Cuidado, flexibilidad y gestión de las prioridades son algunas de las habilidades que estas ejecutivas aseguran haber fortalecido y que hoy emplean con sus equipos.
Ser madre y profesional puede ser retador, pero también una dinámica muy enriquecedora. En el marco del Día de la Madre, seis CEO de empresas peruanas nos cuentan cómo sus hijos les han enseñado a potenciar su liderazgo y a ser mejores personas.
No es posible controlarlo todo
Comunicadora de profesión, Vanessa Vertiz, fue madre a los 28 años, siete años después de haber comenzado a trabajar. En ese entonces, la actual gerente general de la filial peruana de la firma farmacéutica Merck ocupaba una posición de liderazgo en una compañía transnacional. “Tenía todo en aparente control”, dice y cuenta que una de las primeras lecciones de gestión que obtuvo tras ser mamá de Nicolás (23) y Alessandra (21) (quien nació 18 meses después del varón) fue que no era posible dirigirlo todo. Equilibrio emocional y manejo de la frustración fueron sus primeros aprendizajes ejecutivos como madre.

Vertiz agrega que aprendió a tomar decisiones que influyen de por vida a quienes involucran, como el tipo de educación y el colegio al que asistieron sus hijos. Aprendió sobre manejo de presupuestos y comunicación asertiva. “A responder preguntas difíciles con respuestas simples, pero claras, y también a dar malas noticias”, ilustra. Aprendió la importancia del trabajo en equipo con su esposo Javier, en base a las fortalezas de cada uno y a enseñar con el ejemplo, asegura.
En este momento de su vida, a poco de que sus hijos terminen la universidad, la moraleja es múltiple: delegar, potenciar habilidades y apoyar con confianza. “Sin duda, la maternidad me dio lecciones de gestión. Los hijos son la mayor empresa que podemos tener y la que mayores retos me puso, pero también la que me ha dado las mayores satisfacciones”, sostiene Vertiz.
Priorizar el cuidado
Andrea de la Piedra, CEO de Aequales, empresa social promotora del cierre de brechas de género en el ámbito laboral, destaca que la maternidad le ha ayudado a internalizar prácticas de cuidado de equipo, flexibilidad y firmeza de propósito.
Sobre lo primero, De la Piedra asegura haber aprendido que cuidar supone priorizar el entendimiento de las preocupaciones y angustias del otro, como sus compañeros de trabajo. De hecho, en Aequales han creado espacios para fomentar la escucha activa y la calma, a partir de sesiones grupales y de mindfullness (meditación). “En estos tiempos de pandemia es muy importante”, repara.

Respecto a la flexibilidad, dice que fueron los malestares que tuvo durante el primer trimestre del embarazo de Lorenza, su recién nacida, los que le abrieron los ojos sobre la importancia de que las empresas internalicen la idea de maternidad desde antes del parto. “Tuve un embarazo muy difícil. Tenía náuseas todos los días en el primer trimestre. Luego, fue mucho mejor, pero el primer trimestre fue duro y muchas veces no se habla de eso (en las organizaciones)”, sostiene.
Finalmente, De la Piedra subraya que el haber tenido una niña ha fortalecido su compromiso con el fin social de Aequales. “Me ha hecho pensar mucho más en la causa de Aequales y el futuro que quiero para ella (su hija) y lo importante que es trabajar el tema que trabajamos”, remata.
Un liderazgo sensible y sin miedo al fracaso
Sensibilidad y paciencia. La maternidad le ha regalado estas dos virtudes a su carrera profesional, confiesa Marisol Súarez, presidenta y CEO de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). La primera la ha ayudado a reconocer las necesidades y emociones de su equipo y la segunda a liderar. Además, ha aprendido a dirigir con más pasión y compromiso. “De esta manera tu equipo se involucra con la visión”, enfatiza.

Ser mamá también la ha empujado a no temerle al fracaso. “A veces hay que dejar que los hijos se equivoquen, sobre todo cuando uno ya ha vivido esas experiencias. En el trabajo, cuando alguien está obstinado con un camino que no es el adecuado, a veces tienes que dejar que recorra su propio camino para que tenga un aprendizaje significativo y edificativo”, compara.
Y eso no es todo. La exdirectora general de Yanbal México ha sabido aprovechar la habilidad para captar las motivaciones y estilos de sus hijos en sus colegas. “Una mamá ejecutiva tiene que ser flexible y saber mirar con los ojos del otro”, asegura.
Gestionar la incertidumbre, negociar y dar el ejemplo
Marianella Cabanillas, gerente general de la fabricante de baterías Corporación Enerjet, madre de Ítalo y Alexandra, identifica seis grandes lecciones.

Para empezar, sentirse cómoda cuando no tiene todas las respuestas, lo que la ha llevado a buscar agregar valor ante el conocimiento limitado, indagando y descubriendo información valiosa. La segunda lección llegó con el nacimiento de su segunda hija, quien le enseñó a priorizar las tareas más importantes, a superar las distracciones y organizar el día para cumplir con las metas del hogar y laborales.
“Aprendí que el tiempo no es sólo esencial, sino que es la esencia. Es todo lo que tenemos. Cada compromiso, cada fecha límite y cada decisión de delegar deben ser compatibles con las necesidades de mi familia”, afirma.
En tercer lugar, aprendió a convivir con los inesperado, renunciar a la ilusión de que se puede tener pleno control de todos los resultados y saber cuándo intervenir. “No se trata de soltar todo el control, sino de encontrar el equilibrio adecuado”, completa.
La cuarta lección fue el darse cuenta que ser empática y mostrar el lado “blando” en el vínculo con sus pares no era una debilidad, sino una fortaleza. En efecto, con esa actitud es posible para ella reconocer los valores, fortalezas y oportunidades de mejora tanto de sus hijos como sus colegas. La quinta lección fue descubrir que “todo es una negociación”. Sus hijos, de niños, fueron sus maestros en este arte, en el que si te apasiona algo no te detienes hasta conseguirlo, destaca. Por último, aprendió el valor de la palabra y a liderar con el ejemplo.
Desarrollar al otro
“Ser mamá me ha aportado grandes lecciones para poder gestionar mejor las empresas que me ha tocado liderar”, sostiene Valeria Flen, gerente general de Gloria desde hace dos años.
Uno de sus primeros insights ejecutivos que destaca de la maternidad es compartir responsabilidades. “La sociedad repite que la madre debe sacrificarse. Y eso no es así, hay que aprovechar esta etapa para delimitar responsabilidades, sobre todo con la pareja”, dice.

Ser madre le mostró también la importancia de asumir la responsabilidad de ayudar a sus hijos a que alcancen sus metas y sean personas felices. Como líder, cuenta que esa misión se traduce en comprometerse a desarrollar el talento de su equipo y apoyarlos a lograr resultados, satisfacción y bienestar. “Ser madre de cuatro hijos ayuda a entender que este proceso es único para cada persona, que tiene un componente emocional y que requiere de mucho compromiso y dedicación”, afirma.
Por último, Flen observa que ser madre implica dar el buen ejemplo y ser un modelo de valores. “Mucho de ello ha permeado en la forma en la que lidero hoy a equipos. Sin duda, ser madre, me ha hecho una mejor profesional”, opina.
Deadlines, preparación y trabajo conjunto
“Cuando miro hacia atrás y recuerdo mis años de recién graduada tenía una meta muy clara: desarrollarme profesionalmente. Desde ese día hasta hoy nunca dejé de trabajar. En el camino me pasó lo más bonito que tengo en la vida: mis tres hijos”, cuenta Janine Belmont, la CEO de Yanbal, sobre Alexia, Daniela y Gonzalo. Ser madre –añade– le ha regalado tres enseñanzas para su vida profesional.

En primer lugar, la gestión del tiempo y la asignación de deadlines. Asegura que fue un acuerdo necesario para poder disfrutar de la familia y el trabajo sin culpas. “Nos dimos cuenta –junto a mi esposo– que debíamos establecer algunas reglas y horarios. Por ejemplo, los chicos sabían que tenían que terminar sus tareas para cuando llegara a casa y pudiéramos cenar todos juntos”, ilustra.
En segundo lugar, aprendió que una madre no puede controlarlo todo y que, por ese motivo, es necesario prepararse y estar lista. Para ella, a nivel laboral, esa lección se tradujo en la necesidad de brindar a las fuerzas de venta de la empresa – un pilar de la empresa, asegura la CEO– la capacitación y las herramientas para adaptarse a nuevas necesidades y saber reaccionar.
Finalmente, Belmont destaca que ser madre le enseñó a delegar y trabajar en equipo. “(Mis hijos) tenían claro que cada uno tenía una responsabilidad y que sin uno de nosotros ese equipo no iba a funcionar. Por eso la convicción de la disciplina, el orden, el respeto y la delegación de tareas son fundamentales”, subraya.