En la era de la hiperconectividad y la omnipresencia de los medios digitales, el paradigma de la influencia ha dado paso a una nueva y fascinante evolución: la era de los influencers virtuales.

Estos personajes digitales, que existen solo en el ámbito virtual pero logran ejercer una influencia real en las audiencias, están redefiniendo la manera en que las marcas se relacionan con sus consumidores y cómo se moldea la percepción de la realidad en línea.

Los influencers que conocemos hoy en día son personas que han construido seguidores fieles en plataformas digitales, han demostrado ser activos valiosos para las marcas que buscan promocionar sus productos o servicios. Estos influencers se conectan con sus seguidores a un nivel personal y auténtico, creando un sentido de comunidad y confianza. Su capacidad para humanizar las campañas de marketing y brindar testimonios genuinos ha sido una razón fundamental por la que las marcas los eligen como socios estratégicos.

Sin embargo, estas colaboraciones conllevan una serie de beneficios y costos. Si bien el alcance y la autenticidad de estos influencers pueden resultar en una mayor participación del público y una mayor conversión, los costos asociados con los influencers reales pueden ser significativos, ya que a menudo requieren honorarios considerables. Ademas, existe el desafío de garantizar que la imagen y los valores del influencer estén alineados con los de la marca, que muchas veces sufre una cierta pérdida de control sobre el contenido.

En este contexto, los influencers virtuales emergen como una respuesta innovadora y sorprendente. Estos personajes son generados por computadora, compuestos por algoritmos y diseñados para parecer humanos en todos los aspectos. Su popularidad ha crecido a medida que las capacidades tecnológicas han avanzado, permitiendo detalles realistas en su apariencia y comportamiento.

Existen beneficios únicos en comparación con sus contrapartes reales. En primer lugar, su control y consistencia son insuperables. Las marcas pueden moldear cada aspecto de la personalidad del influencer virtual y garantizar que cada publicación sea coherente con la identidad de la marca. Además, no están limitados por cuestiones logísticas o cambios inesperados en la vida personal que podrían afectar su influencia.

La apariencia, vestimenta y comportamiento de estos avatares están determinados por los individuos que los crearon. Si el personaje se interesa por la moda, podemos vestir al avatar con la última colección de ropa sin la necesidad de comprar ninguna prenda, sino modelando 3D o replicando con inteligencia artificial las prendas. Si le gusta viajar, todo lo que necesitaría es una imagen de fondo de alta resolución de un lugar distante, y su influencer digital podría tachar ese lugar de su lista de deseos.

Desde una perspectiva productiva y de costos, los influencers virtuales presentan ventajas notables. La creación de contenido puede ser más eficiente, ya que no se requieren sesiones de fotos ni viajes para generar material. Los costos a largo plazo pueden ser más predecibles, ya que no hay negociaciones constantes de tarifas ni demandas de actualizaciones de contrato. Cualquier empresa, agencia de influencers o agencia de modelos puede crear su propio personaje y usarlo como un embajador de su marca, y monetizarlo de la misma forma que harían con un influencer real.

Algunas corporaciones importantes han iniciado campañas publicitarias con conocidos influencers en línea. Por ejemplo, Lil Miquela ha colaborado con varias marcas, incluidas Calvin Klein y Prada. Sus ingresos esperados por puesto, según un estudio de la Universidad de Padua, oscilan entre 6,000 y 10,000 dólares al mes. Imma, otra influencer virtual, ha colaborado con varias organizaciones, como Ikea, Samsung y Porsche.

La elección de un influencer virtual sobre uno real radica en dos cosas: la capacidad de la marca para controlar cada aspecto de la narrativa, pero hoy más que nunca, en destacarse en un entorno digital cada vez más poblado de publicidad paga o influencers sponsoreados. El impacto visual que generan los modelos virtuales es superior -y hoy en día perfiles como el de Lil Miquela (@lilmiquela) cuentan con varios millones de seguidores y en un mundo donde la imagen lo es todo, la precisión y el impacto que ofrecen los influencers virtuales son invaluables.

Por último, son un principal punto de entrada al futuro digital y a experiencias inmersivas. La tecnología de realidad aumentada y virtual ofrece la oportunidad de llevar a los influencers virtuales un paso más allá, permitiendo experiencias inmersivas y participativas.

De esta forma, los consumidores pueden interactuar con estos personajes en entornos virtuales, lo que abre nuevas posibilidades para el compromiso y la participación. Este aspecto se alinea con la creciente demanda de experiencias digitales únicas y muestra cómo los influencers virtuales pueden impulsar la innovación en la forma en que las marcas interactúan con sus audiencias.

En conclusión, los influencers virtuales han llegado para redefinir el panorama de la influencia en los medios digitales. Si bien los influencers reales seguirán siendo fundamentales en ciertas estrategias de marketing, no se puede pasar por alto el potencial y la versatilidad que ofrecen los influencers virtuales. En una época en que las líneas entre lo real y lo digital se desdibujan, estos personajes virtuales ofrecen un camino emocionante hacia la innovación y el impacto duradero en la audiencia.

(*) Sofía Englebienne es licenciada en Diseño de Moda, fundó Eter Studio en 2021, un espacio para conectar lo real y lo virtual a través de experiencias Web3, fomentando la experimentación y la colaboración.

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