemia del COVID-19 y hacer crecer la economía.
“Si no se puede aprobar el presupuesto en el Parlamento, no se puede gobernar”, dijo en Twitter Chris Bryant, legislador del opositor Partido Laborista. “No se trata de giros en falso, sino de una gobernanza adecuada”.
Subrayando lo mucho que ha caído la reputación británica de buena gestión económica y estabilidad institucional, una fuente del G7 dijo que los ministros de Finanzas del grupo se centraron en una reunión esta semana en los problemas de Reino Unido, y no en el asunto habitual de Italia.
Un legislador conservador que pidió permanecer en el anonimato dijo que la política económica de Truss causó tanto daño que los inversores podrían exigir recortes aún más profundos para recuperar la confianza.