Fingió tener cáncer para ganarse la simpatía del público y no existe mecanismo para que renuncie
Rodrigo Rojas Vade, el constituyente chileno que fingió ser un paciente de cáncer y que obtuvo un asiento en la Convención Constitucional debido a su activismo por una mejor política de salud pública y a la empatía que generó su supuesta condición, anunció que volverá a ocupar su escaño este martes tras haber asegurado que no volvería a ocuparlo.
“Me comprometí a renunciar formalmente cuando existiera un proyecto de ley que me lo permitiera. Sin embargo, hace meses que el proyecto de ley que resuelve esta situación duerme en el Congreso”, dijo el constituyente en un video publicado en sus redes sociales.
“Si no se me permite renunciar, estoy obligado a retomar mis funciones como convencional”, agregó Rojas Vade, conocido popularmente como “Pelao Vade”, y quien saltó a la fama en las manifestaciones de 2019 por protestar con llamativos carteles contra los altos costos de los tratamientos de quimioterapia.
Tras un investigación periodística del diario local La Tercera en septiembre pasado, el “Pelao” admitió públicamente que no tenía cáncer pero que padecía una enfermedad que no había querido reconocer públicamente “por el estigma de la sociedad”.
Posteriormente se supo que las enfermedades de que padece el “Pelao” son sífilis, púrpura trombocitopenia inmunitaria y enfermedad de Behcet.
La imagen de Rojas Vade protestando sin camisa y con catéteres colgándole del pecho se hizo popular durante las manifestaciones del estallido social de 2019, donde afirmaba tener cáncer, reivindicaba una mejor sanidad pública y decía haber acumulado una cuenta de más de US$ 475.000 por tratamientos para su enfermedad.
La admisión provocó un enorme revuelo y repudio público y llevó a la directiva de la Convención a denunciarlo a la Fiscalía para que lo investigara por razones “de ética, de legalidad, de probidad, de transparencia”, porquer en una declaración jurada de intereses y patrimonio el “Pelao” aseguró que aún mantenía una deuda de más US$ 30.000 por “tratamiento quimioterapéutico contra el cáncer”.
Tras estallar el escándalo, el “Pelao” se disculpó por el engaño, aseguró que renunciaría a su puesto tan pronto existiera un mecanismo para hacerlo —por ser la Convención un organismo nuevo nunca se previó tal situación— y afirmó: “no volveré a asistir, conectar de forma remota o participar de ninguna otra votación, independiente de mi estado de salud”.
El anuncio del lunes cayó como una bomba en el ámbito político y en los medios.
En una carta publicada por el grupo Movimientos Sociales Constituyentes, que firmaron convencionales independientes, entre ellas la presidencia de la Convención, María Elisa Quinteros, se le pidió a Rojas Vade “poner por delante el resguardo del proceso constituyente y no retornar a sus funciones”.
Al Senado, por otro lado, se le pidió votar rápidamente el proyecto de ley que habilita el mecanismo para que el “Pelao” renuncie, que fue presentado en septiembre pasado y aún no se aprueba.
Quinteros admitió que de no aprobarse el proyecto de ley, la Convención no puede impedirle a Roja Vades reintegrarse a su puesto.
Para Quinteros, que no aclaró si Rojas Vade se incorporará de manera presencial o virtual, su regreso “nos daña nuevamente y nos hiere profundamente”.
Por otro lado, el vicepresidente de la Convención, Gaspar Domínguez, pidió hoy al Senado acelerar la aprobación del proyecto de ley que habilita la renuncia. “Pedimos al Senado, por favor tramiten el proyecto de ley que habilita la posibilidad de renuncia del convencional, porque esto nos perjudica como Convención”, dijo.
A la fecha, el pleno de la Convención discute las normas que serán incorporadas a la propuesta de texto final, el que deberá ser aprobado en un plebiscito de salida hacia el próximo mes de septiembre.
La Convención, formada en gran parte por ciudadanos independientes y de tendencia progresista, comenzó en julio a redactar la nueva Constitución chilena, que sustituirá a la actual, vigente desde la dictadura militar y considerada como el origen de las graves desigualdades del país.
El proceso constituyente fue la solución política para amainar la crisis social en la que estaba sumida Chile a finales de 2019, la más grave en sus 31 años de democracia.
FORBES STAFF / EFE