La muerte de un camionero en un incidente con extranjeros en Chile desató protestas en varias ciudades
Los camioneros que desde el jueves pasado bloqueaban los accesos a la ciudad chilena de Antofagasta (a 1.100 km al norte de Santiago) acordaron levantar este lunes el paro con el que protestaban por la inseguridad, que una parte de la población achaca a la migración irregular.
Los bloqueos comenzaron el jueves pasado cuando un camionero de 26 años de edad, que viajaba por la carretera entre el puerto de Mejillones y la ciudad de Antofagasta —59 km al sur— murió en un enfrentamiento con peatones que caminaban por la vía y que fueron identificados por las autoridades como extranjeros indocumentados de nacionalidad venezolana.
Tras la muerte fueron arrestadas tres personas, dos de ellas venezolanos, lo que desató protestas en la región y en la norteña ciudad de Iquique (380 km al norte de Antofagasta), epicentro de la crisis migratoria que vive el país por la entrada irregular de miles de ciudadanos extranjeros que han llegado durante el último año sin control alguno de las autoridades.
Residentes de Iquique y otras localidades fronterizas culpan a los recién llegados por un aumento en la inseguridad y quieren que los saquen de calles y plazas, donde se han instalado a falta de refugios temporales u hogares.
Chile decreta “estado de excepción”
Los bloqueos se extendieron durante el fin de semana desde Antofagasta e Iquique hacia el centro del país, y camioneros bloquearon los accesos al puerto de Valparaíso y la vecina ciudad de Viña del Mar, así como la salida hacia Santiago desde estas localidades.
Las acciones provocaron un enorme caos en las carreteras justo en la última quincena de las vacaciones de verano en el país.
El sábado, el gobierno chileno decretó “estado de excepción” en las regiones de Antofagasta y Arica, colindantes con Bolivia y Perú —respectivamente— para lidiar con la crisis, promovió una red alternativa de transporte para evitar posibles desabastecimientos y puso en vigor una nueva ley migratoria promulgada en abril pasado.
El “estado de excepción” permite a las Fuerzas Armadas colaborar con la Policía para “combatir el tráfico de drogas y el tráfico de migrantes”, dijo el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, y agregó que se controlarían las regiones con medios aéreos y terrestres: radiopatrullas de carretera, motos, helicópteros y un avión vigía.
La crisis en la frontera
La nueva ley de migraciones provocó confusión y descontento entre los extranjeros que arribaron a los pasos fronterizos con Bolivia entre sábado y domingo.
En uno de esos pasos, Colchane, por donde estaban entrando la mayoría de los migrantes, decenas se agolparon el sábado en el lugar sin saber si podrían ingresar a Chile o debían regresar a Bolivia.
Pese a que la nueva ley de migraciones entró en vigor en 2021, faltaba la aprobación del reglamento, que fue publicado el sábado en el diario oficial y permitirá agilizar las expulsiones e incluso hacer “devoluciones en caliente”, sin un procedimiento judicial.
Decenas de migrantes dijeron que las autoridades policiales los orientaron el domingo a realizar un proceso de autodenuncia, donde, en caso de resultar con antecedentes, serían devueltos al país vecino.
“No tenemos por qué pagar los delitos de otras personas“
Sin embargo, en horas de la mañana, el complejo fronterizo de Colchane cerró sus puertas desencadenando una manifestación de parte de familias y viajeros que pasaron la noche a la intemperie pese a contar con un test PCR para entrar a Chile.
“No tenemos por qué pagar los delitos de otras personas. Delincuentes hay en todos lados, independiente de su nacionalidad. Nosotros venimos a sacar adelante a nuestras familias”, dijo a EFE Andrea Durán, una joven venezolana, que protestó junto a su hijo.
Un total de 39 adultos y un número indeterminado de niños fueron conducidos a Bolivia, aunque las autoridades de ese país no aclararon si serían recibidos.
El caos también se apoderó del campamento temporal dispuesto por el Gobierno para atender a los migrantes ya en Colchane, que acabó colapsado tras los paros de transportistas que impidieron el traslado de personas hacia refugios de larga estadía.
Los inclementes pasos altiplánicos del norte siguen formando la principal ruta de ingreso irregular a Chile, que pese a la pandemia y la crisis social de 2019, sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar dentro de América Latina por su estabilidad política y económica.
En total hay 1,4 millones de migrantes en Chile, lo que equivale a más del 7% de la población, y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.
FORBES STAFF / AGENCIAS