El director del Instituto Antártico Chileno quiere convertir Punta Arenas en la puerta de entrada a la Antártica

En el marco de la expedición científica de astrónomos chilenos desde la Antártica para analizar el eclipse solar que comenzó este sábado a las 4:00 de la madrugada y que sólo se verá desde dicho territorio, el director del Instituto Antártico Chileno, Marcelo Leppe, conversa con Forbes sobre la importancia crucial que tiene el continente blanco respecto a la crisis climática y la futura construcción del Centro Antártico Internacional, en Punta Arenas.

Se ha dicho que la Antártica es un laboratorio natural para la ciencia. ¿Qué rol tendrá además en el eclipse solar?

M: Hemos elevado a Antártica como laboratorio natural por distintas características. El primero es que es un sistema confinado, tiene la mayor corriente del mundo alrededor de ella que gira a favor la manecilla del reloj, llamada corriente circumpolar antártica, con tentáculos que gobiernan el clima en muchas regiones del mundo.

En Sudamérica se establece una relación muy potente con el fenómeno de El Niño y con Humboldt, y así aterrizamos en lo que ocurre para Chile: junto con Argentina son los países más cercanos a la corriente de Humboldt, que nace en la circumpolar antártica y le transfiere nutrientes y áreas de productividad primaria muy intensa, como la pesca, que es uno de los cinco pilares económicos de Chile. Pero sabemos hoy que el planeta se está calentando y no lo hace de forma homogénea.

Además, tenemos cadenas tróficas con pocos eslabones, y son muy susceptibles de ser afectados en escenarios cambiantes. La Antártica tiene registro de casi 60 millones de años entre hielo y sedimento, que ayudan a hacer una reconstrucción climática del pasado. Así es como aprendimos que nosotros como especie llevamos 350.000 años sobre la faz de la tierra y que ya pasamos el umbral de las 400 partes por millón de CO2. ¿Cuándo fue la última vez que una especie que lleva más de esos años sobre el planeta? Hace 3,5 y 4 millones atrás. Eso es lo que dicen los fósiles.

“Una de la lecciones importantes que Antártica nos dice es que es la primera vez que una especie pasa el umbral de las 400 partes por millón. Nuestra generación es la primera que va a vivir lo que ningún otro ser humano vivió antes”.

marcelo leppe, director del instituto antártico Chileno.

Eso es muy importante de asumir porque este mensaje tiene que ver con lo que enseña la Antártica, desde el punto de vista de diplomacia científica. Es el único acuerdo que mantiene un continente completo bajo administración internacional, que congela las reclamaciones territoriales y que crea el Acuerdo de Madrid, que protege el continente completo, y que las pesquerías también deben ser reguladas dentro de las aguas antárticas. Si a eso le agregas los protocolos de Montreal, que regulan la producción de gases destructores del ozono atmosférico, estos han sido los únicos acuerdos internacionales de alcance global que han funcionado, en toda la historia de la humanidad. 

La Antártica sigue siendo una puerta abierta de esperanza de que se puedan alcanzar acuerdos más globales en temas como la producción de gases de efecto invernadero. 

¿Cree que se alcanzó algún acuerdo relevante en la COP26, que afecte de forma concreta y directa a la Antártica?

M: Todos los acuerdos que se tomen en el espectro de la COP afectan a Antártica. Más que nunca en los últimos 20 años nos hemos dado cuenta que lo que ocurre allá afecta al resto del mundo y viceversa. Los incendios de Australia y Chile se depositaron como una capa de hollín en el hielo y aumentó su tasa de derretimiento. Ambientes que antes estaban cubiertos de hielo, ahora están cubiertos de pasto. Y las especies invasoras están entrando a Antártica y ahora encuentran un nuevo lugar donde crecer. De hecho, cangrejos sub antárticos se han empezado a encontrar en la península antártica y son depredadores del fondo marino. 

Nuestra huella humana está presente en la Antártica y todas las decisiones afectan al continente, incluso más que en otras regiones del planeta. 

¿Pero cree que los acuerdos han estado a la altura de lo que realmente se necesita, considerando la información científica disponible?

M: No, definitivamente no. Necesitamos mucho más. En la COP25 estábamos recién discutiendo la imposibilidad de alcanzar los 1,5 grados, y este año estábamos hablando de no pasarnos de 1,8. Estamos moderando nuestro horizonte porque sabemos que hay un punto de irreversibilidad. No estamos hablando a revertirlo ya, sino de adaptarnos a vivir en un mundo con 1,5 grados hacia arriba, y esos escenarios son bastante inciertos todavía. Que se incremente el nivel del mar es muy malo para la economía chilena. 

El cambio climático tiene una dimensión bastante sombría pero, una de las cosas que nosotros apostamos como Instituto, es tratar de aportar con información científica de calidad, que permita seguir tomando decisiones de mitigación y disminución. Antártica es un ejemplo para eso. 

Nuevo Centro Antártico Internacional en Punta Arenas en 2022

Imagen del eclipse solar de la Antártica ocurrido el 4 de diciembre de 2021. FOTO: Felipe Trueba/Imagen de Chile

Si comprendemos mejor la Antártica, quizás tendremos un gatillo predictivo para algunos eventos catastróficos que puedan ocurrir en el país, pero ahora que estamos imaginando el Chile que viene para los próximos 50 años, necesitamos información de calidad. Y los caprichos de Antártica condicionan un poco el modelo de desarrollo que queremos para el futuro: una política del agua, de glaciares, tiene que estar basada en el conocimiento de la evolución de Antártica y su influencia sobre Chile”, dice Leppe. 

¿Y qué rol jugará el Centro Antártico Internacional bajo ese contexto?

M: Nuclear esa información. Va a tener un área museográfica que va a ofrecer al mundo del turismo y educación, tanto a los chilenos como magallánicos. La historia natural de Antártica con un bosque Antártico, que son las especies vegetales que vivieron hace 70 millones de años, cuyos parientes hoy están viviendo en Nueva Zelanda, en el sur de Chile y Argentina, y las pondremos todas juntas de nuevo.

Tendremos acuarios que muestren la dimensión de los invertebrados del Estrecho de Magallanes y de Antártica, para que la gente conozca una vida que se parece mucho a una novela de ciencia ficción. Formas de vida totalmente distintas a las que estamos habituados, y que van a estar presentados en un espacio icónico que no existe a nivel nacional. 

Tendremos laboratorios en cuatro áreas concentradas: biodiversidad marina y terrestre, criosfera y cambio climático, biotecnología y biorecursos, y finalmente geología y paleontología. Tendrá el mayor avance de equipamiento a nivel nacional, por lo que será un gran atractivo para que científicos chilenos.

En tercer lugar, una plataforma de servicio para convenciones para convertirlo en el centro de actividad turística internacional. Son 330.000 mil personas las que visitan las Torres del Paine anualmente. Si a la mitad de ellos se les ocurre pasar por Punta Arenas y visitar el Centro Antártico, va a dejar mucho más a la economía regional de lo que se piensa. 

¿Cuándo inicia la construcción?

M: La licitación de la construcción se espera levantar en marzo de 2022. Hace dos meses atrás terminó la licitación del diseño y ya están firmados los convenios entre gobierno regional y el Ministerio de Obras Públicas (MOP). Está pasando por todas las etapas, así que tener un centro así es muy importante.

Esto ayudaría a la descentralización del país

M: El primer mensaje descentralizador fue mover al Instituto Antártico Chileno desde Santiago a Punta Arenas, en 2003. Desde ese entonces ha ido creciendo en vinculación de actividades como este. Parte del objetivo del Inach es convertir a Punta Arenas en la principal puerta de entrada a la Antártica. Desde el traslado de sede, se ha duplicado la cantidad de países que llegan desde Punta Arenas. 

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