Las autoridades las pusieron en la lista prioritaria porque los estudios indican que las vacunas son seguras para ellas.

Chile puso a las embarazadas como prioridad para vacunarse contra el COVID-19 y esta semana empezó a inocular a aquellas con problemas de salud subyacentes y que están en segundo o tercer trimestre de gestación.

La subsecretaria de Salud, Paula Daza, dijo que las embarazadas recibirían la vacuna de Pfizer/BioNTech, ya que existe más información sobre la seguridad de ese producto en embarazos.

Se estima que se ofrecerán vacunas a 230.000 personas con problemas de salud, a quienes desempeñan labores de alto riesgo, como en salud y educación, y a quienes no pueden trabajar desde casa.

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Chile ejecuta una de las campañas de vacunación más rápidas del mundo, que comenzó inoculando a trabajadores de la salud, maestros, funcionarios públicos, periodistas y su población anciana.

También está vacunando actualmente a los menores de 50 años de edad.

Más del 52% de los 15,2 millones de personas que Chile pretende vacunar antes del mes de julio ya recibió una dosis y un 41,6% ya tiene las dos dosis requeridas.

La gran mayoría de la población ha recibido la vacuna de la farmacéutica china Sinovac, seguida de la vacuna de Pfizer y recientemente llegaron las primeras dosis de la de AstraZeneca.

Las autoridades también aprobaron el uso de la vacuna china Cansino, de una sola dosis.

El país es uno de los primeros en aplicar vacunas a embarazadas.

Reino Unido ajustó su plan a inicios de este mes para incluirlas, mientras que el regulador estadounidense dijo que ensayos no habían mostrado riesgos para mujeres en su tercer trimestre y que todas deben presentarse para la inoculación.

Las autoridades brasileñas dijeron el martes que las embarazadas se incluirían entre los grupos prioritarios, comenzando por aquellas con enfermedades subyacentes.

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Brasil declaró, además, que las mujeres deberían retrasar sus embarazos si pueden, debido a la preocupación de que el virus pueda afectarlas con más fuerza y por ​​el hacinamiento en los hospitales.

Claudia Terrazas, una pediatra de 32 años de edad embarazada, fue esta semana a vacunarse en un centro en la comuna de La Florida -región metropolitana de Santiago- convencida por estudios que indican que las embarazadas pueden transferir anticuerpos a sus hijos o hijas mediante la vacuna o la leche materna.

“Estoy segura de que esto me va a ayudar no solo a mí, sino a que mi hijo tenga anticuerpos más adelante”, explicó.

Alfredo Bravo, jefe de salud municipal de La Florida, dijo estar orgulloso de ser un “pionero” en la vacunación.

“Es un proceso seguro, y en el que las embarazadas que opten y que cumplan los requisitos pueden confiar plenamente”.

REUTERS