Gobierno quiere endurecer medidas para impedirles a extranjeros entrar irregularmente al país

El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, dijo este jueves que llegó el momento de cerrar aún más la frontera norte del país, donde desde hace pocos días rige una nueva ley de ingreso más estricta y un “estado de excepción” en cuatro provincias que son escenario de una crisis migratoria por el constante flujo de extranjeros que entran al país de forma irregular.

“Llegó el momento de cerrar aún más la frontera y poder tener las herramientas que nos están otorgando la nueva legislación migratoria y el estado de excepción. Vamos a seguir usándolas y no descartamos tomar más medidas”, afirmó el ministro a periodistas desde el palacio de La Moneda.

Entre las estrategias que se barajan están el toque de queda en las provincias de Tamarugal, El Loa, Arica y Parinacota (norte, fronterizas con Bolivia o Perú) y el control de tránsito de camionetas para frenar el tráfico de migrantes, explicó Delgado.

La semana pasada, estas y otras zonas del norte de Chile vivieron una escalada de tensión con una ola de huelgas y paros de camioneros contra la migración irregular que llevaron al Gobierno a decretar el “estado de excepción” en varios pasos fronterizos, una medida que permite el despliegue de las Fuerzas Armadas.

En paralelo, el Ejecutivo anunció la puesta en marcha del reglamento de la nueva ley de migraciones, que busca endurecer las fronteras y que permitirá a partir de ahora las denominadas “reconducciones”, o deportaciones sin un procedimiento judicial.

Delgado detalló que “se está trabajando con Bolivia para afinar este proceso” y aclaró que en la frontera con Perú las expulsiones se están llevando a cabo “con plenitud”.

“Nosotros solo decimos que sí a la migración regular, no a la migración ilegal, por eso durante el día de ayer se desplegaron más de 670 efectivos militares en los más de 1.100 kilómetros de frontera con Perú y Bolivia”, agregó el presidente Sebastián Piñera, en una breve rueda de prensa durante otro evento.

El norte de Chile lleva un año sumido en una fuerte crisis migratoria con la llegada masiva de personas por pasos clandestinos —la mayoría de nacionalidad venezolana—, el colapso de pequeñas localidades fronterizas, la celebración de marchas contra la migración y ataques xenófobos.

Los inclementes pasos altiplánicos, que en el día alcanzan altas temperaturas para descender bajo los cero grados durante la noche, siguen formando la principal ruta de ingreso irregular a Chile, que pese a la pandemia y la crisis social de 2019, sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar dentro de América Latina por su estabilidad política y económica.

Las imágenes más impactantes son de la ruta entre las localidades de Colchane (Chile) y Pisiga Carpa (Bolivia), donde todos los días se produce un caos con la llegada de decenas de personas, incluidos niños y embarazadas.

Entre miércoles y jueves, cientos de migrantes ingresaron a Chile desde Bolivia aprovechando una baja dotación de la policías y patrullaje militar en una zona agreste y extensa, azotada por el frío y los vientos andinos.

Según el Departamento de Extranjería y Migración, en Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población, y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.

EFE