¿Pudo un grupo de WhatsApp haber influido en la decisión del Gobierno de EE.UU. de salvar sus depósitos?
Por Alex Konrad
Mientras el Silicon Valley Bank (SVB) se precipitaba hacia la catástrofe la semana pasada, unos 50 fundadores, inversores de capital riesgo, economistas y expertos en comunicación se unieron en un grupo de WhatsApp para redactar un memorando en el que pidieron salvar sus depósitos por el bien de la economía en general y luego lo enviaron a Washington.
Poco después de las 17:30 horas del sábado (hora local en California) el memorando empezó a circular entre responsables políticos en distintos niveles.
El documento, titulado United States Cascade Bank Failure Scenario (Escenario de quiebra bancaria en cascada en Estados Unidos), exponía las razones por las que el Gobierno estadounidense debía tomar “medidas decisivas” para evitar una corrida bancaria masiva tras el abrupto cierre del SVB.
“Hoy la mayoría de los estadounidenses suponen que la quiebra del SVB se limita a la economía tecnológica, pero esto no es cierto”, dice el documento, antes de explicar cómo colapsó el SVB y las terribles consecuencias de no intervenir al mismo: insolvencia de los bancos regionales, recortes masivos de empleo y la pérdida de servicios bancarios para amplias franjas del país, lejos de Silicon Valley. “Los riesgos para la economía estadounidense podrían ser repentinos, graves y extensos”, advertía.
El memorando no llevaba firma pero los autores son un grupo de casi 50 líderes dentro y fuera del ecosistema tecnológico.
Desde el jueves y durante el fin de semana, los involucrados recopilaron información y coordinaron contactos ad hoc con el personal de la oficina del gobernador de California, la Casa Blanca y legisladores federales estadounidenses. Otras voces destacadas del mundo de la tecnología expusieron sus preocupaciones en Twitter.
El grupo de WhatsApp denominado Stop Bank Failure Cascade incluía a luminarias de la tecnología como Roy Bahat, director de Bloomberg Beta; Eric Ries, autor de The Lean Startup; Kim-Mai Cutler, socia de Initialized, y Garry Tan, director ejecutivo de Y Combinator.
Aunque los miembros variaban mucho en cuanto a su cargo, política personal e influencia, compartían un único objetivo: argumentar que el Gobierno debía tomar medidas inmediatas con el SVB y explicar las posiciones políticas para ello.
Los miembros del grupo admitieron que también estaba en juego su propio interés financiero. Pero insistieron en que la preocupación por las consecuencias más amplias para la economía estadounidense y sus ciudadanos era su principal motivación.
“En mi mundo había un contingente de personas que decían ‘quiero que me devuelvan mi dinero’. Este grupo no era esa gente”, dijo a FORBES Zack Rosen, cofundador de la empresa de software Pantheon y uno de los impulsores del grupo. Michael Lai, CEO de Tinycare, se mostró de acuerdo: “Todo el mundo cree profundamente en esa cita de Teddy Roosevelt. El Gobierno somos nosotros; nosotros somos el Gobierno, usted y yo”.

Es difícil saber cuánta influencia directa tuvo el grupo en el anuncio hecho el domingo pasado por el Gobierno estadounidense garantizando todos los depósitos del SVB, pero el Stop Bank Failure Cascade distribuyó su memorando apenas unas horas antes de que las autoridades llegaran a un acuerdo provisional sobre el plan.
Según una fuente familiarizada con las discusiones gubernamentales de alto nivel y con acceso al memorando, el documento ciertamente fue útil. Las advertencias públicas sobre la posibilidad de que el colapso de SVB provocara un daño importante en la economía de la innovación no resonaron fuera de Silicon Valley. “La gente lo veía como un recorte del 10% de los depósitos, no como una corrida en contra de las empresas tecnológicas. Parecía una exageración”, afirmó la fuente.
Pero el memorando pudo haber encontrado un lector en Washington DC que ayudó a cambiar esa percepción. Los documentos consultados por FORBES sugieren que el grupo confiaba en haber llegado el sábado a los despachos de una veintena personas clave en la decisión final del gobierno federal.
Los organizadores del grupo dijeron a FORBES que calculaban que más de 200 personas habían accedido al documento compartido a través de Google Docs, Bitly y en PDF, en su mayoría funcionarios de política pública de los líderes políticos —quienes probablemente no vieron el memorando directamente— y asesores externos como economistas y antiguos empleados.
El documento del grupo de WhatsApp se centraba más en el riesgo para la economía en general, añadió la fuente. “La idea de que destruiría otros bancos era más poderosa”, dijeron. “Y esos argumentos se impusieron. En cualquier situación de política intensa, eso es lo mejor que puede pasar”.
Un portavoz de la oficina del diputado federal Ro Khanna, cuyo distrito abarca parte de Silicon Valley, dijo que el congresista no había visto ni revisado dicho memorando, ni tampoco su personal. Un portavoz de la Casa Blanca no pudo confirmar la recepción por parte de ningún miembro de su personal. La oficina del gobernador de California, Gavin Newsom, no respondió a la solicitud de comentarios. Tan, mediante un portavoz de Y Combinator, declinó hacer comentarios.
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Para los principales colaboradores de Stop Bank Failure Cascade, un grupo de trabajo de fin de semana de WhatsApp no era nada nuevo. Rosen co-creó una organización llamada Covid Act Now, que modeló la posible propagación del coronavirus en marzo de 2020, enviándola a los legisladores estatales de todo el país. Tras una llamada de una agencia gubernamental, el grupo ayudó a proporcionar análisis durante el primer mes de la respuesta federal.
“Como ahora, se trataba de nerds en laptops, asustados, que entendían un poco sobre cómo funciona el Gobierno”, dijo Rosen. Bahat, quien en su día trabajó en la alcaldía de Nueva York, formaba parte de un grupo de liderazgo de Covid-19. Otros se conocían a través de un grupo comunitario. Otros se habían conocido a través de una comunidad organizada por Misha Chellam, líder de Effective Government California, y un grupo de Stanford llamado First Principles Forum.
“Siempre que ocurre algo así es importante tener una perspectiva y una respuesta cívicas. Si no se hace así, las peores personas acaban siendo los portavoces y la cara del asunto”, afirma el autor Ries, quien también participó en grupos de proyectos para conseguir equipos de protección durante la primera respuesta al Covid. “En cuanto vi que se producía la corrida bancaria, dije: ‘Hagamos algo más constructivo que destruir a nuestro socio bancario en Twitter’”.
El chat de WhatsApp se creó el viernes, cuando fundadores y empresas de capital riesgo empezaron a retirar fondos del SVB en masa, o lo intentaron sin éxito. Pasó a la acción después de que el SVB cerrara al día siguiente y de que destacadas figuras del mundo empresarial, como los inversores Bill Ackman y David Sacks, advirtieran en Twitter de la inminencia de un contagio bancario si no se intervenía de inmediato.
Tan aportó a los funcionarios gubernamentales datos de Y Combinator sobre el número de puestos de trabajo en juego, especialmente fuera de California, y compartió una petición pública de fundadores y líderes tecnológicos pidiendo ayuda. También se unió a la charla Noah Smith, autor del popular boletín económico Noahpinion.
El grupo llegó al consenso de que muchos en Washington DC, así como el público en general, no simpatizarían con las preocupaciones de la industria tecnológica, dijo Bahat.
El domingo, el grupo de WhatsApp estaba centrado en una versión pública del memo que ya habían compartido en Washington y que reforzaba la necesidad de una actuación reguladora. Ese esfuerzo atrajo a los economistas Brad DeLong, profesor de la Universidad de California Berkeley, y Eric Hanushek, profesor de Stanford, quienes firmaron la carta abierta junto con Ries. Noventa minutos después de la publicación de la carta, el domingo, la FDIC anunció la medida esperada.
Dado ese giro, es poco probable que el segundo documento tuviera mucho efecto, y no está claro si alguno de los otros esfuerzos, desde la petición de Tan hasta la presión en persona del capitalista de riesgo Ron Conway, influyeron en la decisión del Gobierno. “No creo que la presión de los grupos de presión tecnológicos haya tenido mucha importancia”, dijo un líder tecnológico ajeno al grupo de WhatsApp que estaba familiarizado con otros esfuerzos realizados durante el fin de semana. “Me encantan esos tipos, pero no tienen ninguna influencia. La influencia en DC es cara”.
“Creo que esa es una forma equivocada de verlo. Si no tienes esa influencia, la idea es que debes sentarte, callarte y no decir nada”, respondió Ries. “Pero eso no está bien. Se trata de personas que se preocupan y demuestran que se preocupan. Sin flexionar esos músculos cívicos, se pierde la oportunidad de incorporar a los ciudadanos al sistema”.
Dado que el First Republic Bank y los bancos regionales siguen enfrentándose a problemas, el grupo de WhatsApp sigue activo. Según Lai, es necesaria una “reforma más amplia”, como una regulación que pueda disuadir de futuras quiebras. Rosen cree que el Gobierno federal debería asegurar todos los depósitos, en todos los bancos, no sólo en el SVB. El sector tecnológico, y en particular el capital riesgo, también tienen que hacer frente a la percepción pública de su impacto social y de los administradores que eligen para representarlos, añadió Ries.
En la próxima crisis, algunos de ellos, y caras nuevas, volverán a hacerlo. “Ahora hay memoria muscular para un grupo de gente de la tecnología que quiere intentar hacer lo correcto”, dijo Bahat.